El exilio hostil de los activistas venezolanos en Colombia | Por: Pablo A単ez Held

El autor es: Historiador del Arte y Profesional en Gobierno.Escribe sobre geopol鱈tica, econom鱈a internacional y pol鱈tica exterior colombiana

Para los activistas que han tenido que huir de Venezuela, Colombia se siente como un pa鱈s cada vez menos hermano.

Siento mucha hostilidad por parte del gobierno colombiano. Despu辿s de todo lo que hemos pasado, huimos de un r辿gimen que no nos permite desarrollarnos, y creo que quedarnos ac叩 para replicar eso no tiene sentido. As鱈 es como una defensora de derechos humanos venezolana, que prefiri坦 reservar su nombre para proteger su integridad y la de sus familiares, describe su experiencia en Colombia. 

Es lo mismo que sienten otros cinco defensores de derechos humanos, periodistas y activistas venezolanos que han tenido que emigrar para escapar de la represi坦n pol鱈tica del r辿gimen de Maduro. Todos son figuras reconocidas en la lucha por los derechos en su pa鱈s y todos hablaron desde el anonimato, por su seguridad. La Silla los identificar叩 con letras. Esta es la historia de su llegada y de las barreras que han tenido que enfrentar en su paso por Colombia.

El escape: perseguidos por el r辿gimen de Maduro

Las elecciones del 28 de julio marcan un punto de inflexi坦n para la violencia pol鱈tica en Venezuela. El chavismo siempre persigui坦 a la oposici坦n, pero los activistas dicen que cuando el r辿gimen no pudo ocultar el fraude con el que se rob坦 las elecciones, solo le qued坦 la represi坦n para silenciar las manifestaciones y a cualquiera que se atreviera a cuestionar los resultados.

En los d鱈as que siguieron a las elecciones, el r辿gimen activ坦 toda una red de delatores a nivel comunitario. Si te vieron celebrando la elecci坦n, leyendo los resultados en un centro electoral o siendo miembro de una mesa en la que gan坦 Gonz叩lez te se単alaban como sospechoso, dice A., una de los activistas.

Muchos ciudadanos inocentes fueron detenidos. Maduro incluso revel坦 cifras de la cantidad de encarcelados antes de detenerlos, d叩ndoles una carta blanca a las autoridades para apresar a cualquiera, incluso a menores de edad. Hay j坦venes de 16 y 17 a単os en la c叩rcel, pero que no se nos olvide que tambi辿n separaron a chamitos de nueve y diez a単os en hospitales, dice B.

As鱈 comenz坦 la cacer鱈a de brujas que llev坦 a estos seis activistas a salir de Venezuela, no sin antes convertirse en v鱈ctimas de una persecuci坦n sistem叩tica, materializada en cuatro leyes que criminalizan a la sociedad civil sin tener que aportar m叩s pruebas que la mera resistencia al r辿gimen: la Ley contra el Odio, la Ley contra el Fascismo, la Ley anti-ONG y la Ley Sim坦n Bol鱈var contra el Bloqueo Imperialista

Estas 炭ltimas tres fueron aprobadas entre abril y noviembre del a単o pasado, durante el periodo electoral. Crean penas y sanciones para toda voz disidente, alegando que cualquier discurso contrario al r辿gimen promueve el odio y el fascismo, o que cualquier persona que tenga una conexi坦n con organizaciones extranjeras est叩 siendo financiada por el imperialismo para atentar contra la soberan鱈a nacional.

Autoridades como Diosdado Cabello, el actual ministro de Interior y Justicia, lideran los espacios de acoso p炭blico contra civiles. Diosdado mont坦 un programa de televisi坦n para la delaci坦n. En 辿l, utiliza denuncias an坦nimas para inventar expedientes pol鱈ticos contra activistas y l鱈deres sociales. Todos los mi辿rcoles en la noche pod鱈amos ser se単alados por corrupci坦n solo por defender los derechos humanos, dice C.

Con t辿cnicas como esa, el r辿gimen sofistic坦 los medios de represi坦n pol鱈tica. Los castigos van desde la retenci坦n de bienes y multas hasta violaciones de derechos humanos y asesinatos. De un d鱈a a otro todos pasamos a ser enemigos internos y sujetos de vigilancia. Sin ninguna prueba contra m鱈, allanaron mi casa y se robaron mi dinero. A veces los agentes de inteligencia te roban solo para mantener el salario que no tienen, dice B. 

