EL VENEZOLANO COLOMBIA
A un año del femicidio de una joven venezolana, asesinada de 47 puñaladas frente a su pequeño hijo en una departamento del barrio porteño de Flores, en Argentina, se espera que la Justicia fije la fecha de inicio del juicio oral que tendrá en el banquillo de los acusados a la pareja de la víctima, informaron este domingo fuentes judiciales.
La causa que tiene al barbero José Antonio Rangel Moyeton (29), también venezolano, imputado de «homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por ser cometido por un hombre contra una mujer en un contexto de violencia de género y con ensañamiento» de la esteticista Mayerling Mariana Blanco Bravo (25), ya fue elevada a juicio por el fiscal Nacional en lo Criminal y Correccional 12, Martín López Perrando.
Voceros judiciales informaron que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 17 será el encargado de llevar adelante el debate, para el cual todavía no fijó fecha de inicio.
En el requerimiento de elevación a juicio, al cual se tuvo acceso, el fiscal López Perrando dio por probado que en «el marco de la discusión desatada el 18 de abril (de 2021) José Antonio Rangel Moyeton, consecuente con la violencia y amenazas ya proferidas, dio muerte a la víctima, propinándole 47 puñaladas en el hogar que compartían, delante de su hijo de tres años de edad, dejándola tapada con colchones y mantas, retirándose del lugar a sabiendas del estado agonizante de la misma».
Entre las pruebas que destacó el representante del Ministerio Público Fiscal (MPF) se encuentra el testimonio de la cuñada de Blanco Bravo, quien vivía en el departamento 8 de la planta baja del edificio ubicado en la calle Yerbal 2984, en Flores, junto a su hermano, la víctima y el niño de 3 años producto de la relación de pareja entre ambos.
Rangel Moyeron está imputado por «homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por ser cometido por un hombre contra una mujer en un contexto de violencia de género y con ensañamiento»
De acuerdo a su testimonio, ese 18 de abril, a las 18, regresó al inmueble y encontró a su hermano en la puerta del edificio junto a su hijo, y le dijo que había discutido con Blanco Bravo y que se quería ir del lugar con el menor.
Según su declaración testimonial, la joven se opuso y se quedó con el niño en el lugar, quien de manera espontánea le dijo que «papá le pego a mami y le puso un cuchillo» y que «su madre se había agarrado la panza y que cayó al suelo» (sic).
Al ingresar al departamento, advirtió que estaba muy desordenado y luego en una habitación encontró manchas de sangre y luego halló a su cuñada, que estaba tapada con un colchón y sábanas, y sin signos vitales.
Otro de los elementos que tuvo en cuenta el fiscal López Perrando fue el informe de la autopsia, que determinó que la joven venezolana presentaba 47 lesiones de arma blanca en cráneo, cara, cuello, tórax y en los miembros superiores, éstas últimas de carácter defensivas.
Asimismo, los médicos forenses indicaron que la herida mortal fue la encontrada en la mama derecha, que ingresó a la cavidad torácica y perforó el pulmón, lo que derivó en una hemorragia interna y externa.
«Se entiende que existía una relación conflictiva entre la víctima y victimario, que no era la primera vez que discutían, que tenían fuertes y violentas discusiones, siendo la mujer víctima de reiterados maltratos físicos por parte del causante, que como es lamentablemente común y por temor a represalias y a perder a su hijo en común , la misma no había formalizado denuncias», sostuvo López Perrando.
En cuanto a Rangel Moyeton, el fiscal aseguró que «no solo sorprendió a la víctima con un cuchillo clavándole en su cuerpo cuarenta y siete puñaladas, sino que a sabiendas que la misma estaba falleciendo, la deja tirada en el suelo, la cubre con sábanas y un colchón para luego lavarse, cambiarse la ropa, huir de la escena del crimen por más de cuatro días, esconderse en un hotel, falsear la identidad, y elucubrar una posible entrega con beneficios».
Por su parte, el imputado fue detenido tres días después del femicidio, luego de un allanamiento realizado en el hotel «Atlantic», ubicado en Castelli 45, del barrio porteño de Balvanera, por efectivos de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad.