
EL VENEZOLANO COLOMBIA
La frontera colombo-venezolana sigue siendo un epicentro de intercambio comercial y movilidad constante. En este escenario dinámico, La Parada, ubicada en Villa del Rosario, se ha convertido en un punto neurálgico para los trabajadores del transporte informal, principalmente venezolanos, que buscan una fuente de ingresos a través del servicio de taxis y mototaxis.
Cada mañana, apenas el puente internacional Simón Bolívar abre sus puertas, una multitud de vehículos atraviesa la frontera para establecerse en este improvisado terminal terrestre. Desde allí, los conductores ofrecen traslados hacia San Cristóbal y Rubio, dos de las ciudades más concurridas del estado Táchira.
“San Cristóbal, Rubio”: el grito que marca la jornada
El casco central de Villa del Rosario se ha convertido en el punto de encuentro para cientos de taxistas y mototaxistas venezolanos. “¡San Cristóbal, Rubio!” es la frase que resuena una y otra vez entre el bullicio del comercio fronterizo. La alta demanda de transporte ha consolidado esta ruta como una de las más transitadas en la zona.
El flujo de pasajeros es constante. La mayoría son ciudadanos que cruzan la frontera diariamente por razones laborales o comerciales, y que se encuentran en este sistema informal de transporte una alternativa rápida y accesible para llegar a su destino.
Un terminal improvisado en expansión.
Se estima que alrededor de 300 conductores prestan su servicio en La Parada, consolidándose a la zona como un importante centro de movilidad terrestre. A este grupo se suman cerca de 250 mototaxistas, quienes operan bajo un sistema organizado y se diferencian por los colores de sus camisetas.
Esta actividad ha crecido rápidamente, al punto de que La Parada ya es vista como un “gran terminal a cielo abierto”. Sin embargo, la falta de regulación y la constante presencia de autoridades de tránsito en Colombia generan incertidumbre entre los trabajadores.
Operativos y restricciones: un reto constante
Este miércoles 26 de marzo, los transportistas se enfrentaron a un obstáculo inesperado. Durante las primeras horas del día, un operativo de tránsito impidió que los conductores se estacionaran en los puntos habituales, retrasando el inicio de su jornada laboral.
No obstante, la medida solo durará algunas horas. Una vez que las autoridades se retiraron, los taxistas y mototaxistas pudieron retomar su actividad, demostrando una vez más la resiliencia que los caracterizan en un entorno marcado por la informalidad y la necesidad de supervivencia.
El transporte informal como alternativa económica.
Para muchos venezolanos, trabajar en el transporte en La Parada es más que una opción: es una necesidad. La falta de oportunidades en su país los obliga a cruzar la frontera en busca de ingresos, y este sistema informal se ha convertido en su principal fuente de sustento.
“Es la única forma de ganarnos la vida ante la cantidad de taxistas que hay”, comentó un trabajador, quien prefirió mantenerse en el anonimato por razones de seguridad.
Mientras la economía venezolana sigue en crisis y la movilidad en la frontera continúan, La Parada seguirá siendo el refugio de cientos de transportistas que, día a día, buscan una oportunidad para seguir adelante.