
EL VENEZOLANO COLOMBIA
En medio del complejo fenómeno migratorio que ha llevado a millones de venezolanos a establecerse fuera de su tierra natal, una voz distinta ha ganado notoriedad en redes sociales. Se trata de “Mila te lo cuenta”, una joven venezolana radicada en Colombia, quien ha utilizado su espacio en TikTok para expresar gratitud y resaltar los aspectos que más aprecia de su país de acogida.
A pesar de las dificultades que implica migrar —como la adaptación cultural, la búsqueda de empleo o la nostalgia por el país de origen—, Mila ha sabido encontrar belleza, funcionalidad y sabor en la cotidianidad colombiana. Su relato se aleja del discurso negativo y apuesta por una mirada esperanzadora y agradecida.
El encanto de los pueblos: una joya cultural
Para Mila, lo más admirable de Colombia son sus pueblos. En su opinión, estas localidades tienen un encanto único, no solo por su arquitectura y limpieza, sino por el valor cultural que representan.
“Son sitios muy bien cuidados, con una fuerte identidad regional y una clara vocación turística”, afirma en uno de sus videos. La joven compara estas poblaciones con las de Venezuela, reconociendo que la crisis económica ha impedido a su país natal conservar o desarrollar espacios similares.
En sus palabras, los pueblos colombianos le recuerdan lo que Venezuela podría haber sido en otras circunstancias.
Chocolates con identidad: variedad y evolución
Uno de los puntos más comentados por sus seguidores fue su elección del chocolate colombiano sobre el venezolano. Para muchos, una afirmación arriesgada. No obstante, Mila argumenta que en Colombia existe una mayor innovación en este sector, lo cual ha derivado en una amplia oferta de sabores y presentaciones.
“No se quedan con lo tradicional, siempre están lanzando cosas nuevas”, explica, dejando claro que no se trata de calidad sino de diversidad. Su comentario generó debate, pero también sirvió para evidenciar una percepción fresca sobre el consumo y la industria alimentaria en Colombia.
Movilidad urbana: una red que funciona
Aunque reconoce que el sistema de transporte colombiano tiene aspectos perfectibles —especialmente en grandes urbes como Bogotá—, Mila valora la existencia de múltiples alternativas de movilidad. Desde terminales bien estructurados hasta rutas urbanas e intermunicipales, considera que la cobertura es amplia y funcional.
“En Venezuela no hay tantas opciones. Aquí, aunque a veces el servicio colapse, uno puede moverse con facilidad”, comenta. Su análisis ofrece una perspectiva externa que pone en contexto las quejas locales y resalta lo que, desde fuera, puede verse como una ventaja considerable.
Una visión que suma al diálogo migratorio
La experiencia de Mila no pretende generalizar ni maquillar la realidad de todos los migrantes venezolanos en Colombia. Sin embargo, su testimonio aporta una mirada necesaria: la del reconocimiento y la integración. En lugar de enfocarse en las dificultades, prefiere destacar aquello que ha mejorado su calidad de vida y que valora como ciudadana del mundo.
Así, su mensaje resuena más allá de las pantallas, promoviendo empatía y agradecimiento entre quienes comparten la experiencia de migrar y quienes los reciben. Una voz optimista en medio de un contexto que suele estar dominado por cifras y conflictos.