Autorretratos de migrantes

鈼 Adam Ferguson, fot贸grafo del聽Times, mont贸 una c谩mara de formato medio en un tr铆pode con un cable disparador y despu茅s se alej贸 para que los migrantes decidieran el momento de presionar el bot贸n

EL VENEZOLANO COLOMBIA | PRENSA LIBRE

La vida de un migrante que espera en la frontera el momento adecuado para cruzar a Estados Unidos est谩 en cambio constante. The New York Times intent贸 retratar un fragmento de esa traves铆a incierta al permitirle (sic) a las personas relatarlo en sus propios t茅rminos.

Adam Ferguson, fot贸grafo del聽Times, mont贸 una c谩mara de formato medio en un tr铆pode con un cable disparador y despu茅s se alej贸 para que los migrantes decidieran el momento de presionar el bot贸n.

Solo en los primeros cinco meses de este a帽o, las autoridades estadounidenses han detectado a alrededor de 710 mil migrantes cerca de la frontera suroeste, una cifra que supera por cerca del 40 por ciento los niveles pre pand茅micos del mismo periodo en 2019. El aumento implica un desaf铆o pol铆tico importante para el gobierno de Joe Biden.

Durante un viaje reciente a Guatemala, Kamala Harris, la vicepresidenta de Estados Unidos, describi贸 algunos componentes de un paquete de ayudas de US$4 mil millones en Centroam茅rica para tratar de alentar a los ciudadanos a quedarse en casa.

鈥淣o vengan鈥, dijo.

MENSAJE EN VANO

El viernes 25 de junio de 2021, la vicepresidenta, quien enfrent贸 cr铆ticas por sus declaraciones, viaj贸 a la frontera, donde visit贸 un centro de procesamiento en El Paso.

Muchos migrantes emprenden el camino al norte para huir de la crisis econ贸mica, la violencia y la devastaci贸n de los desastres naturales.

Algunos, incluidos a quienes contact贸 el聽Times, ya intentaron cruzar antes, pero fueron detenidos y deportados.聽Esta vez, en la frontera, esperan tener un golpe de suerte y, finalmente, que se les permitir谩n quedarse.

ESTOS SON ALGUNOS DE SUS RETRATOS Y聽 LAS HISTORIAS DETR脕S DE ELLOS聽

鈥淵o no puedo arriesgar la vida de ella鈥

Rosa Ar茅valo dijo que decidi贸 ir a Estados Unidos, a pesar de que sus parientes se lo desaconsejaron, para proteger a su hija, Kendra.聽En Guatemala, Ar茅valo hab铆a batallado para ganarse la vida con la venta de tamales y ropa en las calles de su pueblo.聽Su hermana en Maryland enviaba dinero para ayudar a pagar las cuentas, pero las transferencias se acabaron con la pandemia.

La situaci贸n se hizo todav铆a m谩s dif铆cil cuando su pareja la dej贸 despu茅s de una disputa por dinero con una pandilla.聽Pronto, los emisarios de las pandillas llegaron a la puerta de Ar茅valo para cobrar la deuda.聽Amenazaron con matar a su hija si no pagaba.

鈥淢i hermana me dijo que no fuera.聽La vida tambi茅n es dura all谩 鈥, en Estados Unidos, dijo Ar茅valo.聽鈥淭uve que venir.聽Yo no puedo arriesgar la vida de ella 鈥.

Ar茅valo fue deportada y enviada de vuelta a M茅xico despu茅s de su primer intento de ir al otro lado de la frontera.聽Encontr贸 un trabajo de limpieza en M茅xico mientras espera la pr贸xima oportunidad para cruzar.

Rosa Ar茅valo, de 25 a帽os, con su hija Kendra, de 7, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 5 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淣unca pens茅 en los peligros que hab铆a en el camino鈥

Am茅rica Yanira L贸pez tom贸 su fotograf铆a el d铆a que ella y sus tres hijos fueron liberados por un c谩rtel de un mes en cautiverio.聽Fueron secuestrados cuando intentaban cruzar la frontera y los mantuvieron en un almac茅n en el desierto con otros migrantes mientras los delincuentes negociaban el rescate con sus parientes en Estados Unidos.

L贸pez todav铆a ten铆a moretones de las golpizas que le dieron cuando estuvo de reh茅n.

Nunca esper贸 que el viaje casi le costara la vida.

