
EL VENEZOLANO COLOMBIA
El bolívar atraviesa una caída sin precedentes frente al dólar estadounidense, impulsada por un nuevo golpe a la principal fuente de divisas del país: el petróleo.
La reciente decisión de la administración de Donald Trump de imponer un arancel del 25% a las naciones que quieren crudo venezolano ha generado una oleada de incertidumbre que sacude el mercado cambiante.
Fuga hacia el dólar y tensión en el mercado paralelo
Ante el temor de una reducción drástica en la entrada de divisas, tanto empresas como ciudadanos han intensificado la compra de dólares en canales informales. El tipo de cambio paralelo, que a inicios de año se ubicaba en 66 bolívares por dólar, ha superado la barrera de los 100, ampliando la brecha con el valor oficial hasta niveles no vistos en más de un lustro.
Esta situación obedece a que el Estado venezolano emplea los ingresos del petróleo para alimentar la oferta de divisas en el mercado formal. La posibilidad de una disminución sostenida de esos recursos ha encendido las alarmas y disparado la demanda de moneda extranjera.
Empresas extranjeras se retiran y Chevron tiene los días contados
La medida de Trump ha provocado una reacción inmediata entre los principales compradores de crudo venezolano. La india Reliance Industries suspendió sus importaciones, mientras que la española Repsol desvió al menos un cargamento. Chevron, una de las pocas compañías estadounidenses con presencia en el país, enfrenta ahora un plazo de 60 días para cesar sus actividades.
Estas decisiones han llevado al Gobierno a recortar a la mitad sus ventas de dólares al mercado oficial, según estimaciones de la firma Ecoanalítica. Esto ha agravado la escasez de divisas y contribuido a la volatilidad en los precios.
Recrudecimiento inflacionario y medidas improvisadas
El Ejecutivo ha intentado responder flexibilizando ciertas regulaciones, permitiendo a los comerciantes ajustar los precios de manera independiente a la tasa oficial. Sin embargo, estas acciones son vistas como paliativos insuficientes en un contexto de creciente inflación y caída de inventarios.
La reducción de jornadas laborales en el sector público, adoptada como medida de ahorro energético, ha generado inquietud adicional sobre la capacidad de consumo y el futuro del comercio interno.
La economía al borde del colapso
Expertos como Alejandro Grisanti y José Manuel Puente coinciden en que el país enfrenta una tormenta económica perfecta. El desplome del bolívar, la salida de empresas petroleras clave, la pérdida de reservas líquidas y la contracción prevista del PIB dibujaron un escenario crítico. La frágil recuperación observada en meses anteriores parece revertirse rápidamente ante la presión de factores externos e internos.
En palabras del economista Jesús Palacios, el régimen de Maduro tendrá que relajar aún más las normas sobre divisas si desea evitar un colapso absoluto. Sin embargo, la desconfianza y la falta de credibilidad dificultan cualquier intento de estabilización.