EL VENEZOLANO COLOMBIA
En Colombia residen poco más de 2,4 millones de venezolanos, de acuerdo con la más reciente cifra que entregó Migración Colombia, y no está claro cuál será la hoja de ruta que asumirá el gobierno entrante con la atención a esa población.
Mientras el mandatario Iván Duque apostó por una política de integración de esas personas a través del Estatuto de Protección Temporal, que le permitió a esa comunidad proyectar su estadía a largo plazo, desde el equipo del presidente electo, Gustavo Petro, están considerando una estrategia de retorno voluntario.
A pesar de las pretensiones del próximo ejecutivo, la realidad es que cerca del 88% de esos 2’477.588 de migrantes venezolanos que viven en Colombia tienen vocación de permanencia. En otros términos: no están considerando regresar a su país y podrían, incluso, buscar la reunificación familiar en el territorio colombiano.
La mayoría de esas personas se radicaron en Bogotá, Antioquia, Norte de Santander, Valle del Cauca y Atlántico y las capitales de esos departamentos son, justamente, las ciudades que han acogido a más personas desde 2015, cuando comenzó el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela.
Además del ya cantado giro en la atención a los migrantes, también habrá un viraje en la relación política con Nicolás Maduro, quien gobierna el país vecino. Para el presidente saliente Maduro es un “dictador” y, por el contrario, con Petro ya se delinea un restablecimiento en las relaciones diplomáticas que pasa por asuntos comerciales, de frontera e internacionales.
En todo caso, desde la gerencia de fronteras actual dejan un llamado de atención: una vuelta a la diplomacia con el régimen no es directamente proporcional a que las condiciones internas de Venezuela mejoren para que los migrantes retornen.
“Pensar que el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el régimen va a solventar la crisis migratoria venezolana es un error. Hay que entender que de ese país han salido 6,2 millones de personas y no migraron por un enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, sino porque no tenían oportunidades y, en muchos casos, por la ausencia de comida y lo necesario para hacer una vida normal”, apunta el gerente de fronteras, Lucas Gómez.
Si bien no está claro quién asumirá esas gestiones a partir del 7 de agosto, el coordinador nacional del empalme del equipo de Petro, Daniel Rojas, ya aseguró que buscarán un trato digno con esa población y garantizare sus derechos, pero también “un plan de retorno voluntario y dentro de las posibilidades que ambos países acuerden”.
La proyección que traza el gobierno Petro va en contravía de la visión de quienes estudian la movilidad humana. Desde el Migration Policy Institute, el gerente para América Latina y el Caribe, Diego Chaves, resalta que “la estrategia estatal a la que debería apostarle el país tiene que ser hacia la integración socioeconómica de la población migrante como una herramienta para la creación de valor y la construcción de propósitos colectivos a nivel nacional, bilateral y regional”.
La migración venezolana va más allá de la estadística básica de que 2,4 millones de ciudadanos de ese país residen en Colombia, sino que asciende hasta los 9 millones si se tienen en cuenta el millón que estuvieron en transito hacia países vecinos a través del territorio nacional, los 5 millones que son migrantes pendulares –quienes entran y salen por la frontera– y el millón y medio de colombianos retornados.
Con el gobierno de Gustavo Petro se abre la ventana para que los venezolanos retornados sean otro ítem de ese complejo catálogo de datos de la migración, pero con un interrogante: ¿los migrantes quieren volver a Venezuela?
◉ Con información de El Colombiano