Venezuela, EEUU, Trump y los enemigos de la Libertad | Por: Néstor Suárez

➦ El autor es economista. MSC AND PHD EN ECONOMÍA, miembro de la Comisión Plan País y asesor de la comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de Venezuela, @NestorSuarezRB

Los venezolanos debemos corregir muchos errores y erradicar los complejos con el socialismo, para definir una estrategia y construir nuestro Rumbo Propio al Primer Mundo.Uno  de nuestros errores fue no haber entendido al chavismo, como expresión local del neocomunismo.

¿Qué es el neocomunismo?

 Es la expresión más moderna del estatismo. Es el viejo comunismo, actualizado con la nueva ola ecofemindigenista, posmoderna y antiglobalizadora. No es comunismo marxista sino gramsciano. La oposición venezolana parece ignorar este complejo fenómeno de la izquierda políticamente correcta y New Age, que trasciende con mucho las fronteras del país, de Latinoamérica, e incluso del Tercer Mundo.

Se subestimó demasiado a Chávez, quien no fue un simple caudillo local, fue uno de los epígonos neo comunistas más emblemáticos del mundo de hoy, junto con Lula de Brasil, Mugabe de Zimbabwe, la Menchú de Centroamérica, por cierto todos muy parecidos en su forma de pensar, hablar y actuar. Fueron los Bill Clinton y Al Gore de por aquí.

Hubo poca actualización en nuestra dirigencia política, y eso no les permitió reconocer lo que ocurría. Y en consecuencia no saber que cosa enfrentaban ni como combatirla. En Venezuela, el adoctrinamiento de las izquierdas produjo sus frutos.En Venezuela, las izquierdas desde hace décadas se infiltraron en los medios masivos y en todos los niveles de la educación. Desde allí hicieron un paciente e influyente trabajo de formación ideológica, desacreditando al libre mercado, los EEUU, la empresa privada, la economía y el capitalismo, descalificando la democracia formal ( representativa)  y endiosando al Estado, la justicia social y la redistribución de la riqueza. Buena parte de la opinión pública todavía hoy confiesa ese credo socialista y antimperialista patriotero.

Todo esto hizo mucho daño, y contribuyó a construir una cultura irresponsable e ineficiente que ha prevalecido, y que ha mantenido a nuestro país alejado del Primer Mundo.En los EEUU también comenzó desde hace tiempo un ataque a las instituciones para debilitarlas.La izquierda con sus instrumentos ha Permeado las instituciones, con la finalidad de destruir el sistema y receta de prosperidad que por casi  200 años ha mantenido saludable a esa economía y sociedad, con reglas claras, con un balance entre el sector público y privado, con una buena educación, investigación, infraestructura, que le permitió al sector privado innovación, inversión y asumir riesgos para promover el crecimiento económico y empleo.La libertad y la paz no son gratis.

¿Por qué el liberalismo, la filosofía social y política que más ha contribuido a emancipar al hombre de todo género de servidumbres y que más ha ayudado a salir de la miseria a todos los pueblos que la han puesto en práctica, despierta tanta animadversión y es objeto de tantas tergiversaciones y calumnias?  ¿Por qué tras el estrepitoso fracaso del comunismo, su legado de miseria, de represión y de crímenes, sigue teniendo defensores?

¿Cual ha sido, pues, nuestro error? 

Los defensores del Liberalismo hemos cometido durante mucho tiempo el mismo error que cometieron los liberales del siglo XIX. Hemos creído que, al igual que la luz elimina por si misma las tinieblas, la sola exposición de la verdad es suficiente para desterrar los errores y las doctrinas falsas.Jean Francois Revel, nos enseñó y demostró en sus libros y obras, como «El conocimiento inútil», en » La gran mascarada «, y en » La obsesión antiamericana »  que los enemigos del liberalismo no están animados de las mismas buenas intenciones que nosotros compartimos.

Los enemigos de la libertad han logrado convertir en inútiles todos los conocimientos que los teóricos del liberalismo y los historiadores han aportado acerca de la utopía más trágica que ha conocido la humanidad.

Han logrado ocultar en una gran mascarada de calumnias y tergiversaciones todas sus culpas y responsabilidades morales por los millones de víctimas del comunismo. Y han conseguido cargar esas culpas y responsabilidades sobre su gran chivo expiatorio : los EEUU, la nación que más ha contribuido en el siglo XX a la defensa de la libertad en el mundo.En definitiva, los liberales hemos pecado de optimismo y de ingenuidad.

No hemos sabido advertir que el ataque de los enemigos de la libertad ha sido deliberada y perfectamente planeado, pues se ha dirigido precisamente allí donde podía hacer más daño: a corromper y demoler los fundamentos que sostienen nuestra sociedad.

Para destruir una sociedad es preciso destruir o corromper la ética, negar la capacidad de la razón, poner en duda el conocimiento científico, y sobre todo es necesario contaminar las fuentes de formación y de información de los ciudadanos: la educación y los medios de comunicación. Esa es la estrategia que han empleado siempre los enemigos de la libertad y de la civilización occidental.

Precisamente han logrado que la mentira sustituya a la verdad para ser la primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo.En los EEUU, afortunadamente el Presidente Trump lo tiene claro y ha ido al fondo del problema. Tiene muy clara esa amenaza al mundo occidental y en particular a los EEUU.

Creo que esta es, precisamente, la tarea más urgente a la que nos enfrentamos los liberales. Tanto los que nos dedicamos a la política como a la docencia y al periodismo. La supervivencia de nuestra civilización depende en gran medida de nuestra capacidad para convencer a la opinión pública de que solo una auténtica democracia liberal y una verdadera economía de libre mercado pueden garantizar la libertad, el bienestar y el progreso de la humanidad. Y,especialmente a los más desfavorecidos. Hoy que el mundo está convulsionado por las maniobras que se anteponen a los intereses generales, se hace más importante que nunca recordar que para estar en política es indispensable apoyarse en unos principios sólidos y coherentes. Los venezolanos estamos obligados a corregir nuestros errores para construir la salida. Dios bendiga a Venezuela.

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