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En el proceso de transición que enfrentan las organizaciones por efecto de la virtualización, un aspecto interesante es de los empleados virtuales y los servicios ofrecidos por trabajadores independientes (freelancers) virtuales.
La alta conectividad dada por Internet, así como la digitalización de la información, ha transformado drásticamente varias actividades que se realizaban en su totalidad al interior de las organizaciones, en ubicaciones geográficas específicas. Esto ha redefinido prácticas laborales (dónde, cómo y cuándo se hace el trabajo), y varias actividades se desarrollan hoy en un contexto de tercerización (outsourcing). Por ejemplo, el reclutamiento de personal se realiza con frecuencia con asistencia de empresas especializadas en ese campo.
Las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) han permeado las actividades desarrolladas en distintos sectores y las personas utilizan alguna combinación de TIC para realizar su trabajo. Sin embargo, la pandemia por el covid-19 ha llevado a las empresas a que sus empleados realicen tareas virtuales.
Esto significa que las tareas están mediadas por TIC y hay una organización del trabajo que permite que el individuo trabaje por su cuenta y se integre a equipos virtuales usando plataformas que facilitan reuniones (por ejemplo, Webex) o trabajo colaborativo (por ejemplo, Teams). Así, personas que se encargan de labores profesionales o técnicas (desarrollo de aplicaciones), administrativas (contabilidad) e incluso creativas (diseño gráfico) están desarrollando tareas desde su casa.
Este trabajo virtual requiere de una adecuada coordinación de tareas al interior de la organización, así como de soporte tecnológico y humano para solucionar cualquier solicitud o incidente que tengan los empleados.
Adicionalmente, el empleado virtual requiere un espacio (buena iluminación, silla ergonómica) y TIC (computador con alta capacidad de procesamiento, buena conectividad a Internet) adecuados para su trabajo. La importancia de estos elementos se resalta en escenarios de confinamiento obligatorio, ya que varios empleados virtuales trabajan en espacios en donde también se desarrolla su vida privada. Esto último ha generado que las personas hagan su trabajo en horarios no laborales y puedan sentirse sobrecargadas. Por ello, es crítico que los gerentes garanticen que sus empleados tengan acceso a los recursos que necesitan para realizar su trabajo satisfactoriamente y que las demandas laborales no se vuelvan excesivas.
Una alternativa a manejar empleados virtuales es acudir a freelancers virtuales, que les permiten a organizaciones de distintos tipos realizar algunos trabajos de forma eficiente y efectiva. Estos freelancers virtuales, que trabajan en áreas de conocimiento que no requieren presencia física (por ejemplo, desarrollo de software, consultoría), tienen a partir del 2020 un amplio mercado por el incremento en la demanda de sus servicios.
Este entorno plantea desafíos tanto para la organización como para el freelancer. La organización deberá formular estrategias de administración de conocimiento con tecnologías especializadas en este propósito (por ejemplo, intranets de acceso a conocimiento, directorios de especialistas que permitan un acceso ágil y oportuno a estos profesionales virtuales). La complejidad de los proyectos en que se involucre exigirá también seguimiento, coordinación y evaluación de los servicios virtuales contratados. La adopción de virtualización puede incluso requerir la creación de espacios físicos de encuentro que promuevan y potencien innovación, además de facilitar la interacción.
Desde el punto de vista del freelancer, se deben definir estrategias claras de promoción de su valor agregado, así como de la diferenciación que ofrece un trabajador independiente. Esto puede lograrlo aprovechando plataformas como Upwork, que facilitan el encuentro de oferta y demanda de servicios profesionales. Estos sitios ofrecen información sobre el profesional (como experiencia, tarifas), y ayudan a promocionar al trabajador virtual.
Sin embargo, también aumentan el poder de negociación del cliente, ya que puede comparar múltiples opciones. Esto implica que un freelancer tiene que cultivar una red de asociados en la difusión de sus servicios, que potencie su posibilidad de contratación y le permita involucrarse en comunidades de práctica interesadas en su especialidad.
La posibilidad de tener empleados virtuales o de contratar freelancers virtuales significa que las empresas realizan inversiones tecnológicas y adoptan sus procesos para soportar esa virtualidad. Aprovechar las ventajas que ofrece la virtualidad y manejar de forma adecuada los retos que presenta, puede significar que las empresas la mantengan más allá de la duración de la emergencia por el covid-19.
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