EL VENEZOLANO COLOMBIA | acnur.org
Cuando Dayana García, de 14 años, todavía vivía en su casa en Venezuela, ella y sus amigas convertían sus sesiones de tarea después de la escuela en fiestas de baile improvisadas, y su elegante juego de pies rompía la monotonía de los ejercicios de lectura, escritura y matemáticas.
Pero cuando la inseguridad y la escasez generalizada de alimentos y medicamentos obligaron a la familia de Dayana a huir de Venezuela en 2018, pensó que el baile era cosa del pasado.
La familia se dirigió al noroeste, tomando el peligroso viaje por tierra desde su hogar en la capital Caracas, a través del Tapón del Darién, la densa jungla que separa a Colombia de Panamá.
MIEDO A LO DESCONOCIDO
El viaje resultó traumático: la familia de Dayana y el grupo de alrededor de 10 personas con las que intentaron cruzar, fueron asaltados al entrar en la jungla y pasaron siete días completos vagando por los cinco mil kilómetros cuadrados de naturaleza salvaje, sin comida, agua y otros esenciales.
“Pensaba que me iba a morir”, recordó Dayana con un escalofrío. “No sabía qué hacer”.
Lograron salir con vida y Dayana, su madre, su padre y su hermano, Giovanni, solicitaron asilo en Panamá. Pero a pesar de su alivio por haber superado la terrible experiencia en la jungla, Dayana todavía luchaba por adaptarse en su nuevo país de acogida.
Ella y Giovanni se inscribieron en una escuela pública local en el distrito de Pedregal en la ciudad de Panamá, pero Dayana, una estudiante extrovertida y popular en Venezuela, tuvo dificultades para hacer nuevos amigos.
“No encajaba al principio”, recordó.
EL ARTE TRANSFORMA
Pero un programa extracurricular llamado Programa Enlaces cambiaría todo eso.
El programa, que recibe apoyo financiero de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, tiene como objetivo transformar la vida de los jóvenes panameños y refugiados a través de la música y la danza.
Dayana se unió al grupo durante la pandemia de coronavirus, y la amiga que hizo a través de las sesiones remotas, una niña panameña llamada Ana, ayudaría a Dayana durante los largos y difíciles meses de encierro.
“El Programa Enlaces es lo mejor que nos ha pasado”, dijo la madre de Dayana, Katiana. “Es como una luz en medio de tanta oscuridad que uno pasa como refugiado”.
PROTAGONISTA DE SU BAILE
Además de ayudarla a hacer nuevos amigos, el programa, que ha prestado servicios a más de 300 jóvenes desde que recibió el apoyo del ACNUR en 2018, también reavivó la pasión de Dayana por la danza, algo que pensó que había dejado para siempre al huir de Venezuela.
A medida que las restricciones de movilidad de Panamá disminuyeron en enero, Enlaces pudo organizar más actividades en persona, incluido el programa de danza contemporánea en el que Dayana ha tomado un papel protagónico.
Durante una visita a Panamá, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, asistió a una presentación del grupo de danza contemporánea de Enlaces.
“El arte y la cultura son aliados para que las comunidades de acogida y las personas refugiadas y solicitantes de asilo, puedan brillar juntas” dijo el Alto Comisionado durante el evento.
“Presenciaremos el rol transformador de la danza en la vida de jóvenes refugiados y panameños, uniéndoles para promover un espíritu de amistad y empatía”, dijo Grandi.
SOCIALIZAR AYUDA
La presentación también reflexionó sobre los riesgos y las pruebas que enfrentan las personas desplazadas en todo el mundo cuando huyen de sus hogares y destacó el coraje y la resistencia necesarios para reconstruir sus vidas desde cero.
La pieza, unida por la historia de Dayana atravesando el Darién, destaca el coraje y la resiliencia de los refugiados, así como los riesgos que enfrentan cuando huyen de sus hogares.
Si bien Dayana y su familia aún enfrentan obstáculos para integrarse plenamente en la sociedad panameña, compartir tiempo con personas de su edad a través de la danza la ha hecho sentir más a gusto.
Ahora está planeando un futuro en Panamá: si bien Dayana todavía tiene cuatro años de secundaria por delante, ya está pensando en qué universidad le gustaría asistir para hacer realidad su sueño de convertirse en abogada.
“Me gustaría quedarme en Panamá”, dijo, y agregó: “Siento que mi vida está aquí”.