Otro de los defensores fue detenido arbitrariamente por el servicio de inteligencia. Le quitaron su pasaporte, lo encapucharon y lo metieron en un cuarto que cambiaba abruptamente de temperatura, en un momento estaba hirviendo y en otro helando. All鱈 lo sometieron a m炭sica de terror a altos vol炭menes. Luego lo amenazaron con secuestrar a su familia si 辿l intentaba huir del pa鱈s. Dice que a炭n lidia con el trauma de la tortura f鱈sica y psicol坦gica a la que fue sometido. El terror te lo dejan sembrado en la piel, en el cuerpo, en todos los aspectos de tu vida, recuerda D., con un nudo en la garganta. 

En Venezuela ya se est叩 aplicando la t辿cnica nazi del Sippenhaft, en donde culpan a tus familiares por los mismos delitos que a ti. Por eso, si van a detenerte y no te encuentran, se llevan a tu familia como un canje o una forma de extorsi坦n, corrobora C. 

En este entramado de persecuci坦n, el r辿gimen anul坦 los pasaportes de cientos de defensores de derechos humanos para evitar que escaparan a otro pa鱈s. De forma discrecional, vincularon a activistas con la campa単a pol鱈tica de la oposici坦n y suspendieron la validez de sus pasaportes dentro del territorio venezolano. Ahora, cada vez que pasan por alg炭n punto migratorio a辿reo o terrestre, aparece una orden de retenci坦n en su contra.

A pesar de todo, los seis lograron salir de Venezuela. Utilizaron protocolos confidenciales de extracci坦n y reubicaci坦n segura para llegar a Colombia. Pero aqu鱈 tampoco encontraron la tranquilidad.

El r辿gimen quiere criminalizar nuestro trabajo sin evidencia y sin pruebas. Se basan solo en sus sospechas para intentar silenciarnos. Foto: La Silla Vac鱈a.

La llegada: pocas garant鱈as para la protecci坦n y el refugio

Aunque tuvieron que entrar a Colombia como turistas, no son turistas en ning炭n sentido. Salvo uno, los dem叩s no pidieron refugio por miedo a comprometer sus procesos de visado. Temen que las autoridades no les crean sobre la persecuci坦n, o peor a炭n, que alguien los delate con el r辿gimen y pueda haber retaliaciones contra sus familias en Venezuela.

Desde que llegaron, los oficiales de Migraci坦n Colombia les exigieron requisitos que no son usuales para turistas: adem叩s de su pasaporte (anulado, incluso), les pidieron reservas de alojamiento y p坦lizas de salud internacional para poder entrar.

Tambi辿n un tiquete a辿reo de regreso a Venezuela o hacia otro pa鱈s al t辿rmino de su visa de turista, que en el mejor de los casos dura 90 d鱈as aunque un par recibi坦 una visa de solo dos semanas, sin raz坦n alguna. Solo saliendo y volviendo a entrar podr鱈an ser reconsiderados para una extensi坦n. Todos alegaron que pod鱈an salir por tierra, por la frontera, pero el agente de Migraci坦n no acept坦 su respuesta.

Nosotros no estamos aqu鱈 porque nos dio la gana o porque ten鱈amos plata y tiempo para visitar Colombia. Pedirnos salir y volver a entrar genera costos que en muchos casos no podemos asumir. Impactan nuestras posibilidades de quedarnos aqu鱈, o de comer o no comer, dice A.

Seg炭n Ligia Bol鱈var, directora de AlertaVenezuela, una organizaci坦n de incidencia internacional en derechos humanos, estas exigencias son absurdas. Para muchos migrantes movilizarse por tierra es la 炭nica forma que tienen para salir y entrar de Venezuela. Algunos tienen el pasaporte anulado y no pueden regresar en avi坦n. Migraci坦n Colombia expone a estas personas a una retaliaci坦n al regreso a Venezuela, dice.

Otros requisitos son imposibles de cumplir, como presentar estados financieros individuales o una constancia de antecedentes penales. Por su condici坦n, los activistas no tienen acceso a las p叩ginas oficiales del Estado venezolano, o no quieren generar una alerta sobre su estatus migratorio.

