➽ De un vistazo
◉ El sitio, la fecha exacta y la hora se habían mantenido en un estricto secreto para evitar boicots
◉ El 25, comenzará la reunión de cancilleres que pretende desatascar el diálogo entre Caracas y la oposición del que hasta ahora no había más detalles. De acuerdo a otras fuentes consultadas, comenzará a las 11.00 y se celebrará en el Palacio de San Carlos
◉ En Colombia viven 2,9 millones de venezolanos. El Gobierno teme que algunos grupos intenten dinamitar alguna de las dos reuniones.
EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL NUEVO SIGLO
El sitio, la fecha exacta y la hora se habían mantenido en un estricto secreto para evitar boicots. Finalmente, Gustavo Petro se reunirá con la oposición venezolana en la Casa de Nariño el sábado 22 de abril a las 19.00 horas. El presidente convocó por una carta que firma él mismo a la Plataforma Unitaria de Venezuela.
Tres días después, el 25, comenzará la reunión de cancilleres que pretende desatascar el diálogo entre Caracas y la oposición del que hasta ahora no había más detalles. De acuerdo a otras fuentes consultadas, comenzará a las 11.00 y se celebrará en el Palacio de San Carlos, la sede de la Cancillería en el centro de Bogotá.
“Tengo el honor de dirigirme a ustedes con ocasión de extender una cordial invitación a una reunión previa a la Conferencia Internacional sobre el proceso político en Venezuela, a la que estoy convocando a un grupo de países para apoyar el diálogo iniciado entre el Gobierno de Venezuela y la oposición. Lo anterior, con el objetivo de impulsar los procesos de diálogo entre venezolanos, en el marco de la soberanía e independencia del vecino país”, escribe Petro en una carta que le han hecho llegar a la Plataforma Unitaria de Venezuela, integrada por varios partidos opositores.
En Colombia viven 2,9 millones de venezolanos. El Gobierno teme que algunos grupos intenten dinamitar alguna de las dos reuniones. Venezuela convive con una extraordinaria polarización política. La reunión de Petro con la oposición se produce después de que se haya encontrado hasta en seis ocasiones con Nicolás Maduro, lo que había provocado el enfado de algunos sectores antichavistas. De esta manera salda una deuda con la otra cara del conflicto.
Tres días después tendrá lugar la reunión de cancillerías. Según un documento al que ha tenido acceso este periódico, la invitación va también en nombre de Petro, pero la tramita el ministerio de Relaciones Exteriores que lidera el canciller Álvaro Leyva, con un lenguaje mucho más plano. Esta comunicación ha sido igual para todos los países invitados.
Las naciones convocadas son Barbados, Brasil, Estados Unidos, Italia, México, Noruega, Reino Unido, Sudáfrica, Alemania, Argentina, Bolivia, Canadá, Chile, España, Francia, Honduras, Portugal, San Vicente y Las Granadinas y Turquía. Igualmente, se ha citado al alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell.
El mandatario colombiano ha tratado de liderar el diálogo en Venezuela desde su llegada al poder, en agosto del año pasado. Su protagonismo ha provocado que el país mediador en las conversaciones, Noruega, arquee las cejas. De todos modos, él ha insistido en que no quiere crear un proceso paralelo a la mesa de México, sino ayudar a que esta se vuelva a revitalizar. Ahora mismo está estancada.
Petro ha dicho este miércoles en la OEA que desea que Estados Unidos le levante las sanciones a Venezuela para poder avanzar. Se antoja difícil que Washington vaya a eliminar las más de 700 sanciones que penden sobre Caracas, una medida de coerción a su Gobierno. Pero se pueden acordar medidas intermedias, como las licencias que ha expedido EE UU para que la petrolera Chevron pueda operar en Venezuela.
El chavismo, por su parte, insiste en que no dará un paso más hasta que Biden libere los fondos venezolanos retenidos en el extranjero. Así se había acordado en México, a cambio de que Maduro liberara presos políticos y levantara la inhabilitación a algunos opositores. No ha ocurrido ni una cosa ni la otra. Los diálogos están en punto muerto.
El objetivo final de todo esto es que se establezca una fecha de las elecciones presidenciales en 2024, algo a lo que Maduro se ha negado por ahora. Ha llegado a insinuar que podrían celebrarse este mismo año, con una oposición muy debilitada y con pocas garantías de que se concurra en igualdad de condiciones. La idea es que ocurra todo lo contrario, que haya observadores internacionales y que los opositores, que van a celebrar en breve unas primarias para elegir un candidato único, tengan posibilidades reales de victoria.