
EL VENEZOLANO COLOMBIA
En medio de la creciente tensión política entre Washington y Caracas, más de 1.800 venezolanos han sido deportados desde Estados Unidos. La situación, marcada por un proceso de repatriación que ha incluido vuelos tanto de la aerolínea Conviasa como de aviones estadounidenses, ha sido especialmente dolorosa para los migrantes involucrados.
Entre los deportados, muchos han sido enviados a cárceles de alta seguridad sin pruebas claras de sus acusaciones, como es el caso de los 171 venezolanos que fueron enviados a la prisión de Guantánamo, acusados de formar parte del Tren de Aragua.
Deportación masiva: El rostro humano de la crisis migratoria
El proceso de deportación de los migrantes venezolanos ha sido descrito como un evento traumático y angustiante. Daniel Herrera, uno de los deportados, relató su experiencia como una pesadilla. Asegura que fue sometido a condiciones inhumanas: “Me tenían encadenado todo el día, las muñecas y los tobillos unidos a la cintura con una cadena de seguridad”.
El trato degradante no solo se limitaba a las condiciones físicas, sino también a la falta de comunicación con otros detenidos. Herrera destacó la desesperación de no poder hablar con nadie ni recibir apoyo mientras permanecía aislado en Guantánamo.
La realidad detrás de las deportaciones: Sin pruebas y sin derechos
Daniel Gert, otro de los deportados, llegó a Estados Unidos en 2023 tras atravesar la selva del Darién. Fue detenido por transportar a una persona sin documentos legales. A pesar de que su condena estaba por terminar, fue deportado y enviado a una prisión destinada a los llamados “terroristas”.
Gert relató el trauma emocional de ser detenido en condiciones tan extremas, sin poder comunicarse y bajo un régimen de silencio impuesto por los militares. “Lo único que oía eran los militares, que hablaban en inglés y no me daban ningún tipo de apoyo”, explicó.
Reintegración difícil: El regreso a Venezuela
Para muchos de los deportados, regresar a Venezuela no fue un alivio. Carlos Oliveros, quien estuvo ocho meses detenido en EE. UU. por estar involucrado en un accidente de tránsito, solicitó su deportación para recuperar su libertad.
Al llegar de nuevo a su país, se encontró con una realidad devastadora: su esposa e hija no lo acompañaban y se quedaban en EE. UU. enfrentando dificultades económicas. “Esto no se puede venir porque no le voy a decir veinte y saca a la niña del colegio, porque mira cómo está esto aquí, está rudo”, comentó.
La incertidumbre persiste: 252 venezolanos en El Salvador siguen aislados
La situación más dramática aún está lejos de resolverse para muchos. Un grupo de 252 venezolanos fue deportado sin juicio previo a una prisión de máxima seguridad en El Salvador. A pesar de los esfuerzos de sus familiares, que constantemente protestan y exigen su regreso, los deportados siguen aislados y sin acceso a un debido proceso.
Sus familias, desesperadas, han pedido que les den una fe de vida, mientras continúan luchando por la libertad de sus seres queridos atrapados en una situación de absoluto abandono.
El destino de los más de 1.800 venezolanos deportados desde Estados Unidos refleja el sufrimiento y las injusticias que viven miles de migrantes en su intento de encontrar una vida mejor. El proceso de deportación, marcado por violaciones a los derechos humanos y condiciones inhumanas, deja una estela de dolor tanto en los deportados como en sus familias.
La incertidumbre sigue siendo el panorama para aquellos que fueron enviados a cárceles de alta seguridad, sin pruebas claras y con la esperanza de justicia aún muy lejana.