Panamá y Colombia buscan frenar la migración irregular por el Darién

◉ Durante el encuentro, Petro sugirió definir rutas alternas que permitan desviar a los migrantes hacia otros territorios donde las autoridades tengan un mayor control

EL VENEZOLANO COLOMBIA

En una reunión bilateral celebrada durante la Asamblea General de la ONU, los presidentes de Panamá, José Raúl Mulino, y de Colombia, Gustavo Petro, acordaron fortalecer su cooperación para enfrentar el desafío de la migración irregular a través de la selva del Darién, frontera natural entre ambos países. La estrategia conjunta también involucra a Estados Unidos, el principal destino de los migrantes, quienes atraviesan peligrosos terrenos en busca de mejores oportunidades.

Crisis humanitaria en el Darién

La selva del Darién, un territorio inhóspito y denso, se ha convertido en una ruta crítica para miles de migrantes que, provenientes de diversos países, atraviesan este peligroso paso con la esperanza de llegar a Norteamérica. Panamá, afectada por la creciente afluencia migratoria, ha experimentado severas consecuencias, tanto económicas como ambientales. El presidente Mulino ha calificado esta situación como una «tragedia humana», en la que muchas vidas se han perdido, incluidas las de niños que quedan huérfanos durante la travesía.

Por su parte, el presidente colombiano Gustavo Petro coincidió en la necesidad de tomar medidas concretas para enfrentar este problema. Ambas naciones se comprometieron a colaborar en una estrategia integral que aborde tanto el control de la migración como el desincentivo de nuevas oleadas de migrantes.

Medidas para desincentivar la migración

Durante el encuentro, Petro sugirió definir rutas alternas que permitan desviar a los migrantes hacia otros territorios donde las autoridades tengan un mayor control. Este enfoque busca reducir la presión sobre el Darién y evitar más tragedias. Aunque las medidas específicas aún están en discusión, la colaboración entre ambos países promete sentar las bases para una gestión más efectiva del fenómeno migratorio en la región.

Además, Mulino reiteró la necesidad de incorporar a Estados Unidos en las conversaciones, ya que es el destino final de la mayoría de los migrantes. Según el mandatario panameño, solo una acción coordinada a nivel regional podrá disminuir los riesgos asociados con este movimiento de personas y reducir el impacto humanitario.

Estrategias locales y alianzas internacionales

Desde el inicio de su mandato, el presidente Mulino ha priorizado la gestión de la crisis humanitaria en la frontera con Colombia. En este contexto, Panamá ha implementado políticas de control más estrictas, cerrando caminos en la selva y estableciendo acuerdos con Estados Unidos para recibir apoyo financiero. Este acuerdo incluye una inversión de seis millones de dólares, destinada a reforzar la seguridad y reducir el flujo de migrantes que cruzan el Darién.

Colombia, por su parte, ha mostrado disposición para colaborar en la identificación de las causas profundas de la migración y en la creación de mecanismos de cooperación que permitan un control más efectivo de sus fronteras.

Cifras de la migración en el Darién

Las cifras más recientes indican una disminución en el número de migrantes que atraviesan la selva del Darién. Según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, en lo que va de 2024, más de 244.200 personas han cruzado la frontera, lo que supone una caída del 31 % respecto al mismo periodo del año anterior. Además, durante el último mes, Panamá deportó a más de 400 migrantes en 12 vuelos, en un esfuerzo por disuadir la migración irregular.

A pesar de esta reducción, el desafío sigue siendo considerable, y los líderes de ambos países continúan buscando soluciones conjuntas que permitan una migración más segura y controlada.

La cooperación entre Panamá y Colombia es clave para enfrentar el creciente flujo de migrantes que atraviesan la peligrosa selva del Darién. La estrategia conjunta, que podría involucrar a Estados Unidos, busca reducir los riesgos asociados con la migración irregular y mitigar los daños económicos y sociales en la región. Sin embargo, el reto sigue siendo grande, y solo una acción coordinada a nivel internacional podrá ofrecer soluciones duraderas a esta crisis humanitaria.

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