EL VENEZOLANO COLOMBIA | AVILA MONSARRATE
Atanasio Girardot, Simón Bolívar y José Antonio Páez son los tres héroes de la independencia que han dado nombre a tres puentes que hoy unen la frontera entre Colombia y Venezuela. Dos de ellos comunican el departamento Norte de Santander con el estado Táchira y uno al estado Apure con el departamento de Arauca. De alguna manera, simbolizan el reinicio del intercambio comercial en esas zonas limítrofes y marcan la reapertura de las relaciones diplomáticas y económicas entre ambos países.
Germán Umaña Mendoza, ministro de Comercio, Industria y Turismo de la administración Petro, aparece como el líder de un proceso de intercambio comercial no solo con Venezuela sino también con Cuba, España y otros países. Pero su mirada central está dirigida a reimpulsar la actividad económica entre nuestros dos países. Por algo fue durante años presidente ejecutivo de la Cámara Colombo Venezolana.
La revista Semana informó que “durante el primer día (el 11 de enero), hacia las 3 de la tarde ya habían pasado tres tracto camiones colombianos por el puente internacional Atanasio Girardot, con lo cual, se dio inicio oficial al transporte de carga por esta infraestructura binacional.”
Más adelante añade el semanario: “El puente, que anteriormente era conocido como Tienditas, en la primera semana de este año ha registrado el ingreso al país de 42.917 vehículos, 10.066 motocicletas y 140.947 personas. Es decir, la reactivación se está dando de ambos lados. En cuanto a salidas la cifra es similar. 41.350 vehículos, 9.343 motocicletas y 135.195 personas, de acuerdo con datos suministrados por Migración Colombia.”
Es evidente que el gobierno de Gustavo Petro y el régimen de Nicolás Maduro están superando los obstáculos iniciales de esta reapertura. Hace algunas semanas el presidente colombiano reclamó una mayor celeridad en esta nueva etapa y denunció las acciones de “las mafias de la frontera”. A buen entendedor pocas palabras bastan.
No obstante, este intercambio se limita por ahora al plano de productos terminados sin involucrar otras inversiones binacionales. El comercio no implica el campo industrial ni financiero. A mediados del año pasado, un informe de la Cámara Colombo Venezolana enfatizó la necesidad de garantizar la seguridad jurídica en Venezuela para los empresarios colombianos. Algo que aún no es comprobable. Se sabe que el régimen de Miraflores necesita inversiones extranjeras por motivos económicos pero también políticos, ante las sanciones impuestas por Washington.
Ya en el terreno de lo político, es importante destacar el reconocimiento del presidente Petro al régimen de Maduro, por una parte, y las reuniones en Caracas entre el gobierno colombiano y la delegación del Ejército de Liberación Nacional en busca de ‘la paz total’. La apertura de las fronteras comerciales y las negociaciones con la banda guerrillera constituyen dos razones fundamentales para ese reconocimiento político del jefe de la Casa de Nariño hacia el inquilino del Palacio de Miraflores.
No se sabe quién sustituirá a Félix Plasencia en la Embajada de Venezuela en Colombia. Pero el nuevo embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti, ha sido muy poco diplomático con la política interna de Venezuela. Se afirma, aunque no tenemos pruebas contundentes, que Benedetti y el gobernador de Táchira, Freddy Bernal, con múltiples denuncias de corrupción, son quienes conducen la reapertura de la frontera de Norte de Santander. Sería una lástima que ambos sustituyeran el trabajo de un profesional muy respetado como Germán Umaña Mendoza.