EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL ESTÍMULO
La migración venezolana es un fenómeno que se fue expandiendo por los países del área, muchos de ellos sin la preparación necesaria para acoger a una población que, según la Plataforma R4V, ya supera los 7,2 millones de personas.
Betilde Muñoz-Pogossian, directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de los Estados Americanos (OEA), explicó en una entrevista publicada en la cuenta @migramonitor, que los gobiernos regionales deben tomar un papel protagónico en la implementación de políticas públicas para atender la migración, lo que debe llevar a un proceso positivo de regularización de la misma.
“Tenemos que partir de la premisa de que a veces entendemos que gerenciar la migración debe ser a nivel nacional, importante porque de allí se dan las pautas para la regularización, pero los gobiernos locales están en la primera línea de respuesta a la llegada de poblaciones migrantes y refugiadas. Son los que dan protección y se encargan de integrarlas a nivel cultural, social y económico, además de ocuparse de las comunidades de acogida”.
Muñoz-Pogossian argumentó que en la medida que los gobiernos puedan darle regularidad a la migración venezolana, el provecho que obtendrían de la misma será mayor. “Los gobiernos locales también pueden conectar a estas poblaciones nuevas con las de acogida dándoles protección social, acceso a la salud, programas de empleos e inclusión de la niñez en las escuelas, por ejemplo. Todo esto sin olvidar a la población local para no causar resentimientos”.
Diagnosticar talentos, una política inclusiva
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, para el 2030 la mano de obra de la migración venezolana podría incrementar hasta en 4.5 puntos el PIB de los países de acogida, esto a pesar de que un gran porcentaje de la misma no está debidamente regularizada.
Betilde Muñoz-Pogossian explicó que es importante que los países de acogida puedan identificar la mano de obra que necesita y darle oportunidades a la misma. La funcionaria de la OEA citó el ejemplo de lo hecho en Argentina.
“Desde mi trabajo en la OEA he visto como se pueden mapear los talentos, teniendo claro los perfiles profesionales o de oficio de la población migrante. Perú y Argentina lo han hecho sabiendo sus necesidades, allí el sector privado también es importante y puede aprovechar la mano de obra”.
Muñoz-Pogossian contó que en Argentina se dio el caso de la necesidad de contar con psicólogos especialistas en psicoanálisis. “Allí les dieron oportunidad a psicólogos detectados en la población migrante venezolana, los enviaron a las provincias donde los necesitaban y así, con esa oportunidad de empleo, mejoraron su calidad de vida, aprovecharon para reducir la brecha de las necesidades de su población y dinamizaron la economía porque ahora ellos pagan impuestos”.
Regularización da seguridad
El tema de la regularización de la migración venezolana es clave y marca el presente y futuro de una población que sigue creciendo, debido a que Venezuela continúa sufriendo una crisis económica y política que presiona la salida de muchos de sus ciudadanos.
Muñoz-Pogossian apuntó que cerca del 50% de la población migrante venezolana no tiene regularización de sus estatus, por lo que los gobiernos deberían darle opciones legales para que permanezcan en los países de acogida.
“Es importante integrar a estas personas en el mediano y largo plazo porque en algunos casos los venezolanos llegan a países que les ofrecen regularización por dos años y eso no es igual a que esa misma sea permanente. Alguien que solo tenga una permanencia por dos años no sabe si comprar casa, carro o montar un negocio porque quizás luego tenga que irse. Debemos generar oportunidades para que la migración pueda valerse económicamente por si misma e integrarla a las comunidades que la reciben”.