
EL VENEZOLANO COLOMBIA
El presidente Gustavo Petro ha marcado un hito en la política exterior colombiana al anunciar una visión que trasciende la histórica dependencia de Estados Unidos. En una reciente entrevista con la cadena china CCTV, el mandatario defendió la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, un acuerdo que busca fortalecer lazos con China en áreas como tecnología, agroindustria y sostenibilidad.
Este paso, que ha generado críticas desde Washington, refleja el deseo de posicionar al país como un actor autónomo en el escenario global, promoviendo un equilibrio entre las potencias mundiales y el desarrollo interno.
Una diplomacia sin fronteras
Gustavo Petro subrayó que Colombia no se limitará a su tradicional alianza con Estados Unidos, sino que explorará vínculos con diversas regiones. En sus palabras, el país “mira al sur” y al resto del mundo, buscando socios estratégicos que impulsen su progreso. Este enfoque, según el presidente, no implica romper con Washington, sino diversificar las relaciones para maximizar oportunidades en un contexto global dinámico.
La cooperación con China, en este sentido, se presenta como un pilar clave para sectores estratégicos que podrían transformar la economía nacional.
La Ruta de la Seda: oportunidades y desafíos
El acuerdo firmado con China, de carácter no vinculante, abarca proyectos en transición energética, inteligencia artificial, infraestructura tecnológica y movilidad. Según el Gobierno, esta iniciativa pretende reducir el déficit comercial con el gigante asiático, que actualmente supera los $13.000 millones.
Sin embargo, la decisión ha desatado inquietudes en Estados Unidos, donde el Departamento de Estado calificó el acercamiento como “decepcionante”. Las advertencias de Washington apuntan a posibles riesgos, como la pérdida de soberanía o la afectación de exportaciones clave como el café y las flores.
Migración y pobreza: un llamado al diálogo global
Durante la entrevista, Petro abordó la crisis migratoria latinoamericana, señalando que la persecución de indocumentados en Estados Unidos refleja un problema estructural: la pobreza en el sur. Propuso que el progreso económico en los países de origen podría frenar los flujos migratorios, abogando por un “diálogo entre civilizaciones” como alternativa a las políticas coercitivas.
Esta visión, que prioriza la cooperación internacional sobre la confrontación, busca garantizar una seguridad global basada en la equidad y no en la violencia.
Reacciones y perspectivas
La respuesta de Estados Unidos ha sido contundente, con críticas que alertan sobre las intenciones de China y su impacto en la región. No obstante, la Cancillería colombiana defiende que el acuerdo con Pekín no compromete la autonomía del país, sino que abre puertas a proyectos conjuntos alineados con las prioridades nacionales. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, impulsada por China desde 2013, conecta continentes a través de inversiones en comercio, innovación y sostenibilidad, y Colombia busca aprovechar esta red para fortalecer su desarrollo.
La estrategia de Petro refleja un giro hacia una Colombia que aspira a ser protagonista en el concierto internacional, sin subordinarse a una sola potencia. Aunque el camino plantea retos, como las tensiones con socios tradicionales, también abre oportunidades para un crecimiento más inclusivo y diversificado. Este nuevo capítulo en la política exterior colombiana invita a un debate sobre el rol del país en un mundo interconectado.