El Desesperado Lamento de una Madre por su hijo secuestrado por la guerrilla colombiana: «¿Dónde está mi hijo?»

◉ Jesús Ramón Marrero Acuña fue secuestrado por las disidencias de las FARC el 13 de agosto de 2022. Luego, su historia se complicó con la intervención del Ejército

EL VENEZOLANO COLOMBIA

La vida de Jesús Ramón Marrero Acuña, un joven venezolano en busca de un futuro mejor, se desmoronó en agosto de 2022 en Colombia.

Atrapado en una espiral de violencia, fue secuestrado primero por disidencias de las FARC y luego señalado como guerrillero por el Ejército colombiano.

La angustiosa búsqueda de su madre, Ninoska de los Ángel Acuña Zapata, destaca la tragedia de miles de personas cuyas vidas han sido afectadas por la violencia en Colombia.

El Secuestro y el inicio de una pesadilla

El 13 de agosto de 2022, Jesús Ramón Marrero Acuña, un joven venezolano, se dirigía a su trabajo en una mina en Colombia cuando fue secuestrado por disidencias de las FARC.

Junto a su compañero de trabajo, Alberto José Maíz Ramos, enfrentaron a los secuestradores, pero Jesús Ramón fue llevado, y así comenzó la pesadilla de su familia.

La Incertidumbre sobre su paradero

A medida que los meses pasaron, la madre de Jesús Ramón, Ninoska Acuña, buscó incansablemente respuestas.

Sin embargo, no había información oficial sobre el paradero de su hijo. Hasta que un hallazgo en un diario colombiano proporcionó una pista: una foto en la que identificó a su hijo en manos del Ejército colombiano, que lo señalaba como miembro de las FARC.

Inercia gubernamental y búsqueda de ayuda

Ninoska Acuña recurrió a las instituciones gubernamentales de Venezuela, incluyendo la Asamblea Nacional, la Comisión Permanente de Política Exterior, la representación consular de Colombia en Caracas, la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, no ha obtenido respuestas oficiales.

El dolor de una madre y un grito de desesperación:

Ninoska Acuña es firme en su afirmación de que su hijo no tiene vínculos con las FARC y que solo buscaba una vida mejor en Colombia con su familia. Aporta pruebas que demuestran que su hijo llevaba una vida normal junto a su familia y que no es un miembro de la guerrilla.

Ella, junto con testigos, puede demostrar que Jesús Ramón era un habitante del lugar donde vivía, con evidencia como su contrato de arrendamiento y la educación de sus hijos en la escuela local. La angustia de Ninoska Acuña es desgarradora, mientras ruega a las autoridades tanto de Venezuela como de Colombia respuestas y, sobre todo, el regreso de su hijo.

La historia de Jesús Ramón Marrero Acuña ilustra la triste realidad de aquellos que huyen en busca de una vida mejor y terminan atrapados en medio de conflictos y violencia. La angustia de su madre, Ninoska Acuña, refleja el sufrimiento de muchas familias en situaciones similares. Es esencial que las autoridades de ambos países se unan para brindar respuestas y apoyar a las personas afectadas por esta violencia. La vida de un joven y la esperanza de una madre dependen de una respuesta y una acción rápidas.

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