Conoce «Remache», el militar embajador de Venezuela en Colombia

◉ Carlos Martínez ("Remache") llegará a Bogotá a ocupar su segunda embajada, como parte de una vieja práctica que empezó Chávez de nombrar a militares retirados en cargos diplomáticos para mantener su fidelidad. Pero su pasado en la Fuerza Armada Bolivariana y en la mesa de diálogo con el ELN genera desconfianza entre los venezolanos de la oposición que llegaron a Colombia

EL VENEZOLANO COLOMBIA | LA SILLA VACIA

Chávez se dedicó a la política y Martínez, a pesar de sus resultados académicos regulares, siguió el camino militar hasta convertirse en general de brigada. “Remache”, por su baja estatura, es un hombre de 68 años con un bigote blanco de canas y fue designado por la Asamblea Nacional venezolana como el próximo embajador de Maduro en Colombia.

Martínez llegará a Bogotá a ocupar su segunda embajada, como parte de una vieja práctica que empezó Chávez de nombrar a militares retirados en cargos diplomáticos para mantener su fidelidad. Pero su pasado en la Fuerza Armada Bolivariana y en la mesa de diálogo con el ELN genera desconfianza entre los venezolanos de la oposición que llegaron a Colombia: consideran que una compleja relación bilateral se está reduciendo a temas de seguridad.

La “elenización” de las relaciones diplomáticas con Colombia

Quince días después de su cumpleaños 68, el nombre de Martínez empezó a sonar como reemplazo del embajador Félix Plasencia, que dejó la embajada en Bogotá para convertirse en el secretario general de la Alba, la Alianza Bolivariana para los Pueblos. 

El embajador militar se ha convertido en una práctica común en el chavismo. “Hace parte de los incentivos de lealtad de la Fuerza Armada Nacional”, dice Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, una influyente ONG de Venezuela, “son generales que han sido leales al proyecto bolivariano y que tienen esa proyección de carrera”.

«LAS FORTALEZAS»

San Miguel identifica tres fortalezas de la designación de Martínez como embajador: le da una representación directa a los miembros del ELN venezolanos, impulsa el monitoreo de los grupos criminales que actúan en la frontera y aboga por la “institucionalización de la integración fronteriza, que tiene un impacto estructural en la seguridad de la frontera”.

Martínez puede ayudar a definir el estatus jurídico de los venezolanos que hacen parte del ELN, una guerrilla binacional que conoce porque trabajó como militar en la frontera entre los dos países.

Además, lleva desde el 2016 siendo el representante del régimen de Maduro en la mesa de negociación con esa guerrilla. Aunque esa mesa se levantó en 2019, Martínez volvió como representante de Venezuela una vez se reanudaron las negociaciones el año pasado con el gobierno de Gustavo Petro.

Son estas mismas fortalezas las que preocupan a los venezolanos que viven en Colombia y a los estudiosos del tema en el país. “El nombramiento de Martínez puede llegar a mezclar dos temas distintos, que son las relaciones diplomáticas y la negociación con el ELN”, dice Daniella Monroy, del Observatorio del Rosario. Su colega, Rodríguez, la llama la “elenización de la relación diplomática”.

“La relación con Colombia es muy importante, aquí tu necesitas un diplomático para atender todos los componentes de la relación bilateral” dice Alejandro Martínez, politólogo venezolano que vive en Colombia, “tener como un embajador, que tiene que atender toda la reapertura de una relación comercial, diplomática, etc., a un militar que estaba concentrado en la negociación con el ELN limita esa relación bilateral”.

“Esta relación es mucho más compleja que la que puede ser con cualquier otro país”, asegura Txomin Las Heras de Diálogo Ciudadano Colombo-Venezolano, “el hecho que sea militar es una expresión más del carácter del régimen venezolano que tiene una impronta militar muy fuerte, pero no significa que sea el mejor para el cargo”.

PERSEGUIR OPOSITORES VENEZOLANOS EN COLOIMBIA

Tener a un militar como cabeza de la relación también genera cierta zozobra entre los venezolanos que viven en Colombia, por la posibilidad de que el régimen use la experticia militar de Martínez para perseguir a sus opositores de este lado de la frontera.

“Si cuando se fueron de la embajada en 2019 encontramos fotos de opositores en Bogotá, imagínate ahora con un militar de embajador” le dijo al medio digital Silla Vacía uno de esos opositores que prefiere no publicar su nombre por la posible persecución del régimen.

