EL VENEZOLANO COLOMBIA | LA REPÚBLICA
La frontera entre Colombia y Venezuela completa cerca de dos semanas abierta, lo que ha permitido, gradualmente, reanudar las relaciones comerciales de manera formal. Al respecto, Carlos Fernández Gallardo, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela, aseguró que en un año se podrían intercambiar hasta US$1.200 millones.
Para el líder de la entidad, los alimentos e industria química movería la mayor parte de las relaciones, mientras que las tiendas de barrio de ambos países serían las más beneficiadas, lo que a su vez ayudaría a reducir la informalidad y el contrabando.
¿Cómo se ha desarrollado el flujo comercial desde que se reabrió la frontera?
Todavía es un poco prematuro para tener cifras duras sobre cómo ha sido el intercambio, pero sí podemos hablar de elementos subjetivos. El solo retorno a la formalidad del tema comercial, el cual no estaba cerrado, sino que se mantenía sin los puentes, es un logro.
Hoy se está viendo más como un comercio fronterizo en la medida en que se vaya retomando la institucionalidad para que se establezca la formalidad necesaria para el caso de las importaciones y exportaciones. El intercambio podría llegar a US$1.200 millones en solo un año. Pudiera ser un poco más si logramos restablecer la interconexión eléctrica y gasífera.
¿Qué redes se habilitarían?
Esta interconexión existe hace muchos años y hay toda una línea de interconexiones que comunican el Norte de Santander de Colombia con el estado de Táchira. También tenemos, aunque bastante deteriorada, una interconexión entre La Guajira y el estado de Zulia en Venezuela. Así mismo hay una conexión gasífera que sale de la región autónoma Falcón y que a través de allí conecta con el resto de gas colombiano.
¿Cuáles productos son los que más se comercializan?
Creo que no se van a repetir los esquemas de 2008, cuando se intercambiaron US$7.200 millones entre los dos países. La oferta exportable de Venezuela ha cambiado mucho porque se han perdido muchas de esas capacidades que se tenían cuando se comerciaban insumos siderúrgicos y petroquímicos no polímeros.
Estos sectores están muy afectados por la falta de energía y expropiación, peros se han desarrollado una serie de competencias y capacidades en el sector de alimentos, ganadero, artículos personales, servicios y turismo, a lo cual se ha sumado la conexión aérea, la cual se ha vuelto mucho más frecuente en términos de volumen.
¿Cómo va a impactar el intercambio a las pequeñas y medianas empresas?
El libre comercio al final va a impactar positivamente a todo. Obviamente van a haber unos sectores más ganadores y otros menos beneficiados. Las pequeñas tiendas de ambos países se van a ver beneficiadas por la oferta de distintos productos. De Colombia llegarán elementos que no tenemos y que podrían llegar con mejores precios, y lo mismo podría generar a la inversa hecho que le terminaría generando una mayor autonomía a ambos comercios. Esto va a terminar tocando positivamente al consumidor masivo.
¿Qué reto hay entre las relaciones comerciales?
Tenemos que identificar cuáles van a ser los sectores menos favorecidos para darles opciones de capacidad e infraestructura. El reto tiene que verse a largo plazo y tenemos que verlo como un comercio binacional en el que se incluyan las inversiones, proyectos conjuntos y los mercados en común. Debemos seguir insistiendo en el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina y retomar la discusión en torno a una zona de libre comercio. La institucional que allí existe
¿Qué viene ahora?
Debemos empezar a trabajar en la promoción de inversiones, lo cual va a generar una mayor recuperación económica.