Andrés García, un galán de telenovelas con una historia de película

◉ El actor, fallecido a los 81 años, fue el sex simbol de las pantallas mexicanas

EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL TIEMPO

El público recuerda al actor Andrés García -dominicano pero nacionalizado como mexicano- por sus actuaciones en más de 70 películas, entre estas una llamada Pedro Navaja (1984) y otra El niño y el papa. Sin embargo, en Colombia causó sensación y arrancó suspiros desde la distancia en cada capítulo de la telenovela Tú o nadie (1985), en el que el galán hacía pareja con Lucía Méndez.

García fue un galán de telenovelas mexicanas, hizo cerca de 30, desde que comenzó su carrera. De hecho fue su impresionante aspecto físico el que lo llevó a protagonizar, a los 25 años -casi sin casting de por medio-, la primera de sus películas, Chanoc, en la que interpretaba a un héroe de las historietas mexicanas.

García, fallecido este 4 de abril de 2023, en Acapulco (México), donde vivió gran parte de su vida, tenía una historia digna de las películas o telenovelas que protagonizaba, incluso desde antes de nacer. Pues sus padres se conocieron gracias a un accidente aéreo.

Su padre, Andrés García Calle, era un piloto de caza en España, tenía un récord de aviones derribados, pero el día en el que lo derribaron a él, su avión cayó sobre el techo de una casa. Justo ahí vivía la que sería su esposa y madre de sus tres hijos. El mayor fue Andrés García, nacido el 24 de mayo de 1941.

    Andrés García protagonizó decenas de producciones mexicanas. Foto: Instagram: @andresgarciatvoficial

    El actor contaba que desde niño era «un cabrón”. La familia vivía ya en México, en Acapulco. Y el padre mantenía relaciones con el gremio militar mexicano. Y un día en que era visitado por un ministro que le caía gordo, el niño -que no tenía más de 10 años entonces- prendió fuego debajo del automóvil del visitante, fuego y gasolina. Y se quedó mirando la explosión consecuente. Según contaba, en entrevista con Yordi Rosado, el afectado tan solo le dio a su padre: “Ahora, me debes un coche”.

    Su padre le enseñó nociones de boxeo, para que pudiera defenderse de los muchachos más grandes que él. Y desde entonces no había quién lo venciera. Y cada tanto tenía que rescatarlo de detenciones y problemas.

    Sin embargo, todo cambió cuando su sola apariencia convenció a los productores de que ese muchacho que trabajaba como lanchero era ideal para protagonizar una producción. Después llegó la película sobre Chanoc.

    El físico de García lo tenía todo para ser el galán que fue. Desde los años 60 en adelante, fue el amor platónico de muchas en Latinoamérica. Entre sus películas más famosas están, la mencionada Pedro Navaja, Tintorera (1977), Los juniors (1970) y Paraíso (1970). En telenovelas, actúo en El cuerpo del deseo, Mujeres engañadas, El privilegio de amar y Mi nombre es coraje.

    En años recientes, ya retirado del mundo del espectáculo, fue recordado gracias a la bioserie biográfica de Luis Miguel. Pues García fue amigo personal del padre del cantante y una especie de padrino del talento del ‘Sol de México’.

    Estuvo casado con Sandra Vale (1967) con quien tuvo dos hijos: Andrés y Leonardo. Con Fernanda Ampudia fue padre de Andrea García. Y tuvo como parejas a Irma Serrano ‘La Tigresa’, Carmen Campuzano, Isela Vega y Anel -quien fue esposa de José José-. Se casó con Margarita Portillo, quien fue su pareja desde el 2000, en 2011 y aunque se divorciaron años después, Portillo siguió a su lado y lo cuidó hasta su fallecimiento.

    En sus tiempos de Gloria, Andrés García fue un sex simbol, además presumía de haber tenido muchas mujeres, las contaba en miles.

    El galán hizo trabajos en Colombia y su presencia no pasó desapercibida, incluso antes de comenzar las grabaciones de Herencia Maldita (1990), de RTI. Fue protagonista, al lado de Celmira Luzardo, en una historia donde Amparo Grisales era la antagonista.

    Sus últimos años estuvieron marcados por la enfermedad. García era un sobreviviente del cáncer de próstata, de la leucemia y, en su último año, enfrentó la cirrosis. Algunos reportes hablaban también de pérdida de memoria.

    Pero los últimos meses fueron, según él mismo compartía en redes sociales, un ir y venir desde el hospital a su casa de Acapulco. “Aquí estamos de nuevo en el hospital. Ya no sé cuántas veces”, dijo en un video el año pasado.

    Una caída, la cirrosis recién diagnosticada, problemas en la médula espinal y los achaques de la edad. Todo lo documentó y lo compartió con sus seguidores. Incluso admitió: “Estoy en la recta final de mi vida (…) tengo fibromialgia y osteoartritis que me provocan dolores terribles, pero no me quiero quejar. Los sobrellevo y como puedo, disfruto”. De hecho, admitió que a veces pensó en el suicidio.

    Sobre su última voluntad, desde hace algunos años hizo público su deseo de ser cremado en cuanto ocurriera su fallecimiento, sin esperar mucho tiempo, ojalá ni un día. Y después: que sus cenizas fueran enterradas en su casa en Acapulco, junto a las de su padre.

    Sobre su fortuna, se espera que esta se reparta en su mayoría entre sus dos hijos mayores -con quienes tuvo desencuentros, pero al final pareció reconciliarse- y un porcentaje de ley para su hija Andrea, con quien rompió relaciones hace tiempo, además de su exesposa y cuidadora y su hermana, entre otros beneficiarios.

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