El 55 del curso que llegó a General

Carlos Martínez nació en enero de 1951 en Barquisimeto, la llamada ciudad de los crepúsculos en el noroeste de Venezuela. A los 16 años entró en la Academia Militar del Ejército Bolivariano (Ameb), donde estudió por cuatro años para convertirse en teniente de comando y licenciado en Ciencias y Artes Militares. 

Acto académico, Promoción SImón Bolívar II de 1975. Chávez está en la primera fila. Fuente: Prosibol

En la Academia nació “Remache”, como sus compañeros bautizaron a Martínez por su estatura. “Remache” jugaba fútbol, corría “a más de 240 kilómetros por hora” y “de cada 10 palabras dichas, por lo menos seis eran vulgaridades”, cuentan sus compañeros en la página de la promoción.

A diferencia de Chávez, Martínez se quedó en la carrera militar y ascendió hasta general de brigada, rango al que “teóricamente, con esos resultados, nunca debió llegar a general” dice Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela del Rosario.

Pero, como escribieron sus compañeros de promoción, “su férrea moral y alto espíritu de superación y colaboración se impusieron por sobre todas las dificultades”. Martínez logró así ir a la Escuela Superior de Guerra del Ejército argentino, y obtuvo una maestría en seguridad y defensa en el Instituto de Altos Estudios para la Defensa Nacional de Venezuela.

Durante su vida militar trabajó entre los estados de Zulia y Táchira, en la frontera de Colombia y Venezuela. “En ese tiempo aprendió mucho sobre las problemáticas fronterizas, temas como migración, narcotráfico y grupos criminales en la frontera” cuenta Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, una influyente ONG de Venezuela.

En 1999, el año que Chávez llegó al poder, el general Martínez llegó a trabajar en la presidencia como Secretario del Consejo de Defensa, para después convertirse en su director de despacho.

PASO POR EL ZULIA

En 2003 regresó a Zulia como la cabeza de Corpozulia, la organización gubernamental para el desarrollo del Estado. El periodista Leocenis García lo describió como un “gobernador paralelo” en ese estado, y en su desempeño demostró ser un fiel soldado de la revolución chavista.

Desde Corpozulia tuvo varias peleas con indígenas y ambientalistas por la explotación de carbón en ese estado venezolano. Sobre los primeros, dijo que estaban siendo financiados por la oposición cuando protestaron contra la demarcación de tierras indígenas barí y yukpa en la Serranía del Perijá, en donde Corpozulia quería crear enclaves carboneros.

A los ambientalistas, que también se oponían a la actividad extractiva, Martínez los llamó la “mafia verde”. En 2004, durante el segundo Congreso Bolivariano de los pueblos en Maracaibo, el general aseguró que “así como existía en Venezuela una mafia de los derechos humanos, los ambientalistas formaban una mafia verde, detrás de la cual estaba la contrarrevolución y las empresas transnacionales, todo dirigido por la CIA”.

En julio del 2005, Martinez se retiró de la Fuerza Armada Nacional.

El puente de Chávez con la Casa Rosada en Argentina

Martínez se convirtió en el embajador del chavismo en Argentina en 2011 en los años finales de la marea rosada en América Latina y dos años antes de la muerte de Chavez. “Fue una ficha clave para que Chávez consolidara una relación con el kirchnerismo” cuenta Las Heras, presidente de la Asociación Diálogo Ciudadano Colombo-Venezolano.

Para Rocío San Miguel de Control Ciudadano, “la alianza con Argentina era un punto fundamental de la expansión del bolivarianismo”. Martínez fue el encargado de aterrizar esta relación del progresismo latinoamericano en Argentina.

Uno de los puntos centrales en la labor de Martínez como embajador en Buenos Aires fue la relación con las Madres de la Plaza de Mayo, una asociación argentina que buscaba a los desaparecidos durante la dictadura de Rafael Videla. A pesar de la tensión que tienen las Madres con los “milicos”, Martínez fue muy cercano a Hebe de Bonafini, quien fue la presidenta de esta asociación hasta el 2020. 

Martínez con Hebe de Bonafini, durante el homenaje que le hicieron las Madres de la Plaza de Mayo.

“Es muy importante que Maduro tenga buenos embajadores”, dijo de Bonafini durante el el acto de despedida que le hicieron las Madres de la Plaza de Mayo a Martínez en 2018, “porque quieren ver a la patria latinoamericana pisoteada, no la quieren ver liberada, como lo quiso Chávez”.

Ahora Martinez llegará a Colombia para continuar con este legado de unificación latinoamericana desde Bogotá, pero estará muy enfocado en la negociación con el Ejército Nacional de Liberación.

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