Según cifras de Migración Colombia en Santander hay 90.092 migrantes venezolanos
La carpa que ha salvado a miles de migrantes en su travesía hacia Bucaramanga

• Lavado y masaje de pies, cambio de calzado, un plato de comida, una voz de aliento, es lo que ofrece ‘Carpa Esperanza’, el proyecto que ha ayudado a más de 40 mil caminantes venezolanos

“El amor práctico con caminantes venezolanos”, este es el lema este proyecto liderado por Jorge Parejo y Katherine Canal. Una pareja de misioneros en la organización Juventud con una Misión, Jucum, que junto a voluntarios de Colombia, Suecia, Estados Unidos, México, Puerto Rico, y Venezuela, buscan brindar una esperanza para un pueblo que esta crisis.

Ofrecen alimentación, zapatos, ropa abrigada para el frío del camino. Kit básico de aseo, atención médica, agua potable, servicio de Internet para que se reporten con su familia, pues muchos de ellos llevan más de tres días de camino sin parar, medias y zapatos.

De hecho, según cifras de Migración Colombia en Santander hay 90.092 migrantes venezolanos. Así mismo anunció que en las últimas 72 horas más de 200 mil venezolanos han cruzado los puentes internacionales siendo Norte de Santander el departamento que más registra movilidad.

Esto es la entre sala para muchos días de caminata, algunos ya tiene claro su rumbo pero otros simplemente están buscando nuevas oportunidades. Aquí entra el trabajo de ´Carpa Esperanza’, ellos esperan recibir en el mes de enero aproximadamente 400 personas por día.

El resto de días del año, este lugar de ayuda humanitaria, atiende un promedio de 200 a 300 caminantes en tres puntos. El primero está en la orilla de la carretera, ubicados entre Cúcuta y Pamplona frente a Villa Marina en el kilómetro 93+300, a una hora y media de la Cúcuta.

La segunda carpa está en el kilómetro 9 vía Pamplona, más cerca de Bucaramanga. Y el tercer punto está en la ciudad de Valledupar, esta carpa atiende a los migrantes que viven en las calles de la ciudad.

Ofrecen diferentes ayudas que provienen de donaciones de entes externos y de sus mismos recursos. Aparte de las ayudas ofrecidas, este personal, lava los pies de los caminantes, sin importar su estado y cambia su calzado.

De frente con la muerte

Ya era de noche, la carpa estaba próxima a cerrar, de lejos se vieron a unas personas caminar hacia Cúcuta, “no es normal ver caminantes a esa hora” dice Parejo. Era una pareja, de unos 35 años, con lo que él describe como un “bulto”.

Se notaban desesperados por llegar al destino, caminaban muy rápido. No querían ayuda, solo recibieron una taza de chocolate. Sus cuerpos contaban que algo estaba mal. El frío a esa hora suele ser muy duro, por eso este trayecto no se acostumbra a tomar de noche.

La angustia los movía, pero el duelo los delataba. Se sientan, hablan, y el padre lo cuenta, su hijo había muerto de hipotermia. El camino fue largo, y no lo vieron venir. Mientras caminaban por el páramo el bebé había fallecido.

“El silencio reinó en la carpa”, fue devastador presenciar esa escena, cuenta Parejo con la voz quebrada. Este hecho aunque difícil ha sido uno de muchos que ha impulsado a este proyecto a seguir adelante.

El nacimiento de la carpa

La idea inició el 24 de octubre de 2018. Esta pareja de misioneros junto con otras personas decidieron emprender esta ayuda humanitaria, pues localizaron las condiciones inhumanas a las que se veían enfrentados los migrantes que huyen a diario de la realidad de su nación.

Cuando la lluvia cae a cántaros, o sienten que van a desmayar por el sol. Cuando el frío es inclemente, o las emociones no dejan continuar. En respuesta a estas necesidades nació ‘Carpa Esperanza’.

“Para aliviar un poco el camino de ellos, facilitando alimentación, hidratación, ropa para el frío, zapatos, ayuda espiritual y emocional”, dice Parejo y asegura que es gratificante saber que son un respiro en medio de un panorama que no pinta nada bien.

Según Parejo todo este servicio lo hacen con un solo fin y es cumplir el propósito del proyecto el cual es “que ellos al pasar por la carpa puedan sentir el amor de Jesús por medio del servicio”.

A las 6:00 a.m. los caminantes comienzan a llegar. La avena y mermelada de frutos rojos se está preparando. Se sientan les entregan la comida lista con pan, les quitan los zapatos, se los comienzan a lavar.

