Como inmigrante que llegó a este país adolescente con mi madre y hermanas, vi cómo luchó mi mamá para echarnos adelante, trabajando turnos dobles, estudiando en las noches y fines de semana para mejorar nuestras oportunidades y condiciones de vida, siempre amando nuestro país de origen, Ecuador, pero convencidas de que nuestro futuro estaba en Estados Unidos.
Al igual que millones de inmigrantes a través del tiempo, incluyendo a mi familia, los venezolanos han llegado a este país aspirando a una vida productiva y segura para ellos y sus familias. Han aprendido inglés, nuevas destrezas y carreras, se han empleado o establecido negocios con el permiso de estado de protección temporal (Temporary Protection Status- TPS) y pagan impuestos de acuerdo a sus ingresos, contribuyendo al bienestar y a la economía de nuestro estado.
El apoyo bipartidista hacia una reforma migratoria que incluya un camino a la ciudadanía para los inmigrantes con TPS es abrumador, sobre todo en estados como Florida -la proporción es de 3 a 1, con votantes de ambos bandos que aprecian la importancia de esta reforma para nuestras comunidades.
PREOCUPADO POR LOS JUEGOS POLÍTICOS
Sin embargo, el senador Marco Rubio, más preocupado por los juegos políticos nacionales y por el futuro de su carrera que por sus constituyentes, ignora las voces del estado pidiendo que apoye el proyecto SECURE que abre el camino a la ciudadanía a más de 60,000 inmigrantes venezolanos con TPS. En otras palabras, otra vez apelando a los republicanos de extrema derecha del país pendiente a conseguir votos para alcanzar un próximo peldaño en su carrera política.
Dar la espalda a quienes lo necesitan – esa parece ser su consigna. Mientras pasan las semanas, los inmigrantes venezolanos con TPS ven sus esperanzas de adelantar su ciudadanía americana cada vez más lejos, el senador Rubio y su colega el senador Scott se unen para obstaculizar sus intenciones de progresar, de aportar y de lograr una vida plena para ellos y sus familias. Ellos deberían tener la libertad de poder decidir su futuro en Florida, el que de paso, beneficia a nuestro estado.
Personalmente, no me sorprende, pues su trayectoria en el Congreso por los pasados seis años habla por sí misma. Solo en los últimos cinco años, Rubio ha votado para otorgar recortes de impuestos masivos a las corporaciones más ricas de Estados Unidos, para derogar Obamacare y despojar a millones de floridanos del acceso a la atención médica, y por una enmienda presupuestaria que habría recortado cientos de millones de dólares de Seguro social y Medicare.
También votó para negar a los floridanos cheques de estímulo muy necesarios, contra el crédito tributario por hijos ampliado, en oposición a los salarios y beneficios ampliados, y en contra del proyecto de ley de infraestructura bipartidista que crearía miles de empleos bien pagados en nuestro estado. Es evidente que no empatiza con las poblaciones que más lo necesitan.
Tampoco me sorprende que ante el resultado de una encuesta de FIU que revela que más de la mitad de los venezolanos con derecho al voto en Florida no apoyarían a políticos que obstruyan el camino a la ciudadanía de sus compatriotas con TPS, la respuesta del senador Rubio fuera profesar su esperanza de que los venezolanos regresen algún día a su país.
Una respuesta vaga e inconclusa que refleja que el senador ignora que muchos hermanos y hermanas venezolanas con TPS han echado raíces en esta nación y que tener la libertad de escoger si desean regresar o quedarse acá- no debería él decidir por ellos.
Puedo identificarme con la urgencia, con la preocupación de mis hermanos inmigrantes y con el deseo de tener acceso a la libertad que este país ofrece para alcanzar la vida que todos merecemos. Si el senador Rubio no está dispuesto a permitirles esa oportunidad, entonces es tiempo de escoger a un congresista que verdaderamente tenga un compromiso con apoyar un camino a la ciudadanía para nuestros hermanos y hermanas con TPS.