La agudización de las crisis internas en los países, se refleja de inmediato en la emigración de sus ciudadanos hacia otras naciones. A ese hecho delicado y preocupante de por sí, se le suma lo que va a acontecer en esos países receptores con la llegada masiva, sobre todo cuando las condiciones propias no se están tampoco boyantes ni mucho se han preparado para recibir ese éxodo de migrantes.
A carta abierta, esto es lo que la situación de la hoy República Bolivariana de Venezuela está presentando y lo que ha venido aconteciendo con nuestro país, al recibir cada día más y más venezolanos que huyen prácticamente de su Nación, buscando mejores días para sus vidas.
La situación así planteada conlleva la aplicabilidad de medidas por parte del Gobierno colombiano, no solamente para hacer más fácil ese tránsito y brindarle acogida, sino que de igual manera a requerir el apoyo internacional para hacerles menos traumático el desarrollo de nuevas actividades, en razón a la decisión que han adoptado, luego de emigrar de su país.
Bajo esas circunstancias, valoramos y destacamos la decisión de acoger la petición del presidente, de poner este tema en el máximo nivel de interés, sobre todo cuando las cifras migratorias están señalando que cada mes un promedio de 15 mil venezolanos ha decidido quedarse en Colombia, y la perspectiva que se tiene de esta situación es que vaya en aumento, debido a la agudización de los problemas económicos, sociales y políticos que hoy afronta Venezuela, bajo el régimen de Nicolás Maduro.
Como lo hemos venido solicitando desde esta columna, el caso de la migración venezolana ya no atañe solamente a nuestro país, es una situación que corresponde en su atención también a los organismos internacionales, por cuanto la capacidad de servicios y ayudas ha desbordado los límites, y es con recursos que se debe atender a los venezolanos que deambulan no ya únicamente en las ciudades fronterizas, sino en las capitales más pobladas del país.
Tiene razón la Cancillería nacional cuando asegura que el gobierno está obligado a generar entornos de servicio para los migrantes, “sin que se vea afectada la convivencia ciudadana de nuestras ciudades y lograr ayudarlos de forma organizada sin afectar a nuestros propios connacionales”. Sin duda, una tarea dura que requerirá buena inversión de recursos, coordinación y efectividad en sus propósitos.
Por ello, reiteramos que es
aquí y ahora cuando se necesita de entes como la ONU y la OEA para que juntos
la tarea resulte menos complicada, porque no se debe olvidar que los índices de
desabastecimiento de alimentos y medicamentos en la hermana república, seguirán
ejerciendo presión para que fluya cada vez con mayor fuerza la ola migratoria
de venezolanos hacia los países vecinos. A ese máximo nivel de interés, se le
debe sumar también la máxima ayuda internacional.
Así de sencillo.
Fuente: Diario La Libertad