Una generación de niños venezolanos sólo conoce dificultades

◉ Muchos niños han crecido viéndose obligados a comer con irregularidades que van desde comer pocas cantidades, poco saludable y hasta saltarse comidas

EL VENEZOLANO COLOMBIA | AP NEWS

La madre de Valerie Torres ha tratado de protegerla de lo peor de la prolongada crisis de Venezuela: las protestas constantes, los enfermos que ruegan por ayuda, los niños mal y desnutridos. En la escuela, sus maestros ni siquiera abordan el tema.

Pero justo antes de cumplir 10 años este mes, la niña es perspicaz más allá de su edad. Sabe que vecinos, amigos y hasta su abuela se han ido del país en busca de una vida mejor, y que su madre trae a casa menos comida.

La inflación está horrible. Un caramelo está a 3 bolívares. ¡Un caramelo!”, manifestó Valerie con incredulidad, recordando cuando solía costar medio bolívar, hoy en día casi desplazado por el dólar estadounidense. “Y antes un dólar estaba como a 5 o 7 bolívares. Ahora está a 23. Ya no puedo comprar nada”.

Valerie forma parte de una generación de niños venezolanos que sólo conocen un país en crisis, cuyas vidas hasta ahora han transcurrido en medio de dificultades y bajo el gobierno de un solo presidente, Nicolás Maduro, quien tomó las riendas hace una década -cumplida el domingo 5Mar- cuando su mentor, Hugo Chávez, murió de cáncer.

La sucesión coincidió con una fuerte caída en el precio del petróleo, el recurso que impulsaba la economía del país y financiaba los programas sociales bajo Chávez. Eso, sumado a errores en la gestión de ambos presidentes, sumió a la nación en la crisis actual.

Muchos niños han crecido viéndose obligados a comer con irregularidades que van desde comer pocas cantidades, poco saludable y hasta saltarse comidas. Obligados a despedirse de padres que emigran y a perder la posibilidad de una buena educación académica dada la crisis en este sector.

Aproximadamente tres cuartas partes de los venezolanos viven con menos de 1,90 dólares al día, el punto de referencia internacional de la pobreza extrema. El salario mínimo pagado en bolívares es el equivalente a 5 dólares al mes, un descenso con respecto a los 30 dólares en abril.

Ninguno de esos salarios es suficiente para alimentar a una persona, mucho menos a una familia. Un grupo independiente de economistas que da seguimiento a los aumentos de precios y otros indicadores calculó que una canasta básica de bienes para una familia de cuatro costaba 372 dólares, en diciembre de 2022.

Miles de familias sólo ganan lo suficiente para comprar tres o cuatro alimentos a la vez, y específicamente los de primera necesidad, en lugar de a granel como solían hacer hace unos años.

Esa dura realidad se ha extendido al salón de clases, con maestros en paro por sus míseros salarios, que obligatoriamente deben compensar con otra actividad. Miles han renunciado por completo, otros se mantienen en sus puestos reclamando también mejores instalaciones educativas. Otros obvian lo anterior y están convencidos de que la educación no debe pararse.

Pero, en cualquier caso, las consecuencias son evidentes y podrían durar años: la calidad de la enseñanza está seriamente comprometida. No sólo por la ausencia de

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas estimó en 2020 que un tercio de los venezolanos no tenía lo suficiente para comer y necesitaba ayuda. Al año siguiente comenzó a ofrecer asistencia alimentaria a los venezolanos a través de las escuelas, y en enero llegó a 450.000 personas en ocho estados.

Laura Melo, directora del programa para Venezuela, dijo que las escuelas donde opera han visto un aumento en la matrícula de hasta 30%. La organización trabaja para renovar las cantinas escolares y proporcionar comidas calientes a los estudiantes.

El doctor Huniades Urbina, pediatra y miembro de la junta de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, explicó que algunos niños tienen un bajo rendimiento académico porque llegan a la escuela débiles y hambrientos después de pasar hasta 12 horas o más sin comer. Agregó que los niños nacidos durante la crisis han visto su crecimiento atrofiarse en unos 5 a 6 centímetros (2 a 2,4 pulgadas) en promedio debido a la mala nutrición.

“Al final podemos tener una generación delgada y chiquita, pero el problema es que ese cerebro … a la larga no va a tener el desarrollo de un niño que tuvo toda su proteína y sus calorías adecuadas”.

Se desconoce el número de niños nacidos durante la crisis en tanto se desconocen las cifras oficiales de natalidad después de 2012, un año en el que hubo unos 620.000 nacimientos.

El régimen diseñó una estrategia para paliar el déficit de alimentos, llamada CLAPS (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), mediante los cuales distribuye cada cierto tiempo bolsas de víveres esenciales a las familias, sobre todo populares, por menos de medio dólar.

Aquellos que consiguen hacer otro pago de aproximadamente la misma cantidad pueden, obtener pollo o mortadela de los camiones que se presentan en los vecindarios ocasionalmente.

Con un trasfondo también político, los CLAP no ha podido paliar el déficit de abastecimiento dada la insuficiente frecuencia de su distribución.

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