Am茅rica Yanira L贸pez, de 35 a帽os, y sus hijos Miguel. 12, Philipe, 10, y Adriana, 7, en un albergue cat贸lico para migrantes en Reynosa, M茅xico, el 4 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淓l coyote nos dijo que era bien f谩cil鈥, relat贸 L贸pez, 鈥渜ue era seguro, que todo estaba pagado鈥.

鈥淣unca pens茅 en los peligros que hab铆a en el camino鈥.

Am茅rica Yanira L贸pez, de 35 a帽os, y sus hijos Miguel. 12, Philipe, 10, y Adriana, 7, en un albergue cat贸lico para migrantes en Reynosa, M茅xico, el 4 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淭engo miedo de que me encuentren鈥

Doris Lara tom贸 la carretera con su hijo de 4 a帽os despu茅s de que dos huracanes consecutivos destruyeron su casa el a帽o pasado.聽La traves铆a casi los mata.

Camino a M茅xico, los coyotes los encerraron en un cami贸n sin agua, lo que enferm贸 de deshidrataci贸n a su hijo.聽Dijo que unos traficantes rivales la secuestraron al llegar a Puebla y exigieron que su esposo, que ya hab铆a llegado a Estados Unidos, pagara su rescate.聽No esper贸 al pago y mejor se escap贸 cuando su celador se qued贸 dormido.

Doris Lara, de 31 a帽os, en un refugio improvisado para migrantes dentro del Gimnasio Municipal Enrique Romero en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 30 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Lara dijo que intent贸 cruzar la frontera una vez, pero la atrap贸 la Patrulla Fronteriza, le tomaron las huellas digitales y la enviaron de regreso a M茅xico. Coment贸 que tan solo estaba esperando una oportunidad para cruzar de nuevo y reunirse con su marido en Kansas City, Misuri, antes de que los secuestradores la vuelvan a encontrar.

Doris Lara, de 31 a帽os, en un refugio improvisado para migrantes dentro del Gimnasio Municipal Enrique Romero en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 30 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

En Oklahoma, los espera la ayuda.聽Pero primero, tienen que llegar ah铆.

Linfir L贸pez y su esposa, Astrid Baten, solo trajeron de Guatemala una Biblia, documentos personales y la ropa que llevaban puesta.聽Vendieron el resto de sus posesiones para pagar a los contrabandistas.

Iban a buscar trabajo.聽En su pa铆s no hab铆a trabajo ni ten铆an una casa propia.

Linfir L贸pez, de 33 a帽os, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 3 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Intentaron cruzar la frontera una vez, pero la Patrulla Fronteriza los captur贸 y fueron enviados de regreso a M茅xico.聽Dijeron que no ten铆an m谩s alternativa que seguir intent谩ndolo hasta llegar a Oklahoma, donde tienen amigos que pueden ayudarlos.

Linfir L贸pez, de 33 a帽os, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 3 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥溍峛amos a morir de hambre鈥

La vida ya era una lucha para la familia de Belkis Quiroz cuando el hurac谩n Eta destruy贸 su hogar en Honduras el a帽o pasado.聽Dorm铆an en iglesias y refugios y sobreviv铆an con donativos de comida.

El hurac谩n acab贸 con los trabajitos de reparaci贸n que su marido, David Benavides, hab铆a estado consiguiendo en la pandemia y los dej贸 sin ingresos ni futuro.

De 鈥渜uedarnos en Honduras, 铆bamos a morir de hambre鈥, dijo Benavides.聽鈥淓l futuro de nuestro hijo, no quer铆amos que fuera igual al de nosotros鈥.

鈥淭en铆a miedo de quedarse solo鈥

Stephany Solano estudi贸 Inform谩tica y disfrutaba de caminar en el parque de su barrio en Ciudad de Guatemala y nadar con amigos en un lago cercano.聽La vida cambi贸 de manera dr谩stica cuando su padre desarroll贸 una enfermedad renal cr贸nica hace dos a帽os.

Se qued贸 sin empleo y la madre de Stephany tuvo que dejar su trabajo como costurera para cuidar de 茅l.聽Perdieron su casa y tuvieron que mudarse con los abuelos de Stephany.聽Se las arreglaban a duras penas con la comida donada por una iglesia y sus familiares.聽Stephany tuvo que dejar de ir a la escuela y saltarse algunas comidas para reducir los gastos.

