EL VENEZOLANO COLOMBIA
En el Valle de Aburrá, ocho de cada diez migrantes venezolanos sobreviven en la informalidad laboral. Según el informe más reciente de «Medellín Cómo Vamos», la mayoría de estos migrantes han tenido que recurrir al «rebusque» como una solución para enfrentar la falta de oportunidades formales de empleo. Con más de 250 mil venezolanos en la región, el reto de su integración económica y social se convierte en una prioridad tanto para las autoridades locales como para organizaciones internacionales.
La informalidad: una solución temporal
La situación de los migrantes venezolanos en el Valle de Aburrá se caracteriza por su alta dependencia de la economía informal. Muchos de ellos han optado por la venta ambulante, la creación de negocios improvisados en las calles y la participación en trabajos sin regulaciones laborales ni seguridad social. Según testimonios de algunos venezolanos residentes en Antioquia, la falta de empleo formal y las dificultades para regularizar su estatus legal los han obligado a buscar alternativas rápidas para subsistir.
«El venezolano ha tenido que buscarse la vida de otras maneras. Venden lo que pueden en la calle, ya sea ropa o comida, sin pagar impuestos ni contribuciones», explicó un migrante. Este tipo de actividades les permite generar ingresos, pero los deja fuera del sistema laboral formal y expuestos a la precariedad.
Un desafío para la integración
La informalidad laboral entre los migrantes venezolanos no solo impacta a quienes la padecen, sino también a la economía local y a la convivencia ciudadana en Medellín y sus alrededores. Con un 70% de la población migrante sin haber regularizado su situación legal, las autoridades enfrentan el reto de lograr una inserción ordenada en el mercado laboral. La directora del Área Metropolitana, Paula Palacio, señaló que es fundamental trabajar en una integración efectiva que incluya tanto el respeto por las normas como el fomento de la cultura ciudadana.
«Es una población a la que este territorio le abre los brazos, pero con la que tenemos una tarea importante en términos de convivencia y adaptación. Necesitamos reforzar la educación ciudadana para aprender a cuidarnos y valorar el espacio en el que vivimos», indicó Palacio.
Iniciativas en marcha para la regularización
Frente a esta realidad, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha comenzado a trabajar en conjunto con las autoridades locales para diseñar estrategias que faciliten la inclusión de los migrantes venezolanos en el sistema formal. Una de las principales acciones que se están desarrollando es la recopilación de datos y documentación de los migrantes, con el fin de que puedan acceder a los servicios y derechos laborales.
Las Alcaldías del Valle de Aburrá han sumado esfuerzos para mejorar el proceso de regularización de esta población. La formalización es vista como el primer paso hacia la creación de un entorno más estable, tanto para los migrantes como para las comunidades que los acogen. Sin embargo, las barreras burocráticas y la falta de información adecuada siguen siendo obstáculos significativos.
El futuro de los migrantes venezolanos en Medellín
A pesar de las dificultades, el 82% de los migrantes venezolanos mayores de edad en el Valle de Aburrá ha expresado su deseo de permanecer en la región. Muchos de ellos ven en Medellín una oportunidad para construir una vida mejor, aunque reconocen que la informalidad no es una solución sostenible a largo plazo. Para garantizar su integración plena, tanto el sector público como privado deberán trabajar en conjunto para ofrecer oportunidades laborales dignas y adecuadas para esta creciente población.
La inserción de los migrantes venezolanos en el mercado laboral formal es esencial no solo para mejorar su calidad de vida, sino también para fortalecer la economía local y fomentar una convivencia pacífica y equitativa en la región.