La migración: la mayor muestra del fracaso de los sistemas de gobierno | Por: Ana Karina García

➦ La autora es abogada Ucabista, especialista en gobierno y gestión pública territorial, activista por los Derechos Humanos, Directora de la Fundación Juntos Se Puede, Parte del equipo de Business Development de Reserve

América Latina vive grandes flujos de movilidad humana; migrantes que, a pesar de los peligros, amenazas y obstáculos, toman la decisión de salir de su país de origen en busca de un sueño.

Sí, un sueño que puede ser tan básico como poder recibir un tratamiento médico, que un niño pueda desayunar con una manzana, mejores estudios, oportunidades de empleo, creación de negocios, en general, mejora de su calidad de vida e ingresos económicos.

FRACASO DE LOS GOBIERNOS

La migración es multicausal, pero todas sus causas se relacionan claramente con el fracaso de los gobiernos.

Tomemos varios ejemplos:

COLOMBIA

En la época de los 90, fue un país tomado 100% por la violencia, con territorios donde había una clara ausencia del Estado, que luego se convirtieron en territorios beligerantes en manos de grupos irregulares, que generaban continuamente enfrentamientos violentos con otros grupos o con el Estado por el control del territorio.

En ese contexto, miles de vidas civiles quedaron en la mitad de los combates, sin oportunidades de progreso, sin garantía de alimentos, ni salud, con una ausencia profunda del Estado; así estos grupos armados se convirtieron en ley, poniendo en peligro a los ciudadanos.

Estas realidades llevaron a los colombianos a desplazamientos internos continuos, que derivaron en una migración trasnacional hacia su país vecino: Venezuela. Un hecho que evidenció claramente la imposibilidad del Estado y del gobierno en el control territorial y en la generación de garantías mínimas de seguridad, oportunidades y alimentos. 

VENEZUELA

Un país que para los años 90 se consideraba el más rico en America Latina. Próspera y atractiva para vivir, Venezuela recibió migración de todos los rincones del mundo: de Europa, América y hasta del medio Oriente, los migrantes conseguían en el país un nuevo hogar; sin embargo, de ese sueño nos despertamos como país, cuando las cosas comenzaron invertirse: hoy los venezolanos somos la migración más grande del continente y casi del mundo.

¿Qué pasó? Un gobierno cambió la historia. Ya no habían garantías de derechos, había persecución política, una hiperinflación incontrolada, una canasta básica casi 100 veces más alta que el salario mínimo, grupos armados en el interior del país que comenzaron a tomar espacios, una imposibilidad de progreso total para el 80% de la población.

EL SALVADOR

Un país con una tradición migratoria, donde a los niños cuando nacen, se les inculca la visión del sueño americano, su proyecto de vida es migrar. La niñez y juventud en ese país se basa en prepararse para el momento de la migración.

Luego, la travesía: algunos con «coyotes» (traficantes de humanos) de confianza de la familia, otros probando suerte, todo con el objetivo del envío de la remesa familiar.

Pero, ¿a qué se debe esto? El Salvador es un país sin fuentes de ingreso importantes, lo que ha llevado a un salario mínimo muy bajo, con pocas posibilidades de progreso. Además, fue un país con una gran historia de violencia por las pandillas o como las llaman allí «las maras», con ausencia del Estado, o mejor dicho la cooptación de las pandillas a los gobiernos locales. 

UCRANIA

El ejemplo más evidente para el mundo, un país en guerra, donde la vida no está garantizada, donde los suministros se agotan, donde las familias se separan huyendo de los bombardeos permanentes. 

Si se dan cuenta en los tres modelos que usamos de ejemplo, existen elementos comunes: primero un Estado débil y ausente en los territorios; segundo, la violencia se convierte en una forma de vida y de convivencia, por más incongruente que pueda sonar; tercero, la posibilidad de progreso económico es muy escasa por lo cual, el acceso a derechos básicos no está garantizado. 

Esta realidad compartida en los ejemplos, demuestra que los gobiernos no han sido capaces en su historia de garantizar el monopolio de la violencia, los derechos fundamentales, las normas básicas para generar acuerdos de convivencia, y por último, países con economías sumamente débiles, de origen o por malas decisiones de sus gobernantes. 

Como señalamos al inicio en este espacio de reflexión, la migración es solo la consecuencia de un sistema fracasado a nivel mundial.

Por supuesto, en América Latina es una situación generalizada, mientras en Europa occidental es una excepción. Sin embargo, no es más que la salida de los ciudadanos a países donde las decisiones de gobierno han afectado sus vidas, donde la política les tocó la puerta, creyendo que esto era algo que se centraba en las cuatro paredes de los palacios de gobiernos. 

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