Stephany Solano, de 17 a帽os, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 3 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Un d铆a, cansada de su situaci贸n, la familia organiz贸 una reuni贸n.聽Decidieron enviar a Stephany ya su madre a Estados Unidos para buscar trabajo.聽La parte m谩s dif铆cil fue dejar atr谩s a su padre enfermo, dijo Stephany.

鈥淭en铆a miedo de quedarse solo y le preocupaba que nos pasara algo en el camino鈥, dijo.

Stephany Solano, de 17 a帽os, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 3 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淨uiero recuperar a mis hijas por la v铆a legal鈥

Gertrudis Ortega ha tenido una vida dif铆cil.聽A los 14 a帽os fue obligada a casarse con un miembro de una familia de delincuentes que b谩sicamente controlaban Ometepec, su pueblo en el sur de M茅xico.

Poco despu茅s del matrimonio, cruz贸 ilegalmente a Estados Unidos para reunirse con su esposo, que abusaba de ella.聽Soport贸 18 a帽os de golpizas mientras criaba a sus dos hijas.聽Al final fue deportada a M茅xico cuando la polic铆a se enter贸 de los negocios de narcotr谩fico de su marido.

V铆ctor Castro, de 41 a帽os, y Gertrudis Ortega, de 38, con su hija de un mes, Betani, en el refugio para migrantes El Buen Samaritano en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 28 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Al volver a Ometepec conoci贸 a V铆ctor Castro, un soldador, y decidi贸 empezar una nueva vida.聽Pero su pasado no la dejaba en paz.聽La poderosa familia de su exmarido la acosaba y amenazaba con matarla si intentaba recuperar la custodia de sus hijas.

Cuando se embaraz贸, ella y Castro decidieron escapar a Texas.聽Su hija, Betani, naci贸 del lado mexicano de la frontera.聽En Estados Unidos, Ortega espera recibir la justicia que se le neg贸 en M茅xico y reunirse con sus hijas adolescentes, que nacieron en Estados Unidos y son ciudadanas.

鈥淨uiero recuperar a mis hijas por la v铆a legal鈥, dijo.

V铆ctor Castro, de 41 a帽os, y Gertrudis Ortega, de 38, con su hija de un mes, Betani, en el refugio para migrantes El Buen Samaritano en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 28 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淒ijo que me iba a matar cuando saliera鈥

Todo lo que Teresa de Jes煤s Hern谩ndez llevaba consigo al cruzar a M茅xico de camino a la frontera con Estados Unidos eran a su hija Mar铆a, de 7 a帽os; un celular, y US$15. El dinero restante lo hab铆a gastado en los coyotes, los traficantes que los migrantes contratan para llegar a la frontera. Esperaba huir de su esposo abusivo y encontrarse con su t铆a en Nueva York.

聽Teresa de Jes煤s Hern谩ndez, de 40 a帽os, y su hija Mar铆a, de 7, en un refugio cat贸lico para migrantes en Reynosa, M茅xico, el 4 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

脡l estaba en la c谩rcel por violencia dom茅stica en El Salvador y, al acercarse la fecha de su liberaci贸n, Hern谩ndez comenz贸 a temer por su vida.聽鈥淒ijo que me iba a matar cuando saliera鈥, dijo Hern谩ndez.聽鈥淧or eso me fui鈥.

Los contrabandistas la enga帽aron y le hicieron creer que lo hab铆a logrado

Los familiares de Mariola Hern谩ndez le enviaron dinero para ayudarla a llegar a Estados Unidos con su beb茅 de 1 a帽o, Jasmine, desde su peque帽o pueblo en Guatemala.聽Los contrabandistas la enga帽aron al hacer creer que lleg贸 a territorio estadounidense.聽En cambio, los dejaron en un almac茅n cerca de Ciudad Ju谩rez a merced de pandillas y funcionarios mexicanos corruptos.

Jasmine, de 1 a帽o, con su madre Mariola Hern谩ndez, de 28 a帽os, no mostrada, en el refugio para migrantes El Buen Samaritano en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 1 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Intent贸 cruzar sin los contrabandistas, pero la atraparon y la enviaron de regreso a M茅xico.聽Desde entonces, ha estado durmiendo en los refugios de la iglesia con su hija.

Jasmine, de 1 a帽o, con su madre Mariola Hern谩ndez, de 28 a帽os, no mostrada, en el refugio para migrantes El Buen Samaritano en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 1 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times

鈥淰i que mataron a muchos amigos鈥

Amy Rose Henr铆quez lleg贸 a la frontera para ser quien deseaba.聽Su familia en El Salvador la quer铆a y aceptaba su identidad sexual.聽Pero viv铆a en un barrio pobre de un pa铆s muy conservador socialmente ya menudo sufr铆a violencia y transfobia.

