EL VENEZOLANO COLOMBIA | PULZO
La lentitud de la administración italiana ha llevado a decenas de extranjeros a dormir durante semanas en las calles de Roma, en pleno invierno y bajo la lluvia, para conseguir alguna de las escasas citas que permiten iniciar el proceso de asilo político.
“No entendemos que tengamos que dormir en la calle para ser atendidos por la administración de un país europeo”, señala a EFE el ciudadano peruano Fernando Morales, después de pasar cuatro semanas acampado junto a la oficina de Migración de Tor Sapienza, en las afueras de la ciudad.
Para lograr turno, al igual que él, muchos inmigrantes han llegado a aguantar hasta un mes en el estrecho andén de una carretera transitada, cobijados bajo mantas y varias lonas de plástico que les protegían del agua y de las bajas temperaturas, muchas veces cercanas a los 0 grados.
Morales (apellido ficticio porque él no quiere que se le identifique), de 18 años, llegó a Italia junto a su primo de 21 huyendo de las tensiones sociales y políticas que asolan desde hace tiempo a Perú.