En ese momento algunos lloran, se ríen, o tan solo están ahí estupefactos ante la situación. Parejo dice que “vienen con heridas, o caminan descalzos porque su calzado se dañó” y explica que ese es el momento ideal para honrarlos, hacerlos sentir que son importantes y “que Dios no se ha olvidado de ellos”.

Les dan un masaje para que puedan continuar con su trayecto. Comparten un mensaje de esperanza, ya que son un ministerio cristiano. Los preparan con ropa adecuada para el frío y cambian su calzado por uno apto para caminar. Luego los migrantes siguen su rumbo.

A las 10:00 a.m. se comienza a preparar el almuerzo. Tratan de hacerlo lo más balanceado posible. El arroz, la carne y las verduras están en los platos a las 11:00 a.m. listo para quienes van llegando. A las 4:00 p.m. preparan café o chocolate y como a las 7:00 p.m. están llegando los últimos caminantes.

“Como nuestra carpa no es para hospedar, si no para atención, entonces lo que hacemos es que reunimos un grupo y los embarcamos en buses o nosotros lo llevamos a Pamplona que está más o menos a unos 30 minutos en vehículo, pero para ellos representa muchas horas de camino y finalizamos a las 9:00 p.m. retomando de nuevo a las 6:00 a.m.”, dice Parejo, demostrando gran amor por lo que hace.

Las manos voluntarias

“Mi experiencia en ‘Carpa Esperanza’ ha sido confrontadora”, asegura Katherine Canal, esposa de Parejo. El apoyo que se brinda esta pareja ha sido pieza clave durante el desafío de este proyecto, que ha tenido aproximadamente 100 voluntarios de diferentes partes del mundo como Suecia, Estados Unidos, México, Puerto Rico, Venezuela y también colombianos.

Canal cuenta que cuando inició la crisis era común ver a hombres solos caminando, en busca de un futuro para su familia. Pero con el paso del tiempo, al ya establecerse, vuelven por sus familias y actualmente este cuadro es el más común.

“Lo más triste es ver los niños en esta situación, acompañar a sus papás a emprender un camino sin entender bien para dónde van, sólo caminan. Y verlos llegar cansados, llorando, algunos sin bañarse, realmente es devastador”, narra Canal denotando quebranto en sus palabras.

Para ella es la oportunidad de “hacerlos sentir aceptados”, pues considera que muchos de ellos son rechazados y esto deja una huella en su vida. “Dios nos dio la oportunidad de compartirles, brindando un espacio de acogida, de amabilidad y bienvenida”, expresa Canal.

“Un día venía una anciana, ella tenía sobrepeso y mostraba gran cansancio. Se sentó, y comenzó a preguntar, con mucho afán si ya había llegado, a lo que respondimos que no, que aún le faltaba un largo camino. En ese instante ella comenzó a llorar quebrantada y decía que quería llegar ya, que no podía más”, ese momento, dice Canal, fue abrumador.

Entre lágrimas, el grupo reunió entre sus recursos personales, para pagarle el pasaje a la señora. Ella dice que historias como estas se viven a diario y representan la realidad, el otro rostro de los migrantes, pues “muchos se quedan en Cúcuta delinquiendo, pero otros siguen buscando un mejor futuro”.

“No se es malo, o se hace lo malo por ser venezolano, cualquier persona en cualquier nación toma la decisión de hacer lo malo”, dice Omar Villadie cofundador de ‘Carpa Esperanza’. Un lugar que nació en respuesta a la falta de amor en una ruta, que arrebata, hasta la vida.

Recursos para la esperanza

Para finales de este mes se espera un incremento en el flujo de migrantes ingresando al país. Según Parejo, “el año pasado en estas fechas se recibieron unas 400 o 500 personas al día”, por esto el equipo de ‘Carpa Esperanza’ se está preparando para recibirlos con los brazos abiertos.

Recolectan sus recursos a través de personas naturales que deciden apoyarlos. De su propio dinero, iglesias, algunas empresas, sin importar cuál sea la ayuda, desde cosas materiales, usadas en buen estado, todo para ellos es ayuda.

“La experiencia de trabajar con migrantes en este lugar a ha sido de mucho entendimiento a las problemáticas sociales que se dan en un país cuando su gobierno toma decisiones sin cuidar a la familia. Es la oportunidad “de conocer el dolor de una nación que camina en busca de una esperanza literalmente”, puntualizó Omar Villadie cofundador de ‘Carpa Esperanza’.

Si usted desea apoyar la causa de este proyecto, puede contactarlos en sus redes sociales. Aparecen en Instagram y en Facebook como @carpaesperanza o comunicándose al número 301 265 9507.

Con información de Vanguardia.com

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