EL VENEZOLANO COLOMBIA | EL COMERCIO PERÚ
Los efectos positivos de la migración para las comunidades de acogida están largamente documentados a nivel mundial, aunque poco se habla de ellos. Si se gestionan ordenadamente, los grandes flujos migratorios, como el venezolano, pueden generar beneficios a nivel social, económico y cultural para los países que los reciben.
En el caso del Perú, son varios los estudios que demuestran el impacto de la migración venezolana en el crecimiento económico del país y los beneficios que la integración social y económica de esta población puede traer al desarrollo.
Alrededor de 1,6 millones de refugiados y migrantes de Venezuela residirán en el Perú hacia finales del 2023, de acuerdo con estimaciones de la plataforma R4V. Aunque más del 75% de la actual población refugiada y migrante venezolana vive en Lima, ya está presente en 17 de las 24 regiones del país, dejando definitivamente atrás la hipótesis de que este sería un proceso migratorio temporal.
Un estudio de la Cámara Empresarial Venezolana Peruana (Cavenpe) y la fundación Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS) muestra que, a pesar de la pandemia, la población refugiada y migrante de nacionalidad venezolana aportó al fisco alrededor de S/139 millones y contribuyó con el 0,02% del PBI en el 2020.
Ese mismo año, por concepto de impuestos relacionados al consumo, como el IGV y el ISC, la migración venezolana generó ingresos para el fisco peruano por al menos S/273,6 millones y S/35,5 millones, respectivamente, que en conjunto equivalen a US$88,3 millones y al 0,043% del PBI peruano.
En términos de productividad, el principal impacto en la economía del Perú está relacionado con el capital humano. Los refugiados y migrantes de Venezuela que han llegado al país son una población mayoritariamente joven, en edad de trabajar, con un nivel educativo superior en promedio al de la población local y dispuesta a recolocarse en otras ciudades o regiones del país por motivos laborales.
La última Encuesta a Población Venezolana residente en el Perú (Enpove 2022), realizada por el INEI, arrojó que el 31,8% de los mayores de edad tiene estudios de educación superior (universitarios y/o superiores técnicos) terminados. Entre ellos, profesionales del área de ingeniería, industria y construcción (22,9%), educadores (19%) y administradores de empresas (16,7%), que podrían ayudar a cerrar la brecha de profesionales requeridos en las diferentes regiones del país y contribuir en mayor medida al desarrollo económico sostenible del Perú.
Si estos profesionales calificados hubiesen estudiado en el Perú, desarrollar este capital humano le habría costado al Estado Peruano alrededor de S/13 mil millones, según el estudio Cavenpe-KAS.
En el marco del Día Internacional del Migrante, conmemorado el pasado 18 de diciembre, es importarte insistir en que la migración puede ser beneficiosa para todos si se gestiona de manera segura, ordenada y regular, tal y como propone el Pacto Mundial para la Migración con su marco de cooperación de 23 objetivos en los que, a solicitud del Perú, es considerado como uno de los países precursores del mismo.
En la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estamos convencidos de que la migración es un motor de desarrollo que contribuye a la sociedad en su conjunto como una importante fuente de capital, trabajo, conocimiento, diversidad cultural, tecnología y comercio para los países. Sin embargo, solo aquellas personas que consigan regularizar su situación migratoria e integrarse en el tejido laboral del país podrán aportar de manera más directa y beneficiosa con su conocimiento, trabajo y entusiasmo para contribuir aún más a la prosperidad de la nación y comunidades que las han acogido.