EL VENEZOLANO COLOMBIA
La selva del Darién, ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, es un corredor mortal para miles de migrantes que, en su búsqueda por alcanzar Estados Unidos, enfrentan peligros inimaginables.
Este año, al menos 45 personas han perdido la vida al intentar cruzar este inhóspito territorio, según informó el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego. La travesía por esta selva es uno de los retos más peligrosos en la ruta migratoria desde Sudamérica hacia Norteamérica.
El Darién: una trampa mortal para migrantes
La selva del Darién, conocida por su densa vegetación y terreno inhóspito, ha cobrado la vida de al menos 45 migrantes en lo que va de 2024. Según el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, estos fallecimientos son resultado de los múltiples peligros que acechan a los migrantes en su intento por cruzar hacia Panamá. Entre los riesgos más letales se encuentran los ríos caudalosos, la presencia de grupos criminales y los animales salvajes que habitan la zona.
Los migrantes, guiados por «coyotes» o habitantes locales, muchas veces carecen de la preparación física necesaria para enfrentar las adversidades del terreno. El calor extremo, la fatiga y la desmoralización contribuyen a que algunos simplemente se rindan ante la muerte. Además, la selva es tan impenetrable que muchas de las víctimas nunca son encontradas, siendo sus cuerpos devorados por animales o descomponiéndose en el denso follaje.
Cifras alarmantes y el contexto migratorio
Este año, más de 231.000 personas han realizado la peligrosa travesía por el Darién, según cifras oficiales panameñas. De este total, 153.577 son venezolanos, seguidos por ecuatorianos, colombianos y chinos. Estas cifras reflejan la desesperación de miles de personas que, huyendo de crisis económicas y políticas en sus países de origen, se arriesgan a atravesar la selva en busca de un futuro mejor en Estados Unidos.
En 2023, la cifra de migrantes que cruzaron el Darién superó las 520.000 personas, de las cuales dos tercios eran venezolanos. El aumento constante en el número de migrantes pone de manifiesto la magnitud de la crisis humanitaria que se desarrolla en esta región.
Medidas de disuasión y deportación
Ante la creciente tragedia en el Darién, los gobiernos de Panamá y Estados Unidos han tomado medidas para intentar contener el flujo de migrantes. Recientemente, ambos países firmaron un acuerdo en el que Washington se comprometió a financiar con seis millones de dólares la deportación de migrantes desde Panamá. Este acuerdo ya ha comenzado a implementarse, con la deportación de 29 colombianos con antecedentes criminales que entraron al país a través de la selva.
Además, el presidente panameño, José Raúl Mulino, anunció que en los próximos días se deportará a un grupo de migrantes ecuatorianos que también ingresaron por el Darién. Estas acciones buscan disuadir a los migrantes de emprender esta peligrosa travesía, aunque los desafíos para frenar el flujo migratorio son enormes.
Un reto humanitario urgente
La crisis migratoria en el Darién representa un reto humanitario urgente que requiere la atención y cooperación de la comunidad internacional. Las muertes de migrantes en esta selva no son solo una tragedia para sus familias, sino un reflejo de las condiciones desesperadas que los obligan a huir de sus países. Mientras no se aborden las causas profundas de la migración, la selva del Darién seguirá siendo un cementerio para aquellos que buscan una vida mejor.
