EL VENEZOLANO COLOMBIA
La creciente violencia en el Catatumbo, alimentada por los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Farc, ha llevado al presidente Gustavo Petro a declarar el estado de conmoción interior y emergencia económica. Estos buscan controlar la grave perturbación del orden público en la región, conocida como el segundo mayor enclave cocalero de Colombia, que ya ha dejado un saldo medidas de al menos 80 fallecidos y millas de desplazados.
Una decisión respaldada por la Constitución
El estado de conmoción interior, regulado por el artículo 213 de la Constitución, permite al presidente y su gabinete adoptar medidas excepcionales durante un máximo de 90 días, prorrogables si el Senado lo aprueba.
Este mecanismo se activa solo cuando las autoridades ordinarias no logran contener una amenaza significativa contra la estabilidad institucional o la convivencia ciudadana. Según Petro, la grave situación del Catatumbo justifica esta declaratoria, que será sometida al escrutinio de la Corte Constitucional.
Medidas frente a la escalada de violencia
La región del Catatumbo ha sido escenario de una intensa disputa territorial entre el ELN y las disidencias de las Farc, quienes buscan controlar este territorio estratégico. En respuesta, el gobierno también suspendió los diálogos de paz con el ELN, calificando sus actos como crímenes de guerra.
Petro dejó claro que, aunque el copamiento militar será clave, deberá ir acompañado de transformaciones económicas profundas para abordar las causas estructurales de la violencia.
Emergencia económica: un enfoque integral
Además del estado de conmoción interior, se declaró la emergencia económica con el objetivo de destinar recursos a esta región golpeada por la pobreza y el subdesarrollo.
Esta medida busca implementar acciones inmediatas para aliviar la crisis humanitaria y fomentar proyectos de desarrollo sostenible que mitiguen las condiciones que perpetúan la violencia.
Un contexto histórico de medidas excepcionales
La figura de la conmoción interior no es nueva en Colombia. El expresidente Álvaro Uribe la utilizó en dos ocasiones durante su gobierno: en 2002, para combatir el período más violento del conflicto armado, y en 2008, frente a una crisis judicial.
En el caso actual, Petro la emplea en un contexto de disputas entre grupos armados y un alarmante desplazamiento masivo, que recuerda las situaciones más críticas de la historia reciente del país.
El desafío de las decisiones gubernamentales
Aunque las medidas adoptadas por el gobierno apuntan a una solución integral, persisten interrogantes sobre su efectividad. En su fallo sobre la emergencia en La Guajira, la Corte Constitucional destacó que las crisis estructurales requieren enfoques sostenibles y no medidas temporales. Este precedente plantea un desafío para el gobierno, que deberá demostrar la pertinencia de estas declaraciones en el Catatumbo.
La combinación de conmoción interior y emergencia económica busca abordar tanto las manifestaciones inmediatas de la crisis en el Catatumbo como sus causas subyacentes. Sin embargo, el éxito de estas medidas dependerá de su implementación eficaz y del apoyo institucional que logren movilizar, en un contexto donde la población afectada clama por soluciones duraderas que garanticen paz y desarrollo.
