Diversidad en el aula: el colegio en Medellín que canta himnos a venezolanos

◉ La Institución Educativa Héctor Abad Gómez, ubicada en el centro de Medellín, se ha transformado en un reflejo de la diversidad que caracteriza a la ciudad. De los 2.700 estudiantes inscritos, más de 865 son migrantes venezolanos, lo que representa aproximadamente un tercio del total

EL VENEZOLANO COLOMBIA

En el corazón de Medellín, un colegio se ha convertido en símbolo de la integración cultural. La Institución Educativa Héctor Abad Gómez no solo es un espacio para el aprendizaje, sino un lugar donde se celebra la diversidad.

Aquí, los himnos de Colombia, Antioquia y Venezuela resuenan en cada acto cívico, reflejando la coexistencia de alumnos provenientes de ambos países. Con más de 865 estudiantes venezolanos, este centro educativo representa un ejemplo de inclusión en medio de la crisis migratoria que ha afectado a millones de familias venezolanas.

Desarrollo:Un aula binacional

La Institución Educativa Héctor Abad Gómez, ubicada en el centro de Medellín, se ha transformado en un reflejo de la diversidad que caracteriza a la ciudad. De los 2.700 estudiantes inscritos, más de 865 son migrantes venezolanos, lo que representa aproximadamente un tercio del total.

Este colegio, reconocido por su apertura, acoge a jóvenes de diferentes orígenes, incluidos indígenas, afrodescendientes y víctimas de la violencia. Sin embargo, lo que realmente destaca es la notable presencia de alumnos venezolanos, quienes han encontrado en este espacio un refugio para continuar su formación.

Himnos de integración

Lo que hace único a este colegio es que, en sus ceremonias cívicas, no solo suenan los himnos de Colombia y Antioquia, sino también el himno venezolano, «Gloria al Bravo Pueblo». Esta inclusión no es simbólica, ya que cuando las notas del himno de Venezuela empiezan a sonar, los estudiantes venezolanos lo entonan con emoción, llenos de nostalgia.

Para muchos, como Victoria Pérez, una estudiante de 18 años, cantar el himno fuera de su país es un acto lleno de sentimientos encontrados. La joven asegura que en esos momentos es difícil no dejarse llevar por la emoción, pues muchos de sus compatriotas no pueden evitar las lágrimas al recordar su tierra natal.

Historias detrás de los migrantes

La historia de Victoria es solo una de las muchas que se repiten entre las familias migrantes venezolanas. Llegó a Colombia en 2018, cuando la crisis en Venezuela comenzaba a agudizarse. Después de perder casi un año escolar debido a las manifestaciones y la inestabilidad en Caracas, su madre decidió aceptar una oferta de trabajo en Bogotá.

Desde entonces, la familia ha tenido que adaptarse a la vida en Colombia, primero en Bello y luego en Medellín. A pesar de los desafíos, Victoria encontró en el colegio Héctor Abad un lugar donde continuar su educación y establecer nuevas amistades.

Convivencia en la diversidad

En el salón de clases de Victoria, la presencia de estudiantes venezolanos y colombianos es casi igualitaria. Aunque al principio hubo ciertas tensiones debido al choque cultural, con el tiempo las diferencias se han desvanecido y la convivencia se ha vuelto armoniosa.

Victoria, quien actúa como mediadora de conflictos en su colegio, afirma que los resquemores iniciales han sido superados, y ahora la diversidad es vista como una riqueza que fortalece las relaciones entre los alumnos. La integración ha llevado a los estudiantes a ser más tolerantes y respetuosos con aquellos que son diferentes.

El reto de la integración

Si bien la experiencia de Victoria y sus compañeros en el colegio Héctor Abad Gómez ha sido positiva, el proceso de integración de los migrantes venezolanos no ha estado exento de dificultades. A medida que más familias han llegado a Medellín, los recursos educativos se han visto presionados, y no todos los colegios han tenido la misma capacidad de respuesta.

Sin embargo, el rector de esta institución ha sido enfático en su compromiso de no dejar a ningún estudiante atrás, asegurando que todos tienen un lugar, sin importar su nacionalidad.

La Institución Educativa Héctor Abad Gómez es un ejemplo vivo de cómo la educación puede servir como puente para la integración y la convivencia en diversidad. A través del canto del himno venezolano y la acogida de cientos de jóvenes migrantes, este colegio demuestra que, más allá de las fronteras, el respeto y la empatía pueden generar comunidades más inclusivas.

La historia de Victoria y sus compañeros refleja los desafíos y las esperanzas de una generación que busca construir un futuro en medio de la incertidumbre.

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