EL VENEZOLANO COLOMBIA
Las organizaciones sociales del departamento colombiano de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, han alertado sobre un preocupante aumento en la violencia y el tráfico de armas en la región. En lo que va del año, se han registrado más de 130 homicidios, lo que subraya la gravedad de la situación.
Tráfico ilegal de armas en la frontera: Robo de armas venezolanas
El director de la ONG Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, señaló que las armas y municiones, especialmente las que están en desuso en los cantones venezolanos, están siendo robadas y llevadas ilegalmente a Cúcuta.
Esta ciudad se ha convertido en una ruta clave para el tráfico de armas, que anteriormente se limitaba a pistolas y revólveres ligeros, pero que ahora incluye armas pesadas.
Fusiles FAL en el mercado negro
Cañizares explicó que bandas locales están adquiriendo fusiles FAL de origen belga, previamente utilizados por las fuerzas armadas venezolanas antes de su transición al AK-47.
Estos fusiles están almacenados en cantones en Venezuela y son robados para su venta en Colombia. Esta situación agrava la violencia, ya que estas armas de guerra ahora están en manos de grupos delictivos en Cúcuta.
Impacto de la reapertura fronteriza
La reapertura de la frontera en septiembre de 2022 ha tenido un impacto significativo en la seguridad de la región. Antes de esta medida, operaban 22 bandas delincuenciales, la mitad de las cuales se concentraban en los pasos fronterizos ilegales.
Con la apertura, estas bandas han diversificado sus actividades delictivas, incluyendo la extorsión, robo de vehículos y hurto.
Crecimiento de las bandas
Actualmente, hay 12 grandes bandas operando en Cúcuta, muchas de las cuales están creciendo rápidamente debido a sus actividades delictivas.
Estas organizaciones son responsables de al menos el 70% de los homicidios en la ciudad y su área metropolitana, lo que subraya la escalada de violencia en la región.
Niños en actividades delictivas
Una de las preocupaciones más alarmantes es la instrumentalización de menores para actividades delictivas. Según Cañizares, niños de entre 10 y 14 años están siendo entrenados para transportar drogas y actuar como vigías en las esquinas de Cúcuta. Esta tendencia no solo pone en riesgo la vida de estos menores, sino que también perpetúa el ciclo de violencia en la región.
La utilización de menores en delitos es una estrategia que no solo tiene implicaciones inmediatas, sino también consecuencias a largo plazo. Estos niños, al ser expuestos a la violencia desde una edad temprana, corren el riesgo de convertirse en delincuentes adultos, perpetuando así la inseguridad en la zona.
Medidas urgentes para la seguridad
La situación en la frontera colombo-venezolana requiere una acción urgente y coordinada. Es crucial que las autoridades de ambos países trabajen juntos para fortalecer los controles fronterizos y desmantelar las redes de tráfico de armas. Además, se deben implementar programas de prevención y rehabilitación para menores involucrados en actividades delictivas, ofreciendo alternativas y protegiendo sus derechos. Solo a través de una estrategia integral se podrá abordar la complejidad de la violencia y el tráfico de armas en la región, asegurando un futuro más seguro para sus habitantes.