Jineth Bedoya: «Los medios tienen una deuda histórica con las mujeres»

• Para resarcir esta deuda histórica, Bedoya insistió en el compromiso de visibilizar a cada víctima para cambiar "el rostro de un crimen tan horrible como el feminicidio"

La periodista colombiana Jineth Bedoya afirmó este jueves que los medios de comunicación tienen una «deuda histórica con las mujeres», a quienes han silenciado de manera «irresponsable».

«Hemos empezado a hablar muy tarde de la violencia de género, tardamos décadas en poner en las páginas un #MeToo (yo también)» aseguró Bedoya en una entrevista telefónica con Efe, horas después de ser galardonada con el Premio Mundial de Libertad de Prensa Unesco-Guillermo Cano 2020.

Para resarcir esta deuda histórica, Bedoya insistió en el compromiso de visibilizar a cada víctima para cambiar «el rostro de un crimen tan horrible como el feminicidio», a pesar de que considera que «los medios no están listos para informar sobre la violencia de género».

Así como los periodistas se preparan para cubrir el conflicto armado colombiano, para saber «diferenciar un fusil de asalto de una pistola o carabina», ahora es necesario «entrenarse para informar de la violencia de género».

«Si no, podemos ser más nocivos que el mismo agresor», aseveró la periodista, de 46 años, que obtuvo el reconocimiento de la Unesco que rinde tributo a personas u organizaciones que contribuyen de forma destacable a la defensa o la promoción de la libertad de prensa.

PONERLE VOZ A LAS AGRESIONES SEXUALES EN COLOMBIA

Su vida dio un giro de «180 grados» en el 2000 cuando fue secuestrada y violada en una prisión de Bogotá por un grupo de paramilitares mientras investigaba sobre tráfico de armas para el periódico bogotano El Espectador.

Lejos de acallarla, la agresión fue un revulsivo para lanzarse a contar historias con más ímpetu: «el periodismo me salvó la vida. Fue lo único que me motivó a seguir adelante cuando mi única opción era el suicidio».

Bedoya, que actualmente es la subeditora en el diario El Tiempo, reconoció que la tragedia la dotó de una empatía especial que le permitió «ponerse en los zapatos de las personas que tenía enfrente».

Desde que sufrió la agresión dedicó gran parte de su labor como periodista a hablar e investigar sobre la violencia sexual en Colombia, lo que «le costó esta vida y la otra», también por el gran impacto que tuvo en su núcleo familiar.

«Entre las cosas que te quita el secuestro están personas a las que quieres mucho, que no logran entender las razones por las que decides quedarte y no irte al exilio, las razones por las cuales decides seguir informando sobre lo mismo», aseveró Bedoya.

A pesar del costo personal, no se arrepintió nunca de su decisión: «ser la primera mujer que le puso rostro a la violencia sexual y levantó la voz en Colombia abrió la posibilidad de que miles de mujeres no sintieran vergüenza de reconocerlo y de denunciarlo».

El 2009, Bedoya contó al mundo su violación e inició una campaña, bajo el lema «No es hora de callar», con la que entró en los estadios de fútbol y llegó a ser partícipe de las negociaciones de paz entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno.

PERIODISMO INTENCIONAL

Su larga carrera, reconocida este jueves por la UNESCO, le ha demostrado que el «periodismo y el activismo sí son compatibles» cuando el objetivo último es «denunciar, levantar la voz, visibilizar una problemática que va a cambiar la vida de alguien».

Su convicción de que «el periodismo no es solo contar historias sino transformar vidas» no entra en contradicción con la veracidad y la credibilidad, «pilares fundamentales» que el periodismo debe apropiarse de nuevo.

«El reto de hoy en día es retomar la investigación, que se ha perdido mucho. A las personas que se están preparando para ser periodistas hay que decirles que tienen que retomar el periodismo investigativo», señaló Bedoya.

LIBERTAD VEDADA EN LOS TERRITORIOS

Por otra parte, la periodista lamentó que la libertad de prensa en Colombia siga siendo «compleja», sobre todo para los periodistas que trabajan alejados de las grandes ciudades y en territorios controlados por «disidencias de las FARC o bandas organizadas» del narcotráfico.

Bedoya sabe lo que supone trabajar con la amenaza constante de estos diversos actores, pues el próximo 26 de mayo cumplirá «20 años reporteando con un escolta y un grupo de seguridad».

A pesar de que ser periodista sin plena libertad sea «difícil», no duda en animar a los más jóvenes a «enamorarse del periodismo» para afrontar cualquier «adversidad y no decaer frente al primer tropiezo».

Ello porque cree que «cuando uno está enamorado del periodismo tiene el rigor en las venas, duda de todo, y el dudar nos hace ser mejores profesionales». 

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