
EL VENEZOLANO COLOMBIA
El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos ha llevado a cientos de venezolanos a tomar la decisión de regresar a su país. Sin embargo, el viaje de vuelta no está exento de peligros. En su intento por regresar, muchos optan por rutas marítimas que representan un alto riesgo, con trayectos marcados por la incertidumbre y la falta de seguridad.
Carlos, un migrante venezolano, vivió en carne propia esta travesía cuando, junto a su esposa y sus dos hijos, quedó varado en altamar mientras intentaba cruzar de Panamá a Colombia. Su historia es un reflejo de los desafíos que enfrentan aquellos que buscan regresar a su tierra natal.
Rutas sin alternativas seguras
La falta de carreteras entre Panamá y Colombia obliga a los migrantes a recurrir a embarcaciones precarias para cruzar la frontera. La ruta marítima entre Puerto Obaldía y Capurganá se ha convertido en una opción recurrente, pero no está exenta de peligros.
Carlos y su familia experimentaron de primera mano lo que significa enfrentar el mar abierto sin garantías. La lancha en la que viajaban sufrió una avería, dejándolos a la deriva. Aunque fueron rescatados, la situación pudo haber tenido un desenlace fatal.
El impacto de las políticas migratorias
El retorno forzado de muchos venezolanos es consecuencia directa de las nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos. La eliminación de opciones legales para solicitar asilo ha dejado a millas sin otra alternativa que regresar a su país, muchas veces por vías altamente peligrosas.
El mar no es el único obstáculo que enfrentar. A lo largo del camino, los migrantes deben sortear múltiples dificultades, desde el alto costo de los viajes hasta la exposición a redes de tráfico de personas.
El mar, una amenaza silenciosa
Aunque cruzar la selva del Darién ha sido catalogada como una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo, la travesía marítima entre Panamá y Colombia representa un riesgo igual o mayor. La ausencia de controles, las embarcaciones sobrecargadas y las condiciones climáticas adversas convierten el viaje en una lotería mortal.
Carlos recuerda con angustia el momento en que su embarcación fue impactada por otra lancha en medio del mar. El pánico y la desesperación de su familia fueron indescriptibles. “Si pudiera devolver el tiempo, jamás pasaría por eso”, confiesa.
Un regreso lleno de incertidumbre
A pesar de los riesgos, muchos venezolanos continúan emprendiendo el camino de regreso a casa. Para algunos, no hay otra opción. Sin embargo, la falta de alternativas seguras agrava la crisis humanitaria que enfrentan los migrantes en la región.
Mientras las políticas migratorias siguen cambiando, cientos de familias seguirán expuestas a rutas peligrosas, enfrentando el temor de no llegar a su destino. En este panorama incierto, el mar se ha convertido en una nueva frontera que muchos deben cruzar, aun a la costa de su propia vida.