EL VENEZOLANO COLOMBIA | INFOBAE
Desde la primera llamada de un número con código colombiano (+573184080419 y al 3182106431) llegó la incertidumbre, el miedo y las lágrimas de los familiares de un grupo de músicos venezolanos, en el que iban seis adultos y una niña del estado Barinas, que pasaron a territorio colombiano contratados para hacer “toque en un evento”.
La falta de confianza en las autoridades de la frontera y la amenaza de que serían asesinados por irregulares, favorecieron que la familia del grupo de músicos se apresurara a rematar bienes, pedir prestado y usar sus ahorros para pagar lo que el delincuente Zorrín solicitó: 5 millones de pesos colombianos por cada persona.
Barinas, es uno de los estados del bravío llano venezolano, que desde hace años fue azotado por la guerrilla venezolana Fuerzas Bolivarianas de Liberación autonombradas después Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FBL-FPLN), que fue arrasada, por lo menos en Santa Bárbara de Barinas, por el empoderado grupo guerrillero colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Nueve adultos del grupo de músicos, entre ellos Diumary Mora, José Gregorio Cordero, José Apolinar Peña, Javier Pernía, Albert Torres, José Molina, José Rodríguez (El Indio), su esposa Manari Remolina y su hija de 12 años.
A José Rodríguez “El Indio” lo llamó, tres días antes, desde Colombia, un individuo llamado Teodulfo para contratarlo y que hicieran un toque en una finca privada en El Tame, Colombia. El grupo de músicos se organiza de inmediato. Con casi 20 años trabajando, se consideran casi una familia.
“Teodulfo cuando llama dice que viene recomendado de Francisco Aquino, quien también es folclorista, vive en Guasdualito y trabaja en una empresa. A Aquino es a quien primero llaman, pero como él ya estaba comprometido les dijo que conocía a un músico de confianza, el popular Indio; es él quien suministra el número y Teodulfo llama a José Rodríguez con las referencias”.
El acuerdo económico debió ser atractivo porque así se acuerda el toque con los músicos, incluyendo a los cuatro de Santa Bárbara de Barinas, municipio Ezequiel Zamora del estrado Barinas, también con un cantante que a su vez contacta a una cantante de Socopó, municipio Antonio José de Sucre, Barinas. En conclusión, fueron cuatro cantantes, cuatro músicos, la esposa de El Indio y la niña. Teodulfo da las coordenadas de dónde llegar en Arauca. “A la Plaza Bolívar”.
Mientras los músicos se encontraban en el hotel en Tame, alias Zorrín, quien se identificó como comandante del ELN, mantenía comunicación con los familiares de las 10 personas, especialmente con la madre de Albert, pedía cinco millones de pesos (casi USD 1.100) por cada uno y amenazaba con matarlos.
Conversaciones entre alias Zorrín y la madre de uno de los músicos secuestrados
Dejen todo por seguridad
Ya en el lugar el grupo de músicos recibe una nueva indicación: deben ir hasta el Terminal, porque la persona que una persona allí les entregaría unos medicamentos. El grupo de músicos venezolanos desayuna algo ligero; serían las 9:30 a 10:00 de la mañana.
“Luego de 20 minutos de esperamos llegaron dos mujeres; una de ellas gordita, bajita y de piel oscura, la otra, blanca. Giran las instrucciones. El del teléfono (Teódulo) vuelve a llamar. Nos dice que debemos dejar las pertenencias; teléfonos, relojes, anillos”, dice una de las víctimas, quien explica que uno de ellos también dejó dos millones de pesos (más de 430 dólares) y 100 USD, que había llevado por si tenían algún imprevisto con los vehículos que llevaban.
Casi a las 11 el grupo de músicos parte hacia Tame, donde debían esperar las coordenadas precisas del lugar del toque. “Llagamos a Tame como a las 5 de la tarde; los carros iban a 80 kilómetros más o menos porque la carretera está en muy malas condiciones”.
“En Tame, dimos la vuelta en una redoma y nos estacionamos en una venta de pollos asados. Teódulo vuelve a llamar y le dice a José Rodríguez que envíe las fotos de los que íbamos en el grupo, agregando que él no podía enviar fotos porque estaba manejando. El individuo solicitó que se le enviara el nombre un familiar de cada uno”.
