La hipertensión arterial sistémica es una enfermedad que afecta casi a la mitad de la población. Su compleja fisiopatología, que afecta principalmente a los sistemas renal, hormonal, cardiovascular y neurológico, ha permitido tener diferentes estrategias farmacológicas para tratar cada uno de esos sistemas y así regular la tensión arterial.
Generalmente se define:
⇢ Presión arterial normal: si se encuentra por debajo de 120/80 mm Hg.
⇢ Presión arterial elevada: una presión sistólica de 120 a 129 mm Hg y una presión diastólica por debajo (no por encima) de 80 mm Hg. La presión arterial elevada tiende a empeorar con el tiempo, a menos que se tomen medidas para controlarla. Algunos la llaman prehipertensión.
⇢ Hipertensión de etapa 1. La hipertensión de etapa 1 es una presión sistólica que oscila entre 130 y 139 mm Hg o una presión diastólica que oscila entre 80 y 89 mm Hg.
⇢ Hipertensión de etapa 2. La hipertensión de etapa 2, que es una hipertensión más grave, es una presión sistólica de 140 mm Hg o superior, o una presión diastólica de 90 mm Hg o superior.
⇢ Crisis hipertensiva. Una presión arterial superior a los 180/120 mm Hg es una situación de emergencia que requiere atención médica de urgencia.
Ambos números en una lectura de presión arterial son importantes. Pero después de los 50 años de edad, la medición sistólica (es el primer numero) es incluso más importante. La hipertensión sistólica aislada es un trastorno en que la presión diastólica (el segundo numero) es normal (menor de 80 mm Hg), pero la presión sistólica es alta (mayor de o igual a 130 mm Hg). Este es un tipo frecuente de presión arterial alta entre personas mayores de 65 años.
Ahora bien , como todo en medicina , vamos avanzando y a veces modificando conceptos.
La American Heart Association en el 2017, la European Society of Cardiology en el 2018 y, por último, la International Society of Hypertension en el 2020, publicaron recomendaciones para el diagnóstico, monitoreo y tratamiento de la hipertensión arterial. Y además hacen una proposición de redefinición del rango normal de la presión o tensión arterial.
La definición de tensión arterial normal o hipertensión varía de acuerdo con cada guía , aunque las recomendaciones en los cambios del estilo de vida son muy similares, al igual que el tratamiento farmacológico. Estas guías son quizá las de mayor controversia hasta ahora publicadas. Y ahora veremos porque razón.
Hacen énfasis en primer lugar de la toma apropiada de la presión arterial y especialmente en la toma de la misma fuera del consultorio medico.
También hacen énfasis en la evaluación del riesgo, tomando en cuanta la importancia de la presión arterial como causa global de morbilidad (complicaciones) y mortalidad.
Hasta aquí estas nuevas guías se enmarcan en algunos temas en cuya discusión la mayoría de los miembros de la comunidad científica están alineados. La controversia mas importante se centra en la redefinición de hipertensión la cual proponen como presión arterial sistólica mayor o igual a 130 mmHg o diastólica mayor igual a 80 mmHg. Es decir la disminuyen de 140/90 a 130/80 mmHg.
Esto ha generado una gran controversia en la comunidad medica especialmente basados en la necesidad de que a este nivel pueda constituirse realmente en un factor predictor de eventos cardiovasculares adversos (infartos cardiacos, accidentes cerebro-vasculares especialmente al ser los mas frecuentes y de mayor mortalidad ). Es decir un factor que permita predecir la probabilidad de que una persona sufra en un numero “equis” de años después de diagnosticada la hipertensión , de una complicación derivada de ella. Esto es lo que llamamos factor predictor.
Todavía no hay datos relevantes que apoyen este nuevo criterio pero lo que si parece ser claro que hablar de una presión arterial alta desde 140 / 90 mmHg será modificado en el futuro cercano aun cuando la comunidad medica internacional aun no ha dado su aprobación a esta nueva definición.
La situación controversial actual estriba en el hecho de que la definición de hipertensión, las tendencias y los objetivos de tratamiento están inexorablemente ligados, por lo que la redefinición de hipertensión tendrá un impacto mundial en muchos aspectos.
La realidad es que para la mayoría mundial las tasas de control de la presión arterial que suponen menor a 140 y 90 mmHg son menos del 15% por lo que redefinir las cifras de hipertensión todavía pareciera no estar claro y es un tema de debate en la comunidad científica. No estamos diciendo que sea incorrecta pero si que no hay consenso aun sobre el tema, especialmente porque esta nueva definición de hipertensión con los objetivos clínicos asociados incluiría entonces el peligro de etiquetar gente como hipertensa sin serlo, causando ansiedad y tratamientos no necesarios.
Aunque aun hay pendiente recopilar mayor información de los ensayos clínicos lo que si no hay discusión es que una vez diagnosticada la hipertensión, asegurar la efectividad del tratamiento con los fármacos disponibles para bajar los números a menos de 140/90 es el objetivo esencial. Así aquellos pacientes con presión arterial sistólica entre 130-139 deben ser etiquetados como un nivel “alto normal” o pre-hipertensión. Ellos deben recibir consejos no farmacológicos ( dieta, ejercicios por ejemplo) o si tienen antecedentes ya establecidos de enfermedad cardiovascular agregar terapia con fármacos.
Aunque esta es una discusión netamente entre médicos y especialistas del área, es importante su difusión en función de esparcir el conocimiento en el publico general y permitir que ellos consulten tempranamente ante la aparición de cifras tensionales elevadas permitiendo así el control precoz y la disminución de riesgos a futuro.
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Dr. Gonzalo Ruiz Salas: @DrGonzaloRuiz