
EL VENEZOLANO COLOMBIA
En Colombia, miles de venezolanos enfrentan un panorama laboral marcado por la precariedad y la exclusión. Albañiles, mecánicos y repartidores, como Cemir, Maicol y Jhonier, sortean cada día riesgos físicos, inestabilidad económica y trabas legales para sobrevivir.
La falta de documentos, el desconocimiento de procesos y las limitaciones económicas los relegan a trabajos informales, sin acceso a salud ni seguridad social. Este artículo explora las dificultades que enfrentan estos migrantes para lograr una vida laboral justa y las brechas que perpetúan su vulnerabilidad.
La precariedad en las alturas: Construcción sin garantías
Cemir Castillo, un albañil venezolano de 52 años, equilibra su cuerpo sobre un andamio improvisado en Bogotá. Junto a su hijo José, aplica estuco en una fachada, consciente de que un resbalón podría significar un gasto médico inalcanzable. Sin afiliación al sistema de salud colombiano, un accidente laboral los dejaría desamparados.
La ausencia de un permiso de permanencia los limita a obras informales, donde los contratan sin exigir documentos, pero también sin garantizar pagos puntuales ni condiciones seguras. Esta realidad afecta a más de un millón de migrantes que, según la Plataforma R4V, carecen de acceso a servicios sanitarios por barreras económicas y administrativas.
El arte de reinventarse: Mecánica contra la incertidumbre
En el barrio 7 de agosto, Maicol Velasco pule una camioneta con destreza adquirida a pulso. Llegó a Cali desde Venezuela hace siete años y aprendió el oficio automotriz por necesidad. Hoy, en Bogotá, trabaja en un taller donde paga por usar herramientas y espacio, una dinámica que refleja la inestabilidad de su situación.
Aunque sueña con tener su propio negocio, la falta de un permiso vigente y el desconocimiento sobre cómo cotizar pensión o acceder a créditos lo frenan. Según el DANE, el 80 % de los venezolanos en Colombia no está afiliado a sistemas de pensiones, lo que dificulta planificar un futuro estable.
Pedaleando entre riesgos: Domiciliarios sin red de apoyo
Jhonier Herrada, de 24 años, recorre Bogotá en una bicicleta, entregando pedidos a contrarreloj. Sin documentos propios, usa un permiso prestado para trabajar en plataformas digitales, asumiendo el riesgo de sanciones legales. Junto a él, Ángel Rojas, otro repartidor, enfrenta la misma incertidumbre: sin seguro ni salud, un accidente o robo de su vehículo sería devastador. Ambos desconocen cómo regularizar su estatus o acceder a derechos básicos. La encuesta del Observatorio del Proyecto Migración Venezuela revela que el 60 % de los migrantes ignora los trámites para legalizarse, una brecha que los mantiene atrapados en la informalidad.
La desinformación como barrera invisible
La falta de claridad sobre procesos migratorios es un obstáculo común para estos trabajadores. A pesar de iniciativas como el Estatuto Temporal de Protección, muchos venezolanos no saben cómo beneficiarse de él o enfrentan trámites engorrosos. Esta desinformación los expone a explotación laboral, rechazo por su nacionalidad y exclusión de servicios esenciales. La urgencia de un sistema que facilite el acceso a la información y agilice la regularización es clave para integrar a esta población y garantizarles condiciones dignas.
La resiliencia de los migrantes venezolanos en Colombia es innegable, pero su lucha diaria evidencia un sistema que aún no logra incluirlos plenamente. Sin acceso a salud, seguridad social ni empleos formales, albañiles, mecánicos y domiciliarios enfrentan un camino lleno de riesgos. Cerrar las brechas de información y simplificar los procesos migratorios no solo beneficiaría a estos trabajadores, sino que fortalecería la economía y la cohesión social del país. Su esfuerzo merece un futuro con derechos y oportunidades reales.