
EL VENEZOLANO COLOMBIA
Desde 2013, Venezuela ha experimentado una de las mayores olas migratorias de su historia, con 9.1 millones de ciudadanos que han abandonado el país, según datos del Observatorio de la Diáspora Venezolana. Este fenómeno, liderado por el sociólogo Tomás Páez, trasciende las estadísticas al evidenciar una transformación cultural, social y económica tanto dentro como fuera de la nación.
Más allá de los números, la diáspora venezolana lleva consigo tradiciones, talento y desafíos, mientras enfrenta narrativas que intentan estigmatizarla. Este artículo explora las dimensiones de este éxodo y su impacto global.
Una migración de escala histórica
El Observatorio de la Diáspora Venezolana ha rastreado la movilidad de 9.1 millones de personas en 90 países, 1500 municipios y más de 500 urbes, superando las estimaciones de organismos internacionales. Factores como la cancelación de programas migratorios, como el TPS y el Parole, han reorientado los destinos de los venezolanos hacia naciones latinoamericanas y Europa, especialmente España.
Este desplazamiento masivo refleja no solo una búsqueda de mejores condiciones de vida, sino también una respuesta a la crisis económica y política que azota al país desde hace más de una década.
Transformación cultural a nivel global
La migración ha expandido la identidad venezolana más allá de sus límites geográficos. Platos típicos como la arepa, la hallaca y el tequeño se han convertido en embajadores gastronómicos, presentes incluso en lugares tan lejanos como Groenlandia.
Esta globalización cultural demuestra cómo los venezolanos han enriquecido las sociedades de acogida, llevando consigo tradiciones y creatividad. Sin embargo, Páez advierte sobre el costo humano de este fenómeno, destacando los dos millones de niños que permanecen en Venezuela, separados de sus familias emigrantes.
El valor de las redes migrantes
Las organizaciones de venezolanos en el extranjero han emergido como pilares de apoyo, fomentando la colaboración con instituciones dentro del país para promover el desarrollo. Estas redes facilitan la formación de capital humano y actúan como un puente para el intercambio de conocimientos y recursos.
Según Páez, este flujo de talento humano representa la “reserva internacional” de Venezuela, un activo que impulsa el progreso en las comunidades de acogida y fortalece los lazos con la nación de origen.
Desmontando estigmas sobre la migración
Un aspecto crítico abordado por el sociólogo es la falsa asociación entre migración y delincuencia. Páez refuta categóricamente esta narrativa, respaldándose en investigaciones de países como Estados Unidos y Perú, donde la presencia de migrantes venezolanos se correlaciona con una disminución de los índices delictivos y un impulso al desarrollo local. Estas evidencias desafían los prejuicios y subrayan el aporte positivo de los venezolanos en sus nuevos entornos.
La diáspora venezolana, con sus 9.1 millones de emigrantes desde 2013, no solo redefine las fronteras de Venezuela, sino que transforma el panorama global con su cultura, talento y resiliencia. A pesar de los desafíos, como la separación familiar y las narrativas estigmatizantes, los venezolanos en el exterior demuestran ser agentes de cambio y progreso. El trabajo del Observatorio de la Diáspora Venezolana destaca la necesidad de valorar este fenómeno como una oportunidad para el desarrollo global, mientras se protege el bienestar de quienes han dejado su hogar en busca de un futuro mejor.