鈥淰i que mataron a muchos amigos, tanto por ser as铆 como por no querer ingresar a las pandillas鈥, dijo.

Amy Rose Henr铆quez, de 26 a帽os, en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 27 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Dej贸 la escuela para ayudar a su familia al atender la caja de un restaurante de comida r谩pida durante largos turnos.聽Pero nunca parec铆a ser suficiente ya duras penas pagaba las cuentas.

En su traves铆a de un a帽o hacia Estados Unidos, Henr铆quez, una mujer trans, soport贸 penurias y discriminaci贸n.聽Pero tambi茅n vio atisbos de lo que pod铆a llegar a ser su vida.

鈥淣o ajustamos con el dinero cuando nos amenazaron鈥

Eduardo Benavides cultivaba frijol, aguacate y pi帽a con su esposa y sus siete hijos en el terreno de su familia en una zona rural de El Salvador. Lo que produjo apenas les generaba unos US$5 al d铆a. No era suficiente para que sus hijos continuaran en la escuela, as铆 que despu茅s de un a帽o de educaci贸n se le un铆an en las labores del campo.

Trabajaban a diario y solo paraban el domingo para ir a la iglesia.

Eduardo Benavides, de 40 a帽os, con su hijo Jonathan, de 9, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 5 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Cuando la poderosa pandilla MS-13 comenz贸 a pedirles US$20 al mes en febrero a cambio de protecci贸n, Benavides se dio cuenta de que no pod铆a pagar. Se encamin贸 a la frontera de Estados Unidos con su esposa, su hijo Jonathan y dos de sus hijos menores. Los que ten铆an edad suficiente para trabajar se quedaron a su suerte en El Salvador, buscando trabajo en la construcci贸n.

鈥淒esde ni帽o lo 煤nico que quer铆a era ser agricultor y trabajar la tierra鈥, dijo Benavides.聽鈥淒e repente, la misma pobreza nos hace emigrar, porque no ajustamos con el dinero cuando nos amenazaron鈥.

Eduardo Benavides, de 40 a帽os, con su hijo Jonathan, de 9, en un campamento informal de migrantes en Reynosa, M茅xico, el 5 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

鈥淣o tengo a donde ir鈥

Una migrante, de 50 a帽os, cuyo nombre se mantiene en reserva para proteger su identidad, en un refugio cat贸lico para migrantes en Reynosa, M茅xico, el 4 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

Se fue de Honduras de un d铆a para otro y dej贸 atr谩s su modesto negocio de venta de ropa y canastas hechas a mano.聽Una noche, los pandilleros llegaron a su casa en una de las ciudades m谩s violentas de Centroam茅rica para reclutar a la fuerza a su hijo.聽Le pusieron una pistola en la cabeza y destrozaron la casa cuando no encontraron al muchacho.

Ella llam贸 a su hijo y le dijo que no volviera a la casa.聽Agarra el primer autob煤s que vaya al norte, le dijo.聽Con miedo a las represalias, ella y su familia reunieron algunas cosas que podr铆an cargar y se dirigieron a la frontera, esperando poder refugiarse en casa de un pariente en Nueva Orleans.

聽Una migrante, de 50 a帽os, cuyo nombre se mantiene en reserva para proteger su identidad, en un refugio cat贸lico para migrantes en Reynosa, M茅xico, el 4 de mayo de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

La mujer, que pidi贸 el anonimato porque teme a los pandilleros en Honduras, sigue aterrada.聽Le preocupa constantemente que la encuentren en el albergue de la frontera donde se est谩 quedando.

Ya antes hab铆a intentado cruzar a Estados Unidos con sus hijos y nietos, pero la Patrulla Fronteriza la captur贸, la separ贸 de ellos y la regres贸 a M茅xico.

鈥淢i historia no la escucharon鈥, dijo.聽鈥淣o tengo a donde ir鈥.

Carlos Soyos, un migrante de Guatemala que espera reunirse con su esposa e hija en los Estados Unidos, con su hijo Enderson en un albergue en la ciudad fronteriza de Ju谩rez, M茅xico, el 28 de abril de 2021. (Foto Prensa Libre: Adam Ferguson/The New York Times)

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