OPINIÓN
¿Por qué no termina de resolverse la crisis venezolana?

Por: Emilio Figueredo │Abogado y director de Analitica.com

La crisis multifacética venezolana ha alcanzado un nivel tal que está convirtiendo al país en un ente disfuncional. No solo la crisis humanitaria se agrava a diario porque el régimen en el poder se niega a reconocerla y, por lo tanto, no permite que se lleven a cabo los mecanismos internacionales que puedan ayudar a aliviarla, sino que, además, ese régimen tiene como propósito fundamental permanecer en el poder, cueste lo que cueste.

Los intentos para producir un cambio político que ha llevado a cabo, desde principios de este año, la oposición organizada liderada por quien la Asamblea Nacional designó como presidente encargado de la República, Juan Guaidó, no han logrado quebrar la resistencia del régimen que más bien ha aumentado la represión como mecanismo para no entregar el poder.

Conjuntamente con los esfuerzos realizados por Guaidó, la comunidad internacional organizada en torno al Grupo de Lima, la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos y otros países, que a la fecha suman 60, ha adoptado fuertes medidas sancionadoras contra los principales funcionarios del régimen, así como también ha reconocido que la legitimidad política en Venezuela reside en la Asamblea Nacional y en el Presidente designado, Juan Guaidó.

«No solo la crisis humanitaria se agrava a diario porque el régimen en el poder se niega a reconocerla; sino que, además, ese régimen tiene como propósito fundamental permanecer en el poder, cueste lo que cueste»

Esas presiones ejercidas sobre el régimen en el poder, tanto a nivel internacional como interno, no han logrado, hasta la fecha, quebrar la resistencia de Maduro frente a procurar una salida democrática y constitucional y al cambio político que el país requiere.

Ahora, se intenta de nuevo, por intermedio del gobierno de Noruega, un ejercicio de lo que pudiera ser una mediación entre el gobierno de facto y el gobierno legitimado por la Asamblea Nacional.

Esa iniciativa ha agitado las aguas políticas en Venezuela porque algunos sectores opositores consideran que lo único que se va a alcanzar con éste procedimiento es darle oxígeno a Maduro y por lo tanto prolongar la agonía que adolece en el país.

El asunto no es si lo que se intenta en Oslo sirve o no, sino qué alternativas hay para superar el juego cerrado que es lo que hoy prevalece en Venezuela.

Las opciones militares internas o internacionales no lucen probables en lo inmediato y lo que sí parece estar sucediendo es un esfuerzo global por parte de los principales países interesados, en una solución rápida a la crisis venezolana, en acordarse entre sí y estructurar una fórmula que propondrían, para no decir impondrían, a las partes, para que pueda iniciarse un proceso de estabilización política y de reconstrucción nacional en Venezuela.

Sea cual fuere el camino que se transite en el próximo futuro, lo único cierto es que de no emprenderse una vía que resuelva la crisis, la magnitud del colapso venezolano afectará a toda la región con una emigración forzada que pudiera alcanzar, según estimaciones de Naciones Unidas, la dramática cifra de 8 millones.

Hoy el problema de Venezuela no es solo un asunto de los venezolanos sino también de todos los países del continente que se verán, de una u otra manera, afectados por la implosión de ese país.

@efigueredop

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