EE. UU. reconoce a Petro como actor frente a Venezuela, pero ¿qué tanto puede lograr?: Por Hugo Santiago Caro

➦ El autor es Periodista y productor radial javeriano. Ganador del Premio Nacional de Periodismo del CPB 2021 a mejor tesis de grado. Ha escrito para El Tiempo y Bacánika. @HugoCaroJhcaro@elespectador.com

Con las semanas contadas y el plazo para las elecciones en Venezuela cada vez más corto, Estados Unidos sigue siendo un agente activo en la búsqueda de soluciones democráticas para lo que ocurre en el vecino país.

En esta ocasión, encabezado por uno de los asesores de Joe Biden, Juan González, se legitimó el valor que la administración en Washington le da a Gustavo Petro como actor importante en la región. El pedido: esperan que pueda mediar frente al gobierno de Nicolás Maduro para acercar de nuevo al oficialismo y la oposición (separados aún más con la inhabilitación confirmada de María Corina Machado) de cara a las elecciones presidenciales, aún sin fecha establecida.

Según Lawrence Gumbiner, exdiplomático estadounidense y analista internacional, es un rol que la administración Biden ha concedido a Petro desde su ascensión a la presidencia en 2022, pero que el mandatario no ha querido asumir completamente para servir como puente.

“Ha mirado la relación con Venezuela con otros ojos, con una relación con muchos intereses bilaterales que tenía que cuidar para Colombia y también un poco de afinidad ideológica con Nicolás Maduro. Entonces, no ha querido desempeñar mucho ese papel de intermediario para ayudar a los Estados Unidos”, afirma Gumbiner.

Sin embargo, el hecho de que en Bogotá hayan estado Juan González, el asesor principal para el hemisferio Occidental de la Casa Blanca, el embajador Francisco Palmieri (encargado también para los asuntos de Venezuela) y Jonathan Finer, asesor de seguridad de Biden, demuestra también una voluntad de Washington de insistir en vías de diálogo como lo acordado entre la oposición y la delegación de Maduro en Barbados en octubre pasado.

Según lo pactado en Bridgetown, oposición y oficialismo habían sentado las bases para “la promoción de derechos políticos y garantías electorales para todos y la protección de los intereses vitales de la Nación”.

Allí, Colombia y Estados Unidos fueron garantes de lo firmado, lo que en otras palabras insta a ambas partes a reconocer el derecho del otro para participar en las elecciones presidenciales. Algo que quedó en vilo con la suspensión de la candidatura de Machado, que arrasó en las elecciones primarias de la oposición, también de octubre, con más del 92 % de los votos (2.253.825 votos).

Insistir en el cumplimiento y el respeto es, para Gumbiner, la opción preferible para la administración de Biden. Sin embargo, está el camino de la presión por medio de las sanciones impuestas a diferentes sectores económicos (como la extracción de petróleo y oro), así como a personas particulares del gobierno de Maduro.

El analista afirma que no son una opción que agrade mucho a la actual administración demócrata de Biden, justo cuando este necesita dar señales de mejora en la gestión migratoria, para lo cual continuar con los vuelos de deportación de migrantes a Venezuela resulta clave.

Sin embargo, las sanciones siguen siendo un elemento clave desde que fueron impuestas en la era de Donald Trump en la Casa Blanca. Son, en todo caso, un factor que Nicolás Maduro quiere sacar del camino.

“Recientemente, ha habido una suavización de las mismas, especialmente en el campo petrolero y gasífero, y efectivamente hoy en día son una de las cartas de negociación que se tienen frente al régimen de Nicolás Maduro y de las que él quisiera efectivamente eliminar”, Txomin Las Heras Leizaola, presidente de la asociación Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano.

“También están las sanciones a los personeros del Gobierno de Nicolás Maduro, sanciones personales, que tienen que ver con temas de corrupción y violación de derechos humanos. Esas no se han puesto en cuestión hasta el momento. Aunque, por supuesto, el Gobierno nacional también está pidiendo que se levanten”, explica.

En ese punto de la negociación vuelve a entrar en panorama el pedido a Gustavo Petro. Con Estados Unidos forzado a utilizar la vía de presión por medio de sanciones y con Caracas queriendo que se quiten del todo, desde Washington confían una vez más en el mandatario colombiano como un actor que acerque a los sectores políticos venezolanos y, así, evitar que regresen las sanciones en un ya convulsionado panorama petrolero a escala global.

Sin embargo, Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, pone en duda la efectividad e incluso la intención de Petro para ser un intermediario efectivo. Esto, a pesar de que al presidente Petro le “conviene” que haya un levantamiento de sanciones en el territorio venezolano para poder dinamizar el comercio bilateral, por ejemplo.

“El presidente tiene mucha retórica, pero muy poca capacidad negociadora, a diferencia, por ejemplo, de Juan Manuel Santos, que supo instrumentalizar a Nicolás Maduro y, de hecho, es la razón por la cual Nicolás Maduro lo odia. En el caso de Petro, a veces en su grandilocuencia y en su ego y en su discurso, olvida las dinámicas y las complejidades de la política exterior y esto hace que lo lleve a cometer errores muy graves a la hora de conectarse con terceros actores”, afirma.

Tanto Rodríguez como Las Heras coinciden en que a Petro, como a otros actores de la región cercanos ideológicamente como Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, o Rafael Correa, expresidente de Ecuador, les conviene que la situación en Venezuela no se agudice más.

“Le conviene que la situación venezolana no sea vista como una situación en extremo, como un autoritarismo fallido, porque a largo plazo él va a necesitar del apoyo de Nicolás Maduro. En ese orden de ideas, creo que eso hace que haya unos estímulos adicionales para que juegue un papel de ahí, pero que lo pueda jugar es muy diferente”, continúa Rodríguez.

¿Entonces, qué escenarios quedan? Gumbiner y Rodríguez coinciden en que la candidatura de Machado cada vez es más inviable. Su participación en las primarias ya dejó claro que puede ser un peligro para la continuidad del chavismo en el poder y eso, según los analistas, es algo que Maduro no va a permitir.

Es por esto que Gumbiner afirma que si la intención de EE. UU. es que Petro ayude a revivir esa campaña, probablemente no tengan éxito: “Nicolás Maduro sabe que en una elección contra la señora Machado él va a perder y no puede tomar el riesgo de que vayan a votar contra él. Veo muy poca probabilidad de que el señor Petro u otra persona pueda ayudar en ese sentido”.

También está la posibilidad de un nuevo candidato de oposición avalado por Machado que, si bien no tendría el mismo respaldo de María Corina, para Rodríguez sí podría aún darle la pelea en las urnas a Maduro.

Al margen de lo que suceda para las elecciones, para Txomin Las Heras el camino es claro, unidad de la oposición en lo político y en las calles: “El factor fundamental para generar un cambio democrático en Venezuela es la apertura de una ruta democrática. Uno de los factores internos es la movilización de los sectores de oposición, que deben tener un discurso y una acción más coherentes. También es importante la movilización del pueblo venezolano a través de protestas de diverso tipo. Estoy hablando de protestas pacíficas por sus derechos políticos, económicos y sociales”.

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