Los músicos que saben de la existencia de los diversos grupos irregulares, en ambos lados de la frontera, pensaron que eran medidas normales de seguridad. “Después de enviarles las fotos nos dicen que la actividad de toque ya no sería el martes ni el miércoles en la finca llamada Los Cocos, a unos kilómetros de Tame. El Indio, que no entregó todo el dinero, cuando nos pidieron que nos guardarían todo con los teléfonos, había guardado 250 mil pesos (54 U$D), lo que nos permitió comprar cinco pollos asados”.
Quedaron en buscarlos al día siguiente, a las 4:00 AM, en el hotel, que queda detrás de la venta de pollos. Le pidieron a José Rodríguez, el único a quien le permitieron conservar el teléfono para que Teódulo se comunicara, que debía apagarlo y que lo activara a las 8 de la noche. “Así fue, y cuando José prendió el teléfono, de inmediato lo llama Teódulo diciendo que no nos buscarán a las 4:00 AM sino a las 7:00 AM, aproximadamente”.
Apágueme el teléfono
Los músicos, quienes estaban distribuidos en cuatro habitaciones, se incomodaron porque al hotel llegó una persona armada, que ellos no sabían quién era, por lo que decidieron quedarse en las habitaciones. “Solo alcanzó para tomamos un café al frente del hotel, porque ya no teníamos dinero. José prende el teléfono y de inmediato Teódulo llama y le dice: ‘señor Rodríguez, le agradezco que me apague ese teléfono. Nosotros estamos más cerca de lo que se imaginan. Apágueme el teléfono y que nadie salga de ahí”.
Afortunadamente, a las 10 de la mañana, uno del grupo de músicos decidió salir a llamar a su esposa. A 100 metros del hotel encontró a una muchacha que le prestó el teléfono; su esposa le dijo ‘todo está listo’, dando por hecho que los músicos estaban secuestrados en manos del ELN.
Albert Torres también se animó para salir a llamar a su mamá, quien sin haber dormido nada desde que recibió la primera llamada de extorsión le dijo: “sé que están ahí con las FARC”. Ante la extrañeza de Torres, una de las hermanas, que estaba junto a la señora le informa lo de las llamadas del secuestro y la solicitud del dinero. “Aquí hemos estado luchando por conseguir el dinero que piden por ustedes”.
De inmediato, todo el grupo de músicos al conocer lo que estaba sucediendo decide salir de inmediato del hotel. “No teníamos con qué pagar, pero se le explicó a la señora del hotel lo que pasaba y se le quedó debiendo. Salimos corriendo para los vehículos que llevamos, un Fiat y un Kia. Era cerca del mediodía. Rodamos muchísimo; gracias a Dios que le habíamos echado combustible a los vehículos antes de salir de Guasdualito (capital del municipio Páez del estado Apure)”.
Las carreteras son muy desoladas. “En un lugar vimos ‘alquiler de wifi’ o algo así. Ahí tratamos de comunicarnos con nuestros familiares. Ahí nos enteramos de que ya habían entregado el dinero a las 6 de la mañana; ellas habían salido de Santa Bárbara de Barinas a la 01:00 de la madrugada para llegar a Arauca a la hora que los citaron, a las 5:00 de la madrugada”.
Los músicos continuaron rumbo hacia la línea fronteriza. Pasaron dos alcabalas del Ejército colombiano, donde no dijeron nada por temor. “Llegando a Arauca, en un retén de la Policía, nos pararon y nos preguntaron varias cosas; simularon que no sabían nada, pero ya ellos tenían información porque en las redes se había filtrado algo”.
Un funcionario de la Policía les hizo preguntas sobre los carros, sobre la procedencia y con una excusa ordenó subir los dos carros en una grúa de plataforma y les brindó apoyo hasta el puente que divide a Colombia de Venezuela, específicamente a Arauca de Apure. A los músicos los llevaron, casi a las 7 de la noche, para el Comando Policial de Arauca. “Nos tuvieron casi cuatro horas entrevistándonos. Ahí nos dijeron que el tipo ese que nos llamó es un individuo que está preso en Colombia”, dijo para finalizar una de las personas que integraban el grupo de músicos. Finalmente los llevaron hasta el puente para que pasaran a territorio venezolano y desde ahí dirigirse hacia el reencuentro con sus familiares.