Familiares de migrantes venezolanos desaparecidos en el Caribe claman por ayuda a autoridades colombianas

◉ Los parientes de los desaparecidos el 17 de diciembre en la isla de San Andrés aseguran que, por ser ilegales, los olvidan y ya son tres los casos que involucran a más de 60 venezolanos

EL VENEZOLANO COLOMBIA | CRÓNICA UNO

Una nube de incertidumbre y dudas embarga a familiares de 23 venezolanos que abordaron una lancha desde la isla de San Andrés en Colombia, con destino a Nicaragua, desde donde emprenderían camino hacia Estados Unidos el 17 de diciembre de 2022. Dos tachirenses se encuentran en ese grupo.

Jaqueline Velazco y su hija Grecia Roa dejaron El Piñal, municipio Fernández Feo, para reencontrarse con José Roa, esposo y padre, quien vive en Estados Unidos.

Familiares, quienes pidieron reservar su identidad, conversaron, al cumplirse un mes de la desaparición de las migrantes y no tener noticias de su paradero.

Uno de los parientes indicó que ellas partieron hacia la isla de San Andrés el 8 de diciembre y de allí fueron deportadas por Migración Colombia. Sin embargo, no las hicieron abordar ningún avión. Tuvieron entonces la oportunidad de escabullirse y regresar para pagar 1400 dólares más por cada una por un nuevo paquete de viaje que consistía en zarpar hacia la Isla de Maíz.

Al parecer la lancha que los iba a llevar a ellos no estaba cuadrada con la Guardia Costera y quienes no pagan o se alinean con los encargados de esas cosas marítimas son devueltos. Jaqueline fue deportada el 11 de diciembre”, dijo.

Aseguró el familiar que funcionarios de Migración no hicieron el procedimiento correspondiente. “El deber ser era montarla en el avión, pero lo que hicieron fue hacerse de la vista gorda y ella se escapó”.

Destacó, que Jaqueline y Grecia partieron en la lancha con el resto del grupo a la 1:00 a. m. del 17 de diciembre de la isla de San Andrés, hora de zarpe de estas embarcaciones ilegales. Aseguró que una de las normas para abordar estas lanchas es tener los teléfonos apagados y no tomar fotos.

Las lanchas no tienen números ni letras que los identifiquen, señaló el informante.

“Me voy a subir a la lancha, voy a apagar el teléfono”, les dijo Jaqueline a sus familiares. Esa fue la última vez que supieron de ellas.

Angustia y falsas informaciones

Desde el momento en que zarpó la lancha se inició el calvario tanto para los parientes de las tachirenses, como del resto de los migrantes que iban en esa embarcación. Las autoridades les dicen que ya van a aparecer, pero nadie ha dado con su paradero.

“El domingo comenzaron con una supuesta búsqueda y comenzaron a hablar de los desaparecidos del 12 de octubre”.

Y es que este no es el primer bote que se “traga” el mar en esa misma ruta. En octubre, otra embarcación desapareció con 13 venezolanos a bordo. La lancha de nombre Reyshell, de bandera colombiana, zarpó a Isla de Maíz en Nicaragua y tampoco llegó a su destino.

El 5 de octubre también se registró la desaparición de más de 20 migrantes en esa misma ruta.

Denuncian que muchos inescrupulosos se aprovechan de la necesidad por hallar a sus familiares, y exigen hasta 10.000 dólares a cambio de una información que nunca llega, incluso otros los contactan para decirles que están secuestrados y cuando pagan el rescate, desaparecen.

Tampoco colaboran con información los lancheros de la zona, a quienes también se les conoce como coyotes. “Ellos dicen que están bien, que tengamos paciencia, que van a aparecer, que están con vida”.

Los familiares lamentan que las autoridades colombianas no presten más ayuda en la búsqueda; aunque les dicen que lo están haciendo, los pescadores de las costas colombianas les aseguran que no es así.

Las autoridades dijeron a algunos familiares que estuvieron en la isla que no podían estar ahí. En lugar de colaborar, dicen que ellos salieron ilegales, que nadie los mandó a montarse en esas lanchas”, indicó el informante.

No hay cuerpos

Lo que más suspicacia les causa a los familiares de los desaparecidos es que no se ha visto ningún cuerpo y los pescadores, por experiencia, les aseguran que sin importar dónde es el naufragio, siempre aparecen los cuerpos flotando en el mar, así sea en estado de putrefacción a los días.

“En este caso son 28 personas en una embarcación, 15 de otra y 22 más de otra y ningún cuerpo aparece. Nos dicen que es una zona de tiburones, pero ni un chaleco rasgado aparece. Solo aparecen bolsos en bolsas bien selladas, como si las hubiesen amarrado para hacer creer que se ahogaron”, dijeron los parientes.

El pasado 27 de diciembre, pescadores recuperaron una embarcación, así como pertenencias de varios de los que iban en el bote que zarpó el 17 de diciembre: pañales, documentos, ropas y juguetes de bebé estaban dentro de bolsos que a su vez iban dentro de bolsas plásticas.

Una de las hipótesis que cobra fuerza es que sea un caso de trata de personas. Los familiares suponen que les dicen que se ahogaron para que se resignen y no ahonden en el tema.

A gritos piden ayuda para saber del paradero de estas personas. “No es posible que más de 65 personas pasen por lo mismo y se desaparezcan así de la nada”.

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