Cómo manejar las emociones de los niños migrantes

◉ Cada vez más niños venezolanos llegan a Colombia para empezar una nueva vida junto a su familia. Es un largo camino que se inicia con la elección del país de destino y culmina con la adaptación a él

EL VENEZOLANO COLOMBIA | Por: Idalia De León

Cada vez más niños venezolanos llegan a Colombia para empezar una nueva vida junto a su familia. Es un largo camino que se inicia con la elección del país de destino y culmina con la adaptación a él.

De un momento a otro deben dejar casa, escuela y amigos. Dan un salto a un nuevo país guiados y protegidos por sus padres, quienes eligieron un destino que avizoran más seguro y que ofrece la posibilidad de comenzar una nueva vida y mejorar.

Esa fue la decisión que tomaron miles de familias venezolanas que han huido de su país. En el camino, se habla del emigrar, de ese cambio que les permitirá estar mejor. ¿Pero qué pasa por la mente de un niño que debe dejar atrás su casa, sus amigos, su escuela para adaptarse a una nueva vida?

El reto de las emociones se presenta en cada etapa del trayecto. La tristeza se instala en ese niño que no logra comprender del todo qué sucede. Extraña y no sabe si lo que le espera será mejor que lo que dejó atrás.

El cambio de vida exige a los padres trazar un camino de acompañamiento que culmine cuando se logre la inserción y adaptación al nuevo territorio de acogida.

PUNTO DE PARTIDA

“Cuando se le señala a un niño el inicio del proceso de emigración deben dársele las razones del porqué se toma la decisión. Se trata de una comunicación asertiva donde se le explique con palabras adecuadas, dependiendo de su edad, lo que va a pasar”, apunta la psicóloga Rosa María Quintero.

No se trata de alimentar expectativas, ni mucho menos de ofrecer cosas que no se puedan cumplir. Tampoco es recomendable no hablar del tema y simplemente informar: “nos vamos del país”, como si se tratara de un cambio de casa o de barrio.

El proceso de comunicación asertiva debe generar un diálogo donde el niño pueda expresar sus emociones y se le interroga para saber qué entendieron y verificar que el mensaje haya llegado de forma adecuada.

Entre los cuatro y los ocho años de edad se puede hacer mención a la situación del país, la cual no responde a las expectativas que se tienen para el futuro de la familia. “En la medida en que se le explica al niño se le brinda más información y se hace consciente de la realidad, un proceso que llevará tiempo y en el que todos tendrán que hacer un esfuerzo”, ilustra la especialista.

En el caso de los adolescentes las emociones son más profundas y no comprenden los problemas de su país natal, se pueden crear conflictos por no haber propiciado un diálogo decisión, sobre por qué o por quiénes se van.

ADAPTARSE Y VIVIR EL DUELO

Una de las condiciones mínimas que debe tener el eje de adaptación es que el migrante logre una inserción eficiente que le permita desarrollar una nueva etapa de su vida.

Debe pasar por un proceso de adaptación que implica, entre otras cosas, el entendimiento del idioma si se trata de una nación donde se hable otra lengua; adaptación a nuevas reglas y normas, cultura, clima, familia y escuela. El proceso de adaptación es clave para lograr una inserción eficiente y se encuentran con una sociedad que los excluya.

Durante el primer año de adaptación, los niños hasta los ocho años pueden mostrar más displicencias, miedos, frustración, con tendencia a hacer pataletas. En los adolescentes, puede aparecer irritabilidad, problemas de aislamiento, necesidad de afecto. También se genera un bajón en el rendimiento escolar. El adulto tiene que evaluar el origen de estos síntomas. Si en el país de acogida hay integración y se ha logrado la inserción o la estabilidad de quienes rodean al joven.

“Los duelos tienen dos capas”, apunta la especialista. “La pérdida del proyecto personal, ese ir llamado ilusión, expectativa y deseo por alcanzar algo que se ve truncado, y la segunda capa es el duelo del objeto real: la casa, la escuela, los amigos, el lugar donde se vivía y todo lo que se perdió”.

Hay que transitar todas las facetas del proceso del duelo. Aprenda a desarrollar destrezas, entender el color del otro, ser empático, comprender mejor la realidad.

Para el sociólogo Tulio Hernández, en circunstancias normales, que llegue un niño y medio de personas a un país no debería generar rechazo e inseguridad. “En todo caso si eso pasa, la reacción porque proviene de países hermanos, de agradecimiento hacia Venezuela por haber recibido a migrantes colombianos en otro momento. No existe en América Latina una simetría como la que existe entre Colombia y Venezuela”.


NIÑOS ESCOLARIZADOS

Debido al creciente número de niños que han llegado a tierra colombiana de forma legal, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia y Migración Colombia pusieron en rigor, desde abril de 2018, una ruta que permite el acceso a la educación gratuita de todos los menores venezolanos que se encuentren en situación de ilegalidad en términos migratorios. Le recomiendan al padre o representante que acuda a una escuela o a la secretaría de educación para que reciban la asesoría necesaria.

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