Adem叩s de Migraci坦n Colombia, las aerol鱈neas tambi辿n han elevado las barreras de entrada. Ya hemos visto casos en los que una aerol鱈nea retiene los pasaportes o documentos de identidad de un venezolano hasta que no compre un tiquete de salida. El personal de Avianca utiliza la nacionalidad venezolana como una herramienta para humillarnos, dice B.

(La Silla contact坦 a Avianca para corroborar los hechos. La aerol鱈nea niega haber retenido los documentos bajo ninguna circunstancia, y dice que solo pide los requisitos que exigen las autoridades migratorias del pa鱈s hacia donde se dirigen los pasajeros).

En su llegada a Colombia, los seis activistas dicen que los oficiales de migraci坦n no les dieron explicaciones sobre por qu辿 los tratan diferente a otros turistas o qu辿 坦rdenes est叩n siguiendo. La realidad es que por ley los funcionarios de Migraci坦n pueden solicitar requisitos adicionales seg炭n su criterio para admitir turistas, lo raro es la coincidencia de que se los pidieran a estos seis venezolanos. 

La normativa dice que los niveles de discrecionalidad no pueden ir en contra de los derechos humanos, pero pareciera como si en Migraci坦n Colombia tuvieran una presunci坦n de mala fe contra los extranjeros dice Lublanc Prieto, abogada y directora de la ONG Refugiados Unidos. Seg炭n ella, es com炭n que las poblaciones provenientes de pa鱈ses con crisis humanitarias encuentren m叩s barreras que el visitante promedio en los aeropuertos de Colombia. Ya ha atendido casos de ucracianos, haitianos y hasta colombo-venezolanos. 

Al parecer, es un patr坦n que ha empeorado para los venezolanos con el gobierno Petro, que elimin坦 la emisi坦n de nuevos permisos del Estatuto Temporal de Protecci坦n para Migrantes Venezolanos (ETP), una pol鱈tica implementada por el gobierno Duque. 

El decreto sigue vigente, y el permiso de aquellos que lograron sacarlo sigue activo hasta 2031. Fuera de eso, el gobierno Petro cre坦 un Permiso Especial de Protecci坦n Tutor (PEP Tutor), que permite regularizar a padres o custodios cuyos hijos hayan accedido a un Permiso de Protecci坦n Temporal antes de diciembre de 2023. El problema es que a pesar de que existe el decreto que lo crea, el permiso todav鱈a no se ha reglamentado.

Tambi辿n existe la visa V de Visitante Especial. En teor鱈a, los migrantes podr叩n empezar a solicitarla desde el 4 de marzo, pero a炭n hay dudas sobre si el congelamiento de Usaid pueda afectarla. Seg炭n Refugiados Unidos, el 87% de todos los proyectos y atenciones a venezolanos han sido suspendidos por Usaid. Por ejemplo, Migraci坦n Colombia cerrar叩 m炭ltiples Puntos Visibles de atenci坦n a migrantes por falta de fondos.

Encima de todo, Petro cerr坦 la Gerencia de Fronteras y reparti坦 sus funciones entre la Canciller鱈a y el Ministerio de Igualdad. Esa decisi坦n fue un desastre, pues la oficina ten鱈a nivel presidencial e integraci坦n con todos los ministerios. Hoy en d鱈a nadie encabeza la atenci坦n a los venezolanos en Colombia, que son tres millones, o el 8% de la poblaci坦n nacional, dice Lucas G坦mez, ex gerente de fronteras del gobierno Duque.

Para los defensores que han hu鱈do a Colombia en el 炭ltimo a単o, la consecuencia directa de esto es la incertidumbre. Con las crisis pol鱈ticas y los cambios de gabinete, no sabemos a qui辿n acudir. Y cuando hemos tenido la oportunidad de hablar con funcionarios de Canciller鱈a han llegado a decirnos que el sistema de salud colombiano colaps坦 por culpa de los venezolanos. Dicen que no tienen recursos para atendernos, y m叩s ahora con el fin de Usaid, dice E. 

