EL VENEZOLANO COLOMBIA
A pocos meses de la toma de posesión de Nicolás Maduro, la oposición venezolana enfrenta un nuevo desafío que amenaza su unidad. El llamado a elecciones legislativas y regionales en mayo de 2025 ha reabierto un debate crucial: participar en los comicios o boicotearlos como forma de protesta ante un sistema que consideran viciado.
Mientras algunos sectores insisten en que la abstención solo favorece al chavismo, otros advierten que el régimen pretende perpetuarse en el poder con un proceso electoral diseñado a su medida. Entre tensiones internas y un panorama incierto, la dirigencia opositora deberá definir su estrategia ante una coyuntura que marcará el futuro político del país.
Una tienda con riesgos
Los antecedentes de las elecciones presidenciales de 2024 aún están frescos en la memoria de los opositores. Durante ese proceso, cientos de voluntarios documentaron lo que denunciaron como un fraude, exponiéndose a represalias y persecuciones.
Ante este historial, muchos se preguntan si vale la pena participar en una nueva contienda electoral en condiciones adversas. Mientras algunos consideran que competir es la única manera de mantener la relevancia política, otros advierten que el chavismo solo busca legitimar su dominio con una votación previamente condicionada.
Oposición fragmentada: dos visiones en conflicto
El debate no es nuevo, pero se ha profundizado con el paso de los años. Por un lado, existen partidos que consideran la vía electoral como un mecanismo para construir espacios de poder dentro de las instituciones. Según el analista Víctor Álvarez, la estrategia debería centrarse en obtener cargos clave para consolidar una base de resistencia dentro del sistema.
Sin embargo, otros sectores rechazan esta postura y ven la convocatoria de mayo como una maniobra del chavismo para dividir y desmoralizar a la oposición. La exparlamentaria Mireya Rodríguez sostiene que el 28 de julio de 2024 se manifestó una mayoría inequívoca contra Maduro, y participar en nuevos comicios bajo sus reglas solo contribuiría a normalizar el fraude.
El factor internacional y la reforma constitucional
En el ámbito externo, las expectativas sobre un segundo mandato de Donald Trump han comenzado a disiparse. Hasta el momento, la administración estadounidense ha priorizado sus propios intereses, con gestos pragmáticos como la visita del enviado Richard Grenell para negociar la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela.
Mientras tanto, el chavismo avanza en su agenda con la propuesta de una reforma constitucional que podría consolidar un modelo de control absoluto. Según el experto Miguel Ángel Martínez Meucci, este cambio legal representaría la institucionalización de un sistema que imposibilita cualquier alternancia en el poder y refuerza la vigilancia sobre la población.
El papel de Machado y González Urrutia
María Corina Machado y Edmundo González Urrutia fueron los rostros visibles del movimiento que canalizó el descontento de los venezolanos. Aunque el escenario es adverso, su liderazgo sigue siendo un referente para la resistencia democrática.
Rodríguez señala que la estrategia de Machado debe centrarse en tres frentes: mantener la movilización interna, evitar la legitimación internacional del fraude y fortalecer la organización de la oposición para evitar la inacción o el desaliento.
Por su parte, González Urrutia, desde el exilio, tiene la responsabilidad de seguir denunciando las irregularidades y garantizar la cohesión del movimiento opositor.
La oposición venezolana enfrenta un desafío crucial en 2025. La decisión de participar o abstenerse en las elecciones legislativas y regionales definirá el rumbo del movimiento que busca un cambio político en el país.
Mientras el chavismo avanza con su reforma constitucional y el respaldo internacional se mantiene incierto, los líderes opositores deberán encontrar una estrategia que evite la dispersión y canalice el descontento ciudadano en una dirección efectiva.
