Deslumbró en Sundance (EE.UU.) y acumula 18 premios internacionales, por lo que había llegado al festival de cine de San Sebastián (España) con una gran expectación y no ha defraudado. La cinta colombiana «Monos», de Alejandro Landes, sacudió hoy las conciencias y deslumbró y aterró a partes iguales.
Lo hace con una historia de adolescentes metidos a soldados, a guerrilleros, secuestradores de una estadounidense que camina por el hilo que separa a las víctimas de los victimarios, en la que no hay etiquetas ni pasado para que el espectador saque sus propias conclusiones.
«La película atenta contra cualquier tipo de concepción binaria en la vida», explica en una entrevista Landes, que no quería dejar claro si esos adolescentes son guerrilleros o paramilitares o si la secuestrada es agente de la CIA o alpinista.
Límites borrosos en una historia dura que contrasta con la sobrecogedora belleza de los escenarios en los que está rodada, el Páramo de Chingaza y el cañón del río Samana, en Antioquia.
Cita el director a secuestrados durante el largo conflicto que afectó a su país que aseguraban haber tenido sentimientos contradictorios entre estar en lugares tan bellos que a la vez se habían convertido en su infierno.
Un contraste muy marcado en una película que navega entre una historia de guerra clásica y una de adolescencia, de ese momento íntimo en el que uno deja de ser niño pero tampoco es adulto y en el que buscamos una etiqueta, una pertenencia al grupo, objetivo que hace sentirse más cómodo al ser humano, señala Landes.
Ese momento es el que atraviesan los ocho adolescentes que componen ese grupo de aspirantes a la nada y que están soberbiamente interpretados por Sofia Buenaventura, Moises Arias, Laura Castrillón, Paul Cubides, Sneider Castro, Karen Quintero, Julian Giraldo y Deiby Rueda.
Todos ellos comandados por ‘Mensajero’ -interpretado por un exguerrillero de las FARC, Wilson Salazar Sánchez, alias ‘El enano’- y guardianes de una americana, la ‘doctora’, a la que da vida Julianne Nicholson.
«Julianne sintió que era algo que jamás había hecho, era un gran reto para ella y fue muy insistente para hacerse con el papel», recuerda Landes, que destaca que la actriz estuvo dispuesta a hacer todo lo que él quería, como estar todo el tiempo en el duro rodaje para vivir el espacio, más allá de los días que le tocara grabar a ella.
Una convivencia que funcionó para mostrar la evolución de las relaciones de unos personajes que poco a poco van extremando sus comportamientos y aumentando su violencia.
Un retrato de los conflictos armados actuales, que están lejos de las guerras de líneas claras y definidas como fueron las dos mundiales.
«Es una especie de bruma de guerra, una guerra de guerrillas que se ha producido en América Latina pero también en otras partes del mundo», enfrentamientos de muchos frentes y de peleas en las sombras que hace que la película se local y universal al mismo tiempo.
Y quizás sea eso lo que ha hecho que «Monos» haya recibido premios en lugares tan dispares como Sundance, Rumanía, Eslovaquia u Odesa (Ucrania) y que se vaya a estrenar en más de 30 países, además de ser la representante colombiana en los Óscar.
Por el momento ya ha cosechado un gran éxito en su país, donde lleva 250.000 espectadores desde mediados de agosto y también está obteniendo buenos resultados en Holanda o en Estados Unidos, en su segunda semana en cartel.
Mucho más de lo que esperaba el colombiano Landes -aunque nacido en Sao Paulo- de su tercer trabajo tras el documental «Cocalero» (2007), sobre Evo Morales, y «Porfirio» (2011).
Sonríe al ser preguntado por la comparación que ha hecho algún crítico de su película con «Apocalypse Now» y reconoce que «Monos» dialoga en cierta manera con la épica literaria de «El señor de las moscas» o «El corazón en las tinieblas», la obra que inspiró el filme de Francis Ford Coppola.
Pero asegura convencido: «‘Monos’ es su propia cosa», más allá de referencias e influencias.
Con ella compite en la sección Horizontes Latinos del festival donostiarra, que este año acumula títulos brillantes y pone difícil la tarea del jurado presidido por la realizadora española Meritxell Colell.
Con información de EFE