Sienten que la Canciller鱈a no es receptiva, lo cual es un desincentivo para solicitar refugio en Colombia, un pa鱈s hist坦ricamente cerrado a los refugiados. Los aspirantes tienen que demostrar que son perseguidos pol鱈ticos y su caso va a la Comisi坦n Nacional de Refugio, en donde estudian minuciosamente sus antecedentes. Mientras tanto, se les otorga un salvoconducto que les permite residir de manera legal en Colombia, pero no pueden arrendar un apartamento ni beneficiarse del sistema de salud p炭blica o los programas sociales del Estado.

Usualmente tampoco pod鱈an trabajar, pero un nuevo decreto de la Canciller鱈a abrir叩 la posibilidad de que los portadores de salvoconductos puedan hacerlo desde el pr坦ximo julio. 

El gobierno Duque se abri坦 a la migraci坦n en un pa鱈s que no estaba preparado para esto. Nos toc坦 aprender en el camino, pero todo el proceso implica un gasto adicional para un gobierno deficitario, y vaya uno a ver si todos son perseguidos pol鱈ticos de verdad, le dijo a La Silla un alto funcionario de la Canciller鱈a que pidi坦 la reserva de su nombre. 

En Colombia hay alrededor de 61 mil solicitudes de refugio, seg炭n datos de La Canciller鱈a con corte a enero de 2024. De 辿stas, el 97% son de venezolanos, que pueden esperar hasta cinco a単os en recibir respuesta. Pero menos del 5% de las solicitudes son exitosas.

Lo 炭nico que pude traer, fuera de lo necesario, fue esta mu単equita. Me la regal坦 un amigo y me recuerda a mi familia. Me hace sentir un poco mejor. Foto: La Silla Vac鱈a.

La vida en Colombia: tejiendo alianzas desde la sociedad civil

A estos activistas los acosa la paranoia de una persecuci坦n transnacional. Viven escondidos del ojo p炭blico, creando ficciones para evadir las preguntas sobre su origen o su verdadera ocupaci坦n. A algunos los atormenta la culpa de que por su trabajo no solo sus vidas sino las de la gente que m叩s quieren se vean trastornadas.

Esta es la vida que yo eleg鱈, y volver鱈a a hacerlo, pero arrastrar a mi familia me duele. Por ahora no puedo ver a mi hijo. Es la primera vez que no voy a poder despertarlo en su cumplea単os. No voy a poder abrazarlo, por mi culpa, dice A. entre l叩grimas.

En Colombia se est叩n gastando el patrimonio de su familia. Viven de sus ahorros, algo de trabajo virtual y un pu単ado de fondos de emergencia internacionales para cubrir su traslado y unos meses de manutenci坦n. Adem叩s de costear una nueva vida en Bogot叩, a炭n tienen que pagar arriendo y servicios en Venezuela, o enviar dinero para apoyar a sus parientes.

Se sienten desarraigados, como parias en una sociedad que los estigmatiza como ladrones y que los ve como una carga. Te enteras de tanto casos de xenofobia que se te mete en la cabeza el temor a la discriminaci坦n. El otro d鱈a me hice unos ex叩menes m辿dicos y me dejaron un morado en el brazo. Seguramente fue un error, pero uno se pregunta: 多y si esta persona me odia y me maltrata solo por ser venezolano? 多y si lo hace a prop坦sito?, dice D.

En un taxi tuve que fingir que era de Costa Rica mientras averiguaba en internet como es que hablan all鱈. El conductor me pregunt坦 de d坦nde soy y obviamente no iba a responderle que venezolana, dice F.

Solo se sinceran entre s鱈, en privado, o ante unas cuantas instancias civiles que les han tendido la mano. Dicen que la Defensor鱈a del Pueblo es la 炭nica instituci坦n que trata de entenderlos con una mirada humana. Les ha ofrecido acompa単amiento y asesor鱈a sobre sus derechos en Colombia, servicios que cada vez son m叩s escasos a nivel estatal.

Fuera de la Defensor鱈a, otras organizaciones como Las Paces, les han ofrecido asesor鱈a en justicia restaurativa, as鱈 como espacios de reparaci坦n integral. All鱈 han podido encontrarse, compartir y llorar. Cada vez que nos vemos es una catarsis colectiva. La migraci坦n es como un duelo, dice F. 

El consultorio jur鱈dico de la Universidad de Los Andes, Colombia Diversa, Dejusticia y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos tambi辿n han apoyado su incorporaci坦n a la vida civil colombiana.

