Arthur Nobre (34 años) nació en Aragua, se crió en Margarita y hoy vive en Cúcuta. Es ingeniero de sistemas y en Venezuela tenía su empresa: reparaba teléfonos, instalaba cámaras de seguridad y cercos eléctricos.
En Venezuela, Arthur tenía una vida cómoda, pero poco a poco su bienestar se fue deteriorando. Decidió emigrar y buscar un país cercano para tener la posibilidad de regresar “cuando las cosas mejoren”. Y se vino a Colombia.
Llegó a Cúcuta hace dos años, con su hijo y esposa y decidió emprender una nueva vida aquí: un país desconocido y una ciudad que pisaba por primera vez.
«De Venezuela extraño esa paz del horizonte playero»
“Llegamos a Cúcuta y abrimos un negocio pequeño de comida rápida, de allí empezó a surgir la idea de ofrecer varios tipos de hamburguesas con sabores de pan diferente. Conocí a un amigo que me enseñó a hacer el pan brioche, mollete, el pan de papa y otras variedades”.
Así Arthur empezó su camino de hacer panes saborizados de forma natural: pan con tomate, de perejil, de avena, integral. «Poco a poco hemos ido creciendo y aprendiendo».
«Ahora, después de tanto esfuerzo y empeño tenemos el negocio de comida rápida y la elaboración del pan para las empresas que así lo requieran», nos dice.
«Emprender en Cúcuta es posible, con ganas, empeño y sobre todo con la ayuda de expertos como la Cámara de Comercio, ACDI/VOCA, Acnur, entre otras organizaciones».
Un cambio fuerte
“Ser migrante es una condición fuerte, después de tener comodidad en Venezuela y de estar en mi zona de confort, llegar a otro país a dormir en una colchoneta en el suelo: no ha sido fácil”, precisó.
“De Venezuela extraño las playas, comer pescado frito, patacones y ensalada en la orilla del mar. Extraño esa paz del horizonte playero”, indicó con voz entrecortada por la nostalgia de haber salido de su país.
Por: Cenay Sánchez corresponsal de El Venezolano Colombia en Cúcuta.