EL VENEZOLANO COLOMBIA | ANALÍTICA
La población padece. Aspira y necesita un cambio en la conducción nacional. En el calendario está esa oportunidad de cambio. Las elecciones presidenciales son el canal, más realista y deseable, para que esa esperanza se materialice.
El espectro político opositor sabe que tiene la principal responsabilidad para que ese cambio cristalice. Es su responsabilidad presentar una oferta electoral que entusiasme al elector y que evite la dispersión de su voto, conjurando la promoción de la división y la abstención desarrollada desde Miraflores.
En ejercicio de esa responsabilidad se ha constituido una Comisión Nacional de Primarias para organizar un proceso comicial que permita al ciudadano participar en la decisión de quién debe representar el anhelo de cambio que recorre Venezuela. Esas primarias apuntalarán la ruta para evitar la dispersión de voto de los millones de ciudadanos descontentos.
La cuidadosa selección de destacadas personalidades de la sociedad civil para integrar esa Comisión, y las decisiones que han tomado, han fortalecido la esperanza de alcanzar una opción unitaria que represente al conjunto de los factores que aspiran a un mejor país.
Los abajo firmantes queremos ratificar nuestro respaldo y respeto por esa comisión, por su autonomía y por su valiente y serena disposición de no dejarse presionar por quienes de manera indebida pretendan crear un clima de opinión pública para que se diseñe una primaria como un traje a la medida de algún sector o candidatura.
Presionar al árbitro es reproducir la Venezuela que se quiere superar.
Lo que decida la Comisión de Primarias vamos a respetarlo, todos deben respetarlo; aunque a veces guste y a veces no. Quienes la integran tienen nuestra confianza. Y tienen nuestra confianza y respaldo, porque estamos convencidos de que entienden que no están allí para complacer peticiones calculadas de algún sector o candidatura; sino para diseñar y conducir unas elecciones limpias, justas, competitivas e incluyentes.