El largo camino de una venezolana que salvó la vida de su hijo en Colombia

◉ Días sin comer y noches durmiendo en la calle formaron parte de la travesía de una madre venezolana que recorrió a pie el trayecto que va desde Anzoátegui hasta Bucaramanga

EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL PITAZO

Salvarle la vida a su hijo la llevó a caminar 1.317 kilómetros desde Anzoátegui hasta Bucaramanga, Colombia. La venezolana Clairet Mata llegó a esa ciudad colombiana con un solo objetivo: trabajar en lo que fuera necesario para garantizarle un futuro a su pequeño.

En la ruta se encontró con más migrantes venezolanos. Unos viajaban solos, otros con sus familias. Todos caminantes. Fueron 45 días de un largo viaje desde su Cantaura natal, reseña Vanguardia.

La nota del medio colombiano indica que al principio de la travesía el hogar de Mata fueron las calles, donde tuvo que dormir junto a su bebé de seis meses. Ya en Bucaramanga consiguió alquilar un ranchito. El espacio lo pagaba gracias a su trabajo como recolectora de reciclaje.

Durante un año y medio la venezolana salió, en las tardes y en las mañanas, a buscar entre los residuos de las viviendas los desechos que se pudieran reciclar. El dinero que recibía lo ahorró para lograr recaudar lo necesario para que su hijo cumpliera con el tratamiento que le salvaría la vida.

Y es que en el año 2017 Mata recibió la noticia de que su hijo no viviría más, pero ella estaba decidida a no esperar que se le muriera en los brazos por la escasez de medicamentos que enfrentaba Venezuela. Entonces, emprendió el viaje desde Cantaura.

Los especialistas se habían dado por vencidos en la búsqueda de una cura para la enfermedad crónica intestinal que padecía el bebé, la cual se había trasladado hasta su médula espinal, contó la madre venezolana al medio digital colombiano.

Durante 15 días la mujer, también conocida como Estrella, durmió en unas literas en el Hospital Luis Razetti de Barcelona con la angustia de que su hijo fuera el próximo en morir, pues día a día observaba cómo los pequeños perdían la vida por desnutrición y falta de fármacos en el centro de salud.

La carrera para salvar una vida

Fue el 3 de noviembre cuando inició el viaje a Colombia junto con su hijo Dominick. El único aventón que consiguió fue en la vía que conduce a Caracas, así se ahorró seis horas a pie y continuó su recorrido hasta San Antonio del Táchira.

Al cruzar una de las trochas divididas por el río Táchira, Dominick fue amarrado en su nuca. Los brazos y piernas del bebé rodeaban su cuello con un suéter. El objetivo era que el pequeño no tocara el agua.

Una vez superada la travesía, Mata tuvo que presenciar los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional y los paramilitares. Las ráfagas de disparos resonaban en sus oídos. Le tocó deslizarse por la maleza para evitar una bala perdida, refiere Vanguardia.

Superar dificultades en Colombia

Hoy, su historia en Colombia la guardan las paredes de su vivienda en Bucaramanga que, a falta de puertas, está dividida por algunas de las cobijas que la acompañaron en su recorrido hasta la ciudad colombiana.

Para salvar la vida de su hijo debió superar algunas trabas en Colombia, entre ellas el desconocimiento del funcionamiento del sistema de salud. El tratamiento duró seis meses, pero no estar afiliada a una entidad prestadora de salud (EPS) hizo que tuviera que rogar tener suerte cada vez que ingresaba a un centro médico.

Una vez que accedió al sistema, el tiempo en las salas de espera transcurrió con más normalidad. En la clínica de Girón culminó la aplicación del antibiótico.

Estrella sueña con volver a Venezuela. En 2020 se reencontró con su esposo, José Zamora, de 39 años, quien también emigró a pie a Colombia. Ahora, la venezolana lleva adelante un emprendimiento de repostería llamado Domistar, abreviación del nombre de su hijo Dominick y su apodo.

Asimismo, apoya a organizaciones internacionales que buscan mejorar la calidad de vida de los venezolanos en Colombia, a través de su proyecto social llamado Regalando Sonrisas VeneCol.

Por ahora, la madre anzoatiguense ve crecer a su hijo y agradece lo que ha llegado a su vida en Colombia.

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