As鱈 han podido tejer una red de apoyo entre otros defensores, activistas, periodistas y l鱈deres sociales exiliados. Coincidir con este grupo es lo que me ha permitido sobrevivir en Colombia. Si no, ya me hubiera ido. Yo estaba sola y rota, y ellos me salvaron. Son mi cable a tierra, dice A.

Estamos aqu鱈 porque queremos dejar registro de lo que ocurre en Colombia. Ya hemos visto casos fehacientes de violencia transnacional. Foto: La Silla Vac鱈a.

El limbo: regresar a Venezuela o escapar de nuevo

Cuando sal鱈 no sab鱈a que era definitivo, y a炭n no lo asumo. Para m鱈 sigue siendo transitorio, pero los abogados me dicen que ser鱈a suicida intentar volver, dice E. Ninguno de ellos quer鱈a salir de Venezuela, el pa鱈s al que le han dedicado toda su vida y trabajo. Yo todav鱈a me niego. Todas las ma単anas me levanto diciendo esta no es mi cama, agrega A.

Pero si tuvieran que asentarse en otro lado definitivamente, Colombia no ser鱈a una opci坦n. No se sienten seguros, ni mucho menos representados por el discurso del gobierno Petro frente a Venezuela. Vemos que el presidente lanza un discurso sobre la dignidad de los migrantes pero todos los d鱈as su gobierno est叩 maltratando sistem叩ticamente a personas de otras nacionalidades en los aeropuertos y la frontera. Se vende a s鱈 mismo como el gran dador de derechos pero no respeta los del resto, dice B.

Seg炭n Bol鱈var, de AlertaVenezuela, el presidente Petro acogi坦 las cuatro narrativas del chavismo sobre la migraci坦n: que no existe, que Colombia solo es un pa鱈s de tr叩nsito, que la culpa del 辿xodo la tienen las sanciones y que los venezolanos ya est叩n regresando. Ninguna de las cuatro est叩 estad鱈sticamente probada, dice.

Esto sumado al hecho de que funcionarios como Mauricio Jaramillo Jassir, el reci辿n nominado vicecanciller de asuntos multilaterales, simpatiza con el chavismo. 多C坦mo no nos vamos a sentir asustados si la relaci坦n con Venezuela est叩 en manos de un l鱈der que el 28 de julio celebr坦 a Chavez como el comandante eterno? No sab鱈amos que 鱈bamos a tener que enfrentar al reto de defender los derechos humanos en otro gobierno de izquierda, dice C.

Y si a eso le sumas que hay amenazas territoriales reales, que nos recomiendan no ir al sur de Bogot叩 porque hay grupos delatores chavistas, o que en C炭cuta hay gente del Sebin el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional , la vida ac叩 parece insostenible. Colombia no es un territorio seguro para nosotros, agrega D. 

Todav鱈a no han decidido qu辿 har叩n ni a d坦nde migrar叩n ahora. Conf鱈an en que pa鱈ses como Argentina, Brasil, M辿xico y Chile sean m叩s acogedores. Siempre con dudas, porque fuera de la narrativa petrista sienten que en el mundo hay un discurso de solidaridad con Venezuela, pero no con los venezolanos. Los miden en n炭meros y hacen cuentas de los costos de mantenerlos, pero muy pocos se sientan a escucharlos.

Algunos juegan con la idea de que vienen del futuro a alertar a los colombianos sobre lo que pasa cuando se desmantela la democracia en manos de aut坦cratas de izquierda o de derecha. En Colombia a炭n tienen separaci坦n de poderes, y eso es incre鱈ble. En Venezuela nos la arrebataron hace 13 a単os, dice E.

Todos quieren seguir defendiendo los derechos humanos en Venezuela, en Colombia o a donde los lleve este escape incierto. Desde aqu鱈 siguen haciendo incidencia: se re炭nen con periodistas y embajadores, citan a la Canciller鱈a y a la Defensor鱈a para exponer sus casos, tejen redes con otros venezolanos exiliados que llegaron antes que ellos.

No podemos anularnos ni encajar desde el silencio. No voy a hacer un curso de u単as porque lo 炭nico que s辿 hacer es esto. Si no me call辿 frente a una dictadura tan canalla en 25 a単os no me voy a callar ahora. Ser activista no te convierte en delincuente, tenemos que insistir en eso, dice B.

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