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EL VENEZOLANO COLOMBIA
A pesar de las afirmaciones de algunos líderes regionales sobre una supuesta estabilización de la crisis en Venezuela, la realidad en el país sigue siendo compleja. Mientras que los indicadores macroeconómicos muestran cierta recuperación, la mayoría de la población sigue enfrentando dificultades para acceder a bienes esenciales, servicios básicos y oportunidades laborales.
Desigualdad y dificultades económicas
Si bien la escasez de productos dejó de ser un problema, el acceso a ellos sigue siendo un reto para gran parte de la población. La canasta alimentaria de una familia alcanza promedio los 500 dólares mensuales, mientras que el salario mínimo oficial no supera los tres dólares.
Los índices macroeconómicos reflejan un nivel mejoría. El Producto Interno Bruto (PIB) creció entre un 4,4 % y 5 % en 2024, impulsado por el aumento de la producción petrolera. Sin embargo, este crecimiento no se traduce en una mejora real en la calidad de vida de los ciudadanos. La inflación cerró el año en un 85%, la más baja en una década, pero aún una de las más altas de América Latina.
La dolarización «de facto» permitió a muchos trabajadores independientes proteger sus ingresos de la inflación, pero el poder adquisitivo del dólar en Venezuela también se ha visto afectado, reduciendo la capacidad de compra de la población.
Crisis en el sistema de salud
El sistema de salud pública sigue en crisis. Se estima que más del 60 % de los quirófanos no están operativos y que la mitad de las camas hospitalarias no están disponibles. Además, los pacientes deben costear gran parte de sus tratamientos, lo que dificulta el acceso a la atención médica.
A pesar de la gratuidad teórica del sistema de salud, los pacientes deben comprar insumos básicos como guantes, gases y medicamentos. Organizaciones médicas han alertado sobre la escasez de personal sanitario debido a la migración de profesionales.
Enfermos crónicos, como trasplantados o pacientes con cáncer, dependen de programas estatales para recibir sus tratamientos, pero las fallas en la distribución los obligan a recurrir a medicamentos vencidos o reducir sus dosis para alargar su disponibilidad.
Seguridad: menos robos, más control social
La tasa de homicidios ha disminuido en los últimos años, pasando de 91 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en 2016 a 26,8 en 2023. Sin embargo, Venezuela sigue siendo uno de los países más peligrosos de la región.
A pesar de esta reducción, los grupos criminales han consolidado su poder territorial, controlando sectores enteros y ejerciendo la violencia de manera selectiva. La extorsión y el cobro de «vacunas» a comerciantes productores y agropecuarios se han convertido en fuentes de ingresos para estas bandas.
Además, las detenciones arbitrarias han aumentado significativamente. En enero de 2025, al menos 65 políticos, 4 periodistas y un activista de derechos humanos fueron arrestados por el gobierno de Nicolás Maduro.
Un país con libertades restringidas
El gobierno de Maduro mantiene un estricto control sobre la oposición y los medios de comunicación. Actualmente, existen más de 1.196 presos políticos, y la persecución a líderes opositores sigue en aumento.
A pesar de las afirmaciones sobre una supuesta normalización del país, la realidad de la mayoría de los venezolanos sigue marcada por la precariedad económica, la falta de acceso a servicios básicos y la represión gubernamental. Para millones de ciudadanos, la crisis está lejos de haberse estabilizado.