EL VENEZOLANO COLOMBIA | REVISTA METRO
De acuerdo con varias fuentes consultadas para esta nota, hasta el pasado 7 de agosto era palpable que el drama de la diáspora venezolana en Colombia se estrellaba ante las murallas de algunas agencias estatales, a pesar de que era evidente también que la atención a los inmigrantes del hermano país fue, en términos generales, una de las acciones de gobierno destacables del cuatrienio anterior.
Todo indica, sin embargo, que durante el actual gobierno la situación ha cambiado poco, hasta la fecha, al menos en lo que respecta a la Cancillería colombiana.
Así se desprende, por lo que se ha podido establecer, de la angustia que vive una mujer nacida en China que migró hace cerca de 20 años a Venezuela, donde procreó a dos niñas que hoy viven con ella en Cartagena de Indias.
Esta mujer, a quien llamaremos Xuan Wan* porque, por distintas razones, nos pidió reserva de su nombre verdadero, nunca legalizó su permanencia en Venezuela ni tramitó ningún documento relacionado con su identidad. Y hace tres años, por la situación económica y social que padecen amplios sectores bajo el régimen de Nicolás Maduro, ella y sus hijas migraron a Colombia, donde comenzaron una nueva vida.
Su problema, que por lo visto es similar al de cientos de inmigrantes, es que, mientras los venezolanos «cuando vienen a Colombia tienen un registro especial, que se llama RUMV (Registro Único de Migrantes Venezolanos), que es una especie de certificado que les permite tener acceso a los servicios de salud y seguridad social en Colombia; yo, por no tener la nacionalidad venezolana, no lo he podido obtener, y por eso tengo graves problemas para acceder a esos servicios«, le indicó a este reportero.
«A mis hijas, que hoy tienen diez años y siete años y sí son legalmente venezolanas, aunque tienen rasgos asiáticos, y sus apellidos son asiáticos, porque son hijas de asiáticos, sí las atienden sin problema, por lo cual estoy agradecida«, manifestó; «a ellas el gobierno colombiano sí les dio el RUMV, y por supuesto tienen acceso a los servicios de salud«.
«Pero a mí no pudieron dármelo, porque no tengo documentos venezolanos sino un pasaporte de China«, agregó; «y yo sí recibo algunos servicios si son de urgencias, pero para los otros servicios hay muchas trabas y muchas limitaciones«.
El hecho es que a Xuan Wan* le diagnosticaron un cáncer que hoy se halla en un estado avanzado, «y he podido asistir a urgencias, cuando se ha requerido, pero mi tratamiento genera todo tipo de órdenes médicas a las cuales el Dadis (Departamento Administrativo Distrital de Salud de Cartagena) suele ponerle trabas«.
«Desde hace aproximadamente cuatro o cinco meses acudo a la Personería Distrital para obtener ayuda, ya que, según las leyes de Colombia, la desatención a temas de salud es una violación a los derechos fundamentales y la Personería es la competente, y he recibido su apoyo, pero, como entenderá, estos son procesos lentos«, agregó.
«Mi problema más reciente«, expresó; «es que la Personería me ayudó a radicar una tutela, y un juez le ordenó al Dadis suministrar unos medicamentos y disponer de unos tratamientos, pero esa orden fue únicamente para esos medicamentos y esos tratamientos, es decir, no fue algo consecutivo, no fue un amparo integral sino una orden para unos medicamentos específicos, por lo cual hoy estoy otra vez desprotegida«.
Y contó la extranjera que una firma de abogados se ofreció a colaborarle y, «para que la solución a mi caso fuera definitiva, preparó una solicitud de visa para casos no previstos ante la Cancillería, que es una visa que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia tiene prevista para las personas que no cumplimos los requisitos para otro tipo de documento«.
«Pero, a pesar de que, como dijeron los abogados, es claro que me están violando varios derechos fundamentales, entre ellos el de la salud, y también los derechos de las niñas a estar al lado mío, la solicitud fue rechazada, y lo grave es que me dicen que cuando rechazan una solicitud de visa ya no puede presentarse de nuevo, o sea que es como una sanción muy grave«, manifestó Wan*.
«Y, figúrese«, dijo; «la rechazaron porque yo, una mujer china de más de cuarenta años, madre de dos niñas que viven conmigo, y que vendo arroz chino para medio subsistir, soy dizque una persona que puedo atentar contra la seguridad nacional; esa fue la consideración de la Cancillería para rechazarla.
Entonces presentamos una acción de tutela contra del Ministerio de Relaciones Exteriores, que fue repartida a un juez Penal de Cartagena, y ese juez negó la tutela por improcedente en primera instancia; y en segunda instancia esa decisión fue revocada por un magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bolívar, quien concedió amparo a mis derechos fundamentales ordenando a la Cancillería expedir una visa tal cual como la habíamos solicitado nosotros«.
«El hecho«, señaló, «es que a la fecha la Cancillería no ha cumplido la orden impartida; yo he llamado a ver pero no me dan ninguna razón; parece que por el cambio de gobierno los procesos en la Cancillería están retardados«.
Y remató expresando: «lo que me dicen algunas personas es que necesito tener una cédula de extranjería para tramitar lo pertinente, para que me atiendan de forma debida, pero aún nada. Y, mientras tanto, el cáncer avanza. Sin embargo, soy aún optimista; me dicen que con este nuevo gobierno las cosas van a cambiar. Eso espero«.
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