EL VENEZOLANO COLOMBIA
La migración venezolana ha experimentado una transformación notable en las últimas dos décadas, con un cambio significativo en la dirección de flujo hacia Estados Unidos. Anteriormente centrada en naciones latinoamericanas, esta migración ha visto un vertiginoso incremento en su destino hacia el país del norte.
Este cambio de paradigma ha desencadenado una serie de desafíos y riesgos para los migrantes venezolanos, quienes se enfrentan a una travesía llena de peligros y obstáculos en su camino hacia una nueva vida.
Un estudio del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) y la Red de Activistas Ciudadanos por los Derechos Humanos (Redac) determinó que en 20 años la población de migrantes venezolanos aumentó cerca de 600 % en Estados Unidos, y cada vez son más las personas que piden asilo o refugio en esa nación.
Ruta migratoria: Desafíos y peligros
El trayecto hacia Estados Unidos implica atravesar al menos siete países y enfrentar diversas rutas migratorias peligrosas, como la frontera colombo-venezolana y la selva del Darién. Esta travesía expone a los migrantes a una multitud de riesgos, desde condiciones naturales adversas hasta amenazas de grupos criminales y la posibilidad de ser víctimas de trata de personas.
La frontera entre Estados Unidos y México se ha ganado la reputación de ser «la ruta terrestre más peligrosa del mundo», con cientos de desapariciones y muertes registradas anualmente.
Extorsión y maltrato
Una vez en suelo mexicano, los migrantes venezolanos enfrentan extorsiones por parte de funcionarios de migración y grupos criminales. A menudo, se ven obligados a pagar sumas exorbitantes para evitar ser detenidos o deportados, a pesar de haber cumplido con los trámites legales pertinentes.
Además, los centros de detención en México son denunciados por su trato inhumano, equiparables a prisiones, donde la falta de reparación a las víctimas de tragedias como el incendio en Ciudad Juárez evidencia la negligencia de las autoridades.
Redes criminales en la Frontera
En la frontera entre Reynosa y Nuevo Laredo, se ha identificado la presencia de redes criminales que operan en complicidad con empresas de transporte, obstaculizando el acceso legal de los migrantes a zonas fronterizas.
Estas organizaciones, junto con otras 200 identificadas en la zona suroeste de la frontera, se dedican al secuestro y trata de personas, exacerbando la vulnerabilidad de los migrantes en su búsqueda de seguridad y oportunidades.
El incremento exponencial de la migración venezolana hacia Estados Unidos evidencia la urgencia de abordar esta crisis humanitaria desde una perspectiva integral y cooperativa.
Es imperativo que los gobiernos de la región y la comunidad internacional trabajen en conjunto para implementar medidas que protejan los derechos de los migrantes, garantizando rutas seguras y una recepción digna en los países de destino.
Asimismo, es fundamental que se investiguen y sancionen las redes criminales que explotan la vulnerabilidad de los migrantes, asegurando la justicia y la protección de aquellos que buscan una vida mejor.
La solidaridad y la acción coordinada son esenciales para enfrentar los desafíos planteados por esta crisis migratoria y construir un futuro